Podemos Hacer Que los cultos religiosos de la iglesia a la que concurrimos sean experiencias casuales o superficiales, o bien, experiencias sagradas, elevadas, sanadoras, redentoras. ¿Cómo deberían ser en realidad?
¿Sentimos que con llevar nuestro cuerpo a la iglesia y colocarlo en un banco, estamos cumpliendo con nuestra obligación? ¿Acaso decimos: ¡Aquí estoy, Dios, vamos, bendíceme!? Hacer acto de presencia físicamente y de mala gana, y estar ausente y en rebeldía, mentalmente ¿en qué nos beneficia? Un oído, físicamente sordo presente, ¿nos sirve de alguna ayuda? ¿O puede ayudar a otros?
¿Concurrimos a la iglesia porque pensamos que debemos hacerlo, por el hecho de que sentimos temor de que si no lo hacemos, seremos castigados en algún momento? ¿O nos sentimos atraídos por la atracción irresistible y amorosa del Espíritu?
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