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Ejerzamos nuestro dominio sobre las enfermedades contagiosas

Del número de abril de 1995 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


El Brote De una enfermedad contagiosa puede tener un efecto similar al que ocurre cuando un controlador de vuelo de pronto observa algo inesperado y tal vez peligroso en su pantalla de radar. De inmediato se envían señales de alarma. Se notifica a las autoridades y se difunde rápidamente la información acerca del objeto que se ha identificado, y qué precauciones se deben tomar.

Podemos aprender mucho observando la calidad y las corrientes de pensamiento relacionadas con los informes sobre enfermedades contagiosas. Ya sea que se presenten en forma de comunicados oficiales, como noticia en los informativos, o en conversación entre amigos o familiares, esas corrientes a menudo se esparcen rápidamente y causan inquietud. Ciertamente nos muestran la necesidad que tenemos de vigilar lo que está influyendo nuestros pensamientos y nuestra conducta.

Para la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana, la Sra. Eddy, el permanecer alerta a las corrientes de pensamiento era de enorme importancia. Fiel a las enseñanzas de Cristo Jesús, ella alentó a las personas a mantener una estrecha vigilancia sobre sus pensamientos, porque sabía que el pensamiento era capaz de influir correctamente o de engañar, de mejorar o empeorar a la humanidad. También comprendió muy bien la relación directa que existe entre nuestro estado mental y nuestro estado de salud. En un artículo denominado "El contagio" ella escribió: "Dejándonos llevar por la corriente popular del pensamiento mortal sin poner en duda la autenticidad de sus conclusiones, hacemos lo que otros hacen, creemos lo que otros creen, y decimos lo que otros dicen. El consentimiento común es contagioso, y hace contagiosa la enfermedad".Escritos Misceláneos, pág. 228.

Por lo tanto, ¿cómo podemos evitar ser arrastrados y arrebatados por las corrientes depresivas de descripciones gráficas y alarmantes asociadas con las enfermedades contagiosas? Al principio podríamos pensar que lo que se necesita es una gran fuerza de voluntad, una lucha humana contra las pretensiones prevalecientes, o contra el temor, como lucharía alguien que está nadando contra la corriente.

Pero la metafísica sanadora de la Ciencia Cristiana nos muestra que la voluntad humana debe ser dominada, y cómo a través del poder de Dios, la Mente divina, nuestro pensamiento se eleva por encima de las imágenes falsas y los temores humanos, para percibir el verdadero sentido espiritual del ser; para percibir las ideas totalmente espirituales de Dios, el bien, que traen calma y armonía. Este enfoque científico y espiritual concuerda con lo que el Maestro enseñó. La Sra. Eddy hace notar: "Jesús nos enseñó a caminar por encima de, no dentro de ni con las corrientes de la materia, o sea la mente mortal".La unidad del bien, pág. 11.

Estadísticas alarmantes y descripciones gráficas de síntomas hacen que parezca difícil "caminar sobre" el temor a la enfermedad que a veces nos oprime a nosotros o a los miembros de la comunidad. ¿Será posible entonces que no poseamos los medios espirituales que se requieren para desafiar y permanecer a salvo de la propagación de la enfermedad?

El hecho es que siempre tenemos a nuestra disposición lo que precisamos para contrarrestar el temor a la enfermedad. Y esto es muy sencillo, ya que todos poseemos el sentido espiritual que Dios nos ha otorgado para discernir la realidad divina y para aplicar ahora mismo la verdad de la totalidad de Dios y la supremacía de Su ley. Para llevar a cabo este cometido eficazmente y demostrar que la ley divina mantiene la armonía universal, es importante no prestar atención al argumento persistente de que la vida está gobernada por condiciones materiales — y comprender la ley divina. Al refutar este argumento estamos preparando el camino para lo que la Ciencia revela acerca del verdadero fundamento de la vida. De esta manera, en vez de dejarse arrastrar por la corriente material y creer que el hombre es mortal y por consiguiente en cualquier momento puede caer víctima de la enfermedad, nuestro pensamiento se eleva hacia un punto de vista más espiritual. Comprendemos algo del estado verdadero del hombre como Dios lo creó y lo conoce eternamente: perfecto. Sentimos la presencia del Amor divino, estamos seguros de su supremacía, y esto a su vez nos sirve como un refugio seguro.

La creencia de que hay muchas mentes, muchas opiniones fuertes, y que estamos inevitablemente sujetos a lo que la mayoría cree, siente o afirma sobre la enfermedad, en realidad no es más que una ilusión. La Ciencia demuestra que los puntos de vista materiales y mortales son erróneos, y por medio de las verdades de la Ciencia podemos destruir tanto la causa ilusoria del error como sus efectos. La Sra. Eddy dice en Ciencia y Salud: "La mente mortal está produciendo constantemente en el cuerpo mortal los resultados de opiniones falsas; y continuará haciéndolo, hasta que el error mortal sea privado de sus poderes imaginarios por la Verdad, la cual barre la telaraña de ilusión mortal".Ciencia y Salud, pág. 403.

Cuando dependemos únicamente de la Ciencia de Dios y el hombre, las fuerzas mentales que antes parecían irresistibles son anuladas e invertidas porque estamos aceptando cada vez más en nuestra consciencia las corrientes sanadoras y serenas del Amor y la Verdad. El temor disminuye, y estamos más conscientes de nuestra seguridad. Observamos que hay mayor fortaleza espiritual en nuestra vida, y un mayor dominio sobre las pretensiones fraudulentas de la llamada mente mortal.

Pero ¿y qué decir de nuestras familias y de la comunidad? Cuán importante es recordar que ellos también pueden ser bendecidos por las corrientes sanadoras de la Verdad. Como la Sra. Eddy escribe en Ciencia y Salud: "Las corrientes serenas y vigorosas de verdadera espiritualidad, que se manifiestan en salud, pureza e inmolación propia, tienen que profundizar la experiencia humana, hasta que se reconozca que las creencias de la existencia material son una evidente imposición, y el pecado, la enfermedad y la muerte den lugar eterno a la demostración científica del Espíritu divino y al hombre de Dios, espiritual y perfecto".Ibid., pág. 99. Cuando la vida de las personas es tocada por estas corrientes sanadoras, podemos esperar confiadamente que el temor disminuirá, y que se producirá el fortalecimiento espiritual y moral que nos protege del contagio.

No me avergüenzo del evangelio,
porque es poder de Dios para salvación
a todo aquel que cree.

Romanos 1:16

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