Antes de ser maestra, autora o fundadora, Mary Baker Eddy, fue una sanadora. Mientras avanzaba en su vida para ir cumpliendo con estas etapas divinamente motivadas y poder compartir la Ciencia Cristiana con la humanidad, jamás dejó su tarea de sanar. En realidad, no hubiera podido llevar a cabo los deberes que requiere el desempeñar estas funciones, sin la habilidad de sanar que Dios le dio. Esta habilidad impregnaba todo lo que hacía.
En 1871, la Sra. Eddy estaba concentrando sus esfuerzos primordialmente en la enseñanza. En esa época, la gente de Lynn, Massachusetts, la conocía como la Sra. Mary Glover. Enseñaba clases nocturnas sobre Ciencia Moral en el edificio de la escuela para niñas Susie Magoun, en el que ella también vivía. Un día la Srta. Magoun le dijo que había una niña en la escuela que era muda, pero que podía oír perfectamente. La Sra. Eddy escribió sobre esto en 1898:
La siguiente vez que la niña pasó por mi puerta para ir a la escuela fui a su encuentro y hablé algunas palabras con ella. Cuando se hizo una pregunta en clase, ella asombró a toda la escuela contestando rápidamente con una voz clara y fuerte cuando llegó su turno. Documento de la Historia de la Iglesia: A10328, Departamento de Historia de La Iglesia Madre.
Esta habilidad para sanar pronta y completamente era lo que la Sra. Glover se estaba esforzando tan sinceramente por enseñar a quienes estuvieran interesados en aprender. En su mayoría pertenecían a la clase trabajadora de Lynn. El precio que puso para sus lecciones era de US$300, aproximadamente un tercio del sueldo anual de un trabajador. En la economía actual esos honorarios equivaldrían a US$9.000. Esto no solo mostraba el valor que ella ponía en lo que estaba enseñando, sino que también ayudaba a asegurar que el interés de los estudiantes fuera profundo y duradero, y no mera curiosidad. Sin embargo, aceptaba que muchos estudiantes pagaran honorarios menores, y en ocasiones enseñaba gratis a estudiantes necesitados si ella sentía que eran sinceros. El descubrimiento de la Ciencia divina que hizo Mary Glover, y que le vino como revelación de Dios, era una "perla preciosa". Mateo 13:46. Y la curación cristiana científica era la obra de su vida, no simplemente otra forma de ganarse la vida. Ella sabía que para que esta labor sanadora tuviera éxito era esencial dedicarse a ella totalmente.
La Sra. Glover sólo enseñó una clase en 1871. Fue en el mes de abril. Dedicó el resto de su tiempo a aconsejar y apoyar a sus alumnos en su práctica sanadora. El ocuparse de sus alumnos después de haber completado las lecciones formales sigue siendo hasta nuestros días, gracias al empuje de la Sra. Eddy, un requisito moral e imperativo de los maestros de la Ciencia Cristiana. Esta primera maestra de Ciencia Cristiana tutelaba a sus estudiantes y esperaba que la práctica de ellos hiciera disminuir el pedido continuo de que ella personalmente hiciera el trabajo sanador. Este, sin embargo, no fue el caso al principio. Ella escribió en 1901:
En los primeros tiempos no podía hacer que un estudiante viera cómo sanar al enfermo por medio de la oración solamente, porque cada estudiante que enseñé, treinta años atrás no era lo bastante cristiano como para orar con suficiente fe y comprensión para sanar al enfermo.
Por eso les dijo a sus estudiantes "practiquen lo mejor que puedan", trabajen con lo que entiendan. Algunos recurrieron a frotar las cabezas de sus pacientes. La Sra. Eddy prosiguió:
Esto continuó hasta que obtuve un sentido más claro del Principio divino de la Ciencia mediante el que aprendí que era imposible practicarla usando métodos materiales de manipulación. Entonces me apresuré a dar instrucciones a mis alumnos para que no pusieran las manos sobre los enfermos sino que aceptaran solamente la interpretación espiritual de esa Escritura, a saber, aplicar por medio de la oración el poder de Dios para sanar al enfermo, y a esa altura algunos de ellos habían alcanzado el punto suficiente de comprensión espiritual para entender lo que quería decirles... Véase Mary Baker Eddy, Manual de La Iglesia Madre, Art. XXVI, Sec. 2.
