De acuerdo con la tradición, todo comenzó alrededor de 1515, en la Posada del Caballo Blanco, cerca de la Universidad de Cambridge, en Inglaterra. Un grupo de jóvenes universitarios, conferenciantes sobre la teología y los estudios de la Biblia, se reunían allí con regularidad para hablar sobre las ideas "heréticas" de Lutero.
De este grupo saldrían algunos de los líderes más destacados del movimiento Protestante en Inglaterra, hombres como el traductor de la Biblia, Miles Coverdale, y el futuro arzobispo de Canterbury, Thomas Cranmer. Pero ninguna de las figuras de este grupo dejaría una marca más indeleble en el futuro de la Iglesia de Inglaterra, que un joven y sincero estudioso de las Escrituras llamado William Tyndale.
Nacido en Gloucestershire, Tyndale obtuvo su maestría en Oxford, donde estudió hebreo y griego. Fue entonces que se desarrolló en él el amor que durante toda su vida sintió por la Biblia. Alrededor de 1515, dejó Oxford para estudiar griego en Cambridge con el famoso erudito Erasmo. Allí los radicales de la Posada del Caballo Blanco encendieron en él la pasión de que la Palabra de Dios llegara a todos los habitantes de Inglaterra, y no sólo a unos pocos privilegiados. Tal como les prometió a sus adversarios: "Si Dios me perdona la vida, en pocos años yo haré que el muchacho que conduce un arado sepa sobre las Escrituras más que vosotros".
LA BIBLIA DE WICLEF
Si bien Juan Wiclef había traducido la Biblia al inglés hacía más de un siglo, Wiclef no sabía hebreo ni griego. De modo que su Biblia era simplemente una traducción al inglés de la Vulgata latina que estaba llena de defectos. Además, en 1408 las autoridades de la Iglesia habían prohibido al pueblo leerla, "bajo pena de la más rigurosa excomunión".
Tyndale sabía que el común de la gente de Inglaterra estaba hambrienta por tener una Biblia completa en su propio idioma, una Biblia a la que pudieran acceder y tener en sus propios hogares. El sabía que las nuevas y maravillosas prensas de imprimir, desarrolladas en Europa, hacían que eso fuera una posibilidad real. Juan Gutenberg imprimió la primera Biblia completa — una edición de la Vulgata — en alemán en 1455. En 1470 William Caxton llevó proceso de imprenta a Inglaterra.
Por otras razones, también era el momento preciso para preparar una Biblia en inglés. En 1453, cuando Constantinopla, capital del Imperio greco-cristiano, cayó bajo los conquistadores turcos musulmanes, los más destacados eruditos de la Biblia huyeron del oriente hacia Europa, trayendo con ellos su comprensión de los textos originales de las Escrituras en griego y en hebreo.
Estos eruditos griegos provocaron un torbellino de estudios bíblicos, tanto en el continente como en Inglaterra. Erasmo publicó su edición revolucionaria del Nuevo Testamento griego en 1516, mientras Tyndale estudiaba bajo sus órdenes en Cambridge. Durante este período, también aparecieron por toda Europa ediciones impresas en lenguas vernáculas: español, danés, holandés, eslavo, bohemio, ruso, italiano y francés.
EL NUEVO TESTAMENTO DE TYNDALE
Alrededor de 1520, Tyndale se sintió tan frustrado por el conservadorismo del clero, que estaba totalmente convencido de la necesidad de que hubiera una reforma en la Iglesia. El sintió que una nueva versión de las Escrituras podría dejar al descubierto la corrupción del clero y mostrar a la gente cuan apartada estaba la Iglesia de la verdad de la Biblia. Tyndale se fue a Londres con la esperanza de que el obispo Cuthbert Tunstall lo ayudara a realizar su sueño de producir una Biblia en inglés.
Tunstall, un hombre de la Iglesia de la línea dura, lo recibió con frialdad. Pero en Londres, un rico comerciante de telas llamado Humphrey Monmouth, le permitió a Tyndale permanecer en su casa durante seis meses, mientras comenzaba la traducción del Nuevo Testamento del texto griego de Erasmo, y de la Biblia en alemán de Lutero.
