En el verano de 1604, cincuenta y cuatro de los principales eruditos en hebreo y en griego de Inglaterra se reunieron en Oxford, en Cambridge y en la Abadía de Westminister. Su propósito era comenzar a trabajar en un libro que desde entonces se conoce como "el monumento más noble de la prosa inglesa": la Biblia King James.
Hay poca información que nos diga verdaderamente lo que sucedió en los salones de los comités de traducción. Pero si unimos los fragmentos de todos los informes que tenemos, podemos responder a ciertas preguntas básicas. ¿Cuánto demoraron los grupos en comenzar la tarea? ¿Cuán de cerca siguieron las "Reglas" que les diera el rey Jacobo? ¿Cuán democráticos fueron los comités de traducción? ¿Cuáles fueron sus prioridades: la fidelidad al vocabulario original en hebreo y en griego, la lealtad a la corona inglesa y a la Iglesia, o la belleza literaria?
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