Mientras esperaba que sus alumnos progresaran espiritualmente, la Sra. Glover naturalmente continuó respondiendo a los llamados de curación. En una ocasión, se le pidió que ayudara a un hombre que tenía una fiebre muy alta y había rehusado comer por una semana. Sus dos médicos declararon que se moriría. Cuando ella entró en la habitación, el hombre estaba delirando. Estaba diciendo: "Esto tiene buen sabor y eso tiene buen sabor", pero no había comida en la habitación. La Sra. Glover le dijo a los médicos: "Con ese estado de consciencia puede vivir sin comer nada". Cuando se rieron de ella, respondió: "Bien, entonces puede comer", e inmediatamente el paciente recuperó su sano juicio. Reconoció a una persona en la habitación y le pidió algo de comer. Después de terminar su comida, se vistió, salió afuera y estuvo completamente bien. Muchos años después, la Sra. Eddy le dijo a un integrante del personal de su casa que no había pensado para nada en la condición física del hombre, sólo en el hecho de que "'Dios es todo', y deseché lo que habían dicho los médicos y todo lo demás del lado del sentido [material]". Documento de la Historia de la Iglesia: L09662.
Al sanar, la Sra. Eddy podía hablar con autoridad por la profundidad de su comprensión espiritual y su compasión, combinada con la necesidad de llegar a su paciente. Ella le contó a la misma persona otra curación que tuvo lugar durante este período:
Una señora de Lynn estaba tan enojada conmigo que no me hablaba después de la curación de su hija porque decía que yo le hablé descortésmente a su hija moribunda. Los médicos le habían dicho que sólo le quedaba un pequeño pedazo de pulmón y que se estaba muriendo. Me llamaron y había espiritistas presentes. Traté de tocar su pensamiento, pero no, no pude llegar a él.
A esa altura la Sra. Glover se sintió impulsada a sacudir el pensamiento de la paciente. Se le ocurrió decirle a la joven simplemente que se levantara y se vistiera. La niña respondió de inmediato y sanó completamente. La Sra. Eddy le explicó a la persona con quien compartió este incidente: "A veces hablo duramente, pero lo hago porque es necesario sacudir el pensamiento". Recuerdos de Lida W. Fitzpatrick, Historia de la Iglesia.
La Sra. Glover nunca practicó la manipulación física en su labor sanadora. Pero cuando les dijo a sus alumnos, a comienzos de 1872, que debían abandonarla totalmente en su práctica, causó mucha agitación en algunos de ellos. Su segundo alumno, Richard Kennedy, se negó a obedecer. Por un tiempo ella trató de hacerle ver la importancia de dar este paso, pero no cambió sus antiguos métodos. Por eso disolvieron su contrato formal de trabajar juntos que habían acordado cuando se mudaron a Lynn dos años antes.
Además, a comienzos de 1872, otro ex alumno, Wallace Wright, usó un diario de Lynn para atacar la enseñanza y la práctica de la Sra. Glover, aludiendo que era mesmerismo. En su respuesta realizó la primera declaración pública sobre su "ciencia" en el mismo diario. La respuesta publicada del Sr. Wright la inspiró a hacer una segunda declaración, que la Sra. Glover tituló "La Ciencia Moral y el Mesmerismo". Finalizó esta carta "Al Público" de esta manera:
Estoy preparando una obra sobre la Ciencia Física y Moral, que en cuanto esté completa la ofreceré al público. Es un trabajo ímprobo, y no tengo mucha oportunidad de escribir, de ahí la demora en su publicación. No comparto mis manuscritos con nadie a excepción de mis alumnos, primero, porque son meros bosquejos de mi tema, que requieren que yo los explique, y segundo, porque creo que el público en general todavía no está preparado para asimilar este tema.Ibid. Véase además The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany, pág. 105:7–10. En esa época se creía que los espiritistas podían sanar a otros.
La "obra" que estaba preparando sería el libro de texto de su "ciencia". En marzo de 1872, celebró una clase más y luego dejó de enseñar para dedicar todo su esfuerzo de los siguientes tres años a escribir Ciencia y Salud.
Cuando Mary consideró por primera vez el problema de qué debía hacer por sus estudiantes, al quitarles la muleta de la manipulación física, no vio una solución inmediata. Años después escribió sobre esto en la guarda de una de sus Biblias:
Antes de escribir Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras le había pedido a Dios durante semanas que me dijera cuál era el paso siguiente que tenía que dar y abría la Biblia todos los días para encontrar mi contestación, pero no la recibía. Pero cuando progresé para recibirla la abrí nuevamente y el primer versículo en que se detuvo mi mirada fue Isaías 30:8.Lynn Transcript, 3 de febrero de 1872.