Tyndale hacía vida de ermitaño, trabajando día y noche. Pero con el tiempo comenzó a sentir que la atmósfera en Inglaterra le era demasiado hostil. En 1524 fue a la ciudad libre de Hamburgo, Alemania. Es casi seguro que Tyndale pasó un tiempo con Martín Lutero en Wittenberg.
EL NUEVO TESTAMENTO ENTRA A INGLATERRA DE CONTRABANDO
Una vez que hubo terminado su Nuevo Testamento en abril de 1525, Tyndale imprimió en secreto dos ediciones del mismo en Worms y los envió a Inglaterra escondidos en fardos de tela.
En Inglaterra, el Nuevo Testamento de Tyndale causó sensación. La gente quedó encantada con él y compró los textos de a miles. Pero las autoridades de la Iglesia se enfurecieron. El obispo Tunstall dijo que en la traducción había dos mil errores. Su principal objeción fue la inclinación antieclesiástica de la misma, haciendo notar que Tyndale tradujo la palabra iglesia como "congregación", y sacerdote como "anciano". Asimismo, encontró detestables las introducciones y los comentarios marginales de Tyndale, la mayor parte de los cuales criticaban al Papa y a la Iglesia Romana.
El obispo Tunstall decretó que todos los libros del Nuevo Testamento de Tyndale fueran destruidos y el rey Enrique VIII dijo que la traducción "había sido preparada simplemente para infectar a la gente". Las autoridades de la Iglesia, muy agitadas, quemaron los libros en forma masiva en Londres, Oxford y Amberes. La campaña para erradicar la Biblia de Tyndale fue tan exitosa que de las 18.000 obras editadas entre 1525 y 1528, en la actualidad quedan sólo dos ejemplares fragmentados.
Durante el corto tiempo que circuló en Inglaterra, el Nuevo Testamento de Tyndale ganó un lugar permanente con el pueblo. Sus palabras eran frescas y líricas, transmitiendo el significado puro de las Escrituras en inglés como nunca había sucedido antes. Su simplicidad llegaba directamente al corazón.
Continuando con su obra, Tyndale se iba mudando de una ciudad europea a otra para evitar ser capturado por las autoridades de la Iglesia. En un momento dado naufragó en las costas de Holanda y perdió su traducción del Deuteronomio. Mas él continuó viaje hacia Amberes, donde volvió a traducir el Deuteronomio y terminó la traducción del Pentateuco y del libro de Jonás.
En Amberes, Tyndale conoció a Henry Phillips quien confesaba ser un ardiente defensor de la Reforma, pero en realidad, Phillips era un católico romano devoto. En consecuencia, traicionó a Tyndale, poniéndolo directamente en manos de las autoridades imperiales, quienes lo pusieron en prisión en el Castillo Vilvorde, en las afueras de Amberes.
A pesar de hallarse en prisión, Tyndale siguió adelante con su tarea. Es probable que completara la traducción de un manuscrito de Josué, Jueces, Rut, Samuel, Reyes y Crónicas.
Un año más tarde, en 1536, Tyndale fue juzgado por herejía y condenado a muerte. Enrique VIII, que siempre consideró a Tyndale como un enemigo, no hizo nada para ayudarlo. De manera que la ejecución fue inevitable. Fue ahorcado y luego quemado en la estaca. Sus últimas palabras fueron: "Señor, abre los ojos del rey de Inglaterra".
En el mismo momento en que Tyndale pronunciaba esas palabras, los ojos del rey fueron realmente abiertos para apreciar el valor de la publicación de la Biblia de Tyndale, incluso con el agregado de su firma real como señal de aprobación. Thomas Cranmer había sido nombrado hacía poco arzobispo de Canterbury. Junto con Thomas Cromwell, el principal consejero del rey, Cranmer emprendió la causa a favor de la Biblia de Tyndale en inglés.
Cranmer siempre había amado las Escrituras. En Cambridge, pasó tres años enteros abocado al estudio de la Biblia y exigía que sus estudiantes fuesen expertos en las Escrituras. En 1534, dos años antes de la muerte de Tyndale, Cranmer y sus obispos le habían pedido al rey que se hiciera una nueva traducción de la Biblia que estuviera al alcance de todo el pueblo. Pero lo que en realidad deseaban era que el rey apoyara la difusión de la Biblia de Tyndale.