Un Fin De semana el programa religioso de la televisión, Das Wort zum Sonntag (La palabra para el domingo), trató sobre la increíble experiencia que tuvieron los discípulos de Jesús cuando luchaban contra la tormenta mientras Jesús dormía en la barca. Véase Mateo 8:23—27. El orador comparó la experiencia de los discípulos con los temores y situaciones extremas con las que lucha tanta gente. Destacó el hecho de que los discípulos no podían entender en ese momento cómo podía Jesús dormir en medio de tal peligro.
El programa me recordó un artículo que había leído en The Christian Science Journal, que exploraba la pregunta de quién estaba realmente dormido en la barca, Jesús o los discípulos. Los discípulos estaban impresionados por el "sueño", o temor, de que alguna circunstancia material podía poner en peligro el ser del hombre. Jesús, por otro lado, estaba descansando en su consciencia de la verdad del ser, de la poderosa omnipresencia de Dios. Aunque la Biblia nos cuenta que los discípulos "lo despertaron", ¿no podríamos en cambio decir — considerando la experiencia desde el punto de vista del sentido espiritual — que Jesús los despertó a ellos? Al silenciar sus temores, él les estaba demostrando el poder de Dios. El Evangelio según Mateo relata que les preguntó: "¿Por qué teméis, hombres de poca fe?" ¿No pone en claro esta pregunta que él quería que ellos despertaran y comprendieran la acción armoniosa de su divino Padre?
Innumerables pruebas dan testimonio repetidamente de este poder divino y protector. Revelan que es el sentido espiritual que hay detrás de la letra de la historia lo que constituye la parte esencial de lo que ocurrió en el Mar de Galilea. Refiriéndose a la Ciencia Cristiana, la Sra. Eddy dice en Ciencia y Salud: "La Ciencia invierte el falso testimonio de los sentidos físicos, y por esa inversión los mortales llegan a conocer los hechos fundamentales del ser".Ciencia y Salud, pág. 120. Estos hechos fundamentales — la omnipresencia y la omnipotencia de Dios — son ilustrados a través de sucesos que ocurren en toda la Biblia: José cautivo en Egipto; Moisés enfrentado al Mar Rojo y con el ejército Egipcio acercándose; Daniel en el foso de los leones; los tres jóvenes arrojados en el horno ardiente; Pablo mordido por la serpiente en la isla Malta. Tales experiencias del poder sanador de Dios son una muestra de la falta de fundamento de los temores humanos, y son posibles aun hoy. Dios, o el Amor divino, no está muerto como creen muchos, sino que está presente, y nosotros podemos confiar en Su ayuda eficaz.
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