Este versículo dice: "Ve, pues, ahora, y escribe esta visión en una tabla delante de ellos, y regístrala en un libro, para que quede hasta el día postrero, eternamente y para siempre".
La Sra. Eddy le dijo a Irving C. Tomlinson en 1900 que era importante incluir en una biografía que él estaba escribiendo sobre ella, algo que consideraba un período significativo de su vida. A la edad de siete años cuando sus amigos le preguntaron qué iba a hacer cuando fuera grande, ella respondió: "Escribir un libro". Colección de Biblias de Mary Baker Eddy, AA9, Historia de la Iglesia. Y no resultó ser un libro más, lleno de teorías y pensamientos buenos, sino un libro de texto práctico que explica la "ciencia de la Vida" Documento de la Historia de la Iglesia: L10106. — un libro de texto que hace que esta "ciencia" sea algo que un estudiante puede aplicar en su vida diaria, que lo capacita para vencer enteramente mediante la oración los problemas del vivir material, ya sean morales, mentales o físicos. Sin embargo, la autora pone un requisito para el estudiante: "... quienes aprendan esta ciencia sin una norma moral elevada no la entenderán hasta que progresen más en esa dirección". Mary Baker Glover, Ciencia y Salud, primera edición (1875), pág. 5. El Sr. Wright, quien la había atacado en el diario, era uno de los que creía que ella pedía demasiado para crecer espiritualmente. Él en su primera declaración pública se había quejado: "Si bien no cuestiono su corrección, enseña a privarse de gozar socialmente si queremos alcanzar los peldaños más altos en la escala de la Ciencia".Ibid.
La Sra. Glover aconsejaba a sus estudiantes, de acuerdo con las enseñanzas de Cristo Jesús, que por más que estaban "en" el mundo, no debían ser "del" mundo.Lynn Transcript, 13 de enero de 1872. Ciertamente su vida fue un ejemplo de esto. Consagraba todas las horas del día en las que estaba despierta a la "Ciencia". Aunque planeaba escribir la mayor parte del tiempo, le venían constantemente pedidos de ayuda, y no podía negarse a ayudar a quienes la necesitaban. Uno puede ver la bendición que esto le trajo a sus escritos, no obstante, porque incluyó algunas de estas curaciones en la primera edición de su libro de texto:
A continuación se describe un caso de enfermedad al corazón en una carta de una señora de Nueva York: "... El día que usted recibió la carta de mi esposo recobré el conocimiento, por primera vez en cuarenta y ocho horas... El ataque al corazón había durado dos días, y nadie cree que podría haberlo sobrevivido sin la ayuda que usted me prestó... los médicos me aseguraron que estoy completamente sana de la enfermedad al corazón. Había sufrido del corazón desde la infancia,... pero usted me ha sanado". Véase Juan 17:11–21.
Otro caso fue:
Una señora de Lynn escribió la siguiente carta: "Mi hijo pequeño, de un año y medio, sufría muchísimo de los intestinos y quedó reducido a ser casi un esqueleto, y cada vez estaba peor... En esa época los médicos lo habían desahuciado, diciendo que no podían hacer nada más por él, pero usted vino una mañana, lo levantó de su cuna en sus brazos, lo besó, lo puso de nuevo en la cuna y se fue. En menos de una hora pidió sus juguetes, se levantó y parecía estar bien. Todos sus síntomas cambiaron en seguida... no ha sufrido de la enfermedad, y han transcurrido más de dos años desde que se curó".Ciencia y Salud, primera edición, pág. 352.
Hay más sobre esta curación de lo que aparece en la primera edición de Ciencia y Salud. Cuando la Sra. Glover vino a la casa, también encontró al marido de la mujer en cama porque tenía reumatismo y a su pequeña hija que era sorda. Para cuando ella se fue de la casa, menos de media hora después de su llegada, ambos casos también habían sanado.
La Sra. Eddy les contó esta experiencia a sus alumnos muchos años después de ocurrida, lo que suscitó la pregunta: "¿Cuándo vamos nosotros a poder hacer un trabajo como ése?" La Sra. Eddy contestó profundamente pensativa: "Es el Amor el que sana, ¡solamente el Amor!" La alumna, la Srta. Nemi Robertson, repitió la pregunta: "Pero ¿cuándo podremos nosotros realizar obras semejantes?" Esta vez su maestra la miró directamente y le dijo con calma: "Cuando creas lo que dices. Yo creo cada declaración que hago de la Verdad".Ibid., pág. 353. Y ella escribió esas declaraciones de la Verdad en su libro de texto, Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, para que todos los que las estudien puedan ser purificados y sanar como ella lo hizo.