Ceder Al Poder sanador de Dios por medio de la oración es uno de los aspectos fundamentales del cristianismo. La oración eleva el pensamiento a una altura donde se siente claramente la presencia de Dios, de la Verdad y el Amor; donde uno está consciente de la bondad omnímoda de Dios. Cuando el pensamiento cede a lo divino, se produce la curación.
Hay épocas en las que estamos tan conscientes del amor de Dios — tan en armonía con El — que la curación es instantánea. En otras ocasiones, podemos necesitar ayuda para percibir, con absoluta convicción, la realidad de la totalidad de Dios y del hombre como Su imagen. Es entonces cuando podemos orar utilizando como herramienta el argumento mental.
El argumento basado en la oración niega las sugestiones del sentido material (lo que los cinco sentidos físicos nos dicen) y afirma las verdades del sentido espiritual (lo que Dios nos dice). El sentido material insiste en que el hombre es un mortal frágil, sujeto a la enfermedad. El sentido espiritual trasciende lo que informa el sentido material y nos permite discernir la imagen de Dios, que es espiritual y perfecta, fuerte y libre, exenta de enfermedad. Cristo Jesús, el Metafísico por excelencia, nos dijo: "Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público". Mateo 6:6. Al comentar acerca del consejo de Jesús en Ciencia y Salud, la Sra. Eddy escribe: "Para orar como se debe, hay que entrar en el aposento y cerrar la puerta. Tenemos que cerrar los labios y silenciar los sentidos materiales. En el santuario tranquilo de aspiraciones sinceras, tenemos que negar el pecado y afirmar que Dios es Todo".Ciencia y Salud, pág. 15.
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