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Mary Baker Eddy: toda una vida de curación

Esta serie trata sobre las curaciones que realizó Mary Baker Eddy. Las mismas comenzaron en su niñez y continuaron en su vida adulta. Algunas se publican aquí por primera vez.

"Del devoto amor" (1888—1889)

Del número de julio de 1996 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Cuando George Glover, el hijo de Mary Baker Eddy, le escribió para comunicarle que iba a pasar el invierno de 1887—88 con ella en Boston, y que iba a llevar a su esposa y tres hijos, la noticia llegó en una época en que la Sra. Eddy estaba muy ocupada. Los días y las semanas estaban plenos de actividad, daba clases sobre Ciencia Cristiana, se reunía con la asociación de sus alumnos en la capilla de Tremont Temple, escribía con regularidad para The Christian Science Journal, mantenía correspondencia constante y cada vez más abundante con sus alumnos, y servía como Pastora de su Iglesia. No obstante, le dio la bienvenida a su hijo y su familia. La Sra. Eddy quería mucho a sus nietos y le daba mucho placer presentárselos a los miembros de su Iglesia.

Los niños siempre fueron motivo de alegría para la Sra. Eddy. Amaba su receptividad al bien y ellos a su vez retribuían ese amor. La alegría que le daban los niños y el amor que sentía por ellos, tenía sin duda un efecto sanador en los niños. La hija de una de las alumnas de la Sra. Eddy fue sanada rápidamente en dos ocasiones por ella. La primera fue una curación instantánea de una enfermedad pulmonar hereditaria y de tos crónica. La madre, Emma Thompson, estaba asistiendo a una de las clases de la Sra. Eddy en esos momentos. La segunda curación se llevó a cabo durante una visita posterior cuando la joven Abigail y su madre estaban en Boston. Posteriormente Abigail relató lo ocurrido:

...Una dolorosísima afección en la cadera me abatió repentinamente y tuve que guardar cama... Finalmente el dolor llegó a ser tan intenso que mi querida y valerosa madre se encontró abrumada por el desaliento y el temor,... a las cinco de la mañana se apresuró a ir a la casa de la Sra. Eddy. El Sr. Frye la recibió en la puerta... la Sra. Eddy los oyó hablar y... escuchó la conversación que tenía lugar en la planta baja...

[Después la Sra. Eddy le contó a la Sra. Thompson] "cuando escuché su conversación me dije que era hora... de tomar parte en este caso para salvar a la niña y me apresuré a volver a mi habitación, me dejé caer en una silla e inmediatamente recurrí a Dios fervorosamente para que sanara".

La respuesta fue tan rápida que cuando mi mamá volvió a casa unos minutos más tarde... la recibí con el alegre tono de mi voz llamándola para darle el agradable mensaje: "Mamá, estoy mejor", y pronto ambas nos dimos cuenta con alegría indescriptible de que no solamente estaba mejor, sino que había sanado completamente... Durante los muchos años que han transcurrido, jamás he pasado otro día en cama... Recuerdos de Abigail Dyer Thompson, Departamento de Historia de La Iglesia Madre. Cuando la Srta. Thompson fue adulta, integró la última clase que enseñó la Sra. Eddy en 1898.

Cuando la Sra. Eddy estaba predicando en Boston, otra madre se dirigió a ella en busca de curación:

...la Sra. Dunbar decidió ir a escucharla. Su única hija, que en ese entonces tenía cuatro o cinco años, nunca había podido caminar. Podía gatear con las manos y las rodillas pero el hueso debajo de sus rodillas nunca se había endurecido, sino que era como un cartílago, por eso los pies colgaban flojos y no los podía usar... Fue un domingo por la tarde y se sentó en el auditorio. La Sra. Eddy no sabía que estaba allí ya que la Sra. Dunbar no le había dicho que iba a ir...

A la mañana siguiente, cuando la Sra. Dunbar todavía estaba en la cama, Ethel se levantó de la suya y corrió al dormitorio de su madre, perfectamente normal. Había sanado. Recuerdos de Harriet O'Brien, Historia de la Iglesia.

Era muy común que se produjeran curaciones cuando la Sra. Eddy hablaba en público. Una joven de Alemania, Bertha Reinke, que había viajado a los Estados Unidos para estudiar medicina y también tenía la esperanza de encontrar una cura para sus propios problemas físicos, fue a escuchar una conferencia de la Sra. Eddy por curiosidad, ya que en su país no se concebía que una mujer predicara. Nunca había oído nada sobre la Ciencia Cristiana y antes de asistir al servicio no conocía el lugar que ocupa la curación en esta Ciencia.

Sólo la energía humana y el poder de voluntad me habían permitido concurrir a esa conferencia y mientras estaba esperando que viniera la "Señora Predicadora", parecía que ya no podría resistir por mucho tiempo más mi condición mental y física.

Entonces ocurrió algo maravilloso. La "Señora Predicadora" apareció en el púlpito acompañada por un caballero. Miró silenciosamente a los allí presente por unos momentos. Sentí una atmósfera que jamás había sentido antes. Habló con voz suave, baja pero muy clara. Como no estaba acostumbrada a escuchar predicar en inglés, y estaba sentada muy lejos del estrado, no entendí las palabras que decía. Pero a medida que escuchaba experimenté una sensación de alivio inexplicable y los dolores y el sufrimiento, con los que había ido a esa conferencia, desaparecieron... Me fui del salón libre y sana. Recuerdos de Else Buchenberger, Historia de la Iglesia.

Uno de los ejemplos más extraordinarios del efecto sanador de los discursos públicos de la Sra. Eddy tuvo lugar en Chicago en el auditorio del Central Music Hall, con un público de unas cuatro mil personas, menos de la cuarta parte eran estudiantes de Ciencia Cristiana. Su discurso titulado "La Ciencia y los sentidos", fue improvisado, ya que antes de llegar al auditorio ella no había tenido idea que se esperaba que hablara. La esencia de este discurso se puede encontrar en Escritos Misceláneos, págs. 98—106. Susan B. Anthony, una líder en el movimiento en pro del sufragio femenino, estaba entre el público. El diario The Boston Evening Traveller describió lo que sucedió al final del discurso:

Los que vieron las escenas que se suscitaron una vez que terminó de hablar las recordarán por mucho tiempo. Estaban en presencia de la mujer cuyo libro los había sanado y lo sabían. Las multitudes subieron al estrado rogándole que les estrechara la mano, querían una mirada, un recuerdo de ella, su nombre era un poder y algo sagrado en sus hogares... Una anciana, estremeciéndose a causa de la parálisis, levantó sus manos temblorosas a los pies de la Sra. Eddy, clamando: "¡Ayúdeme, ayúdeme!" y su clamor fue respondido. Es sabido que muchas de esas personas se fueron sanadas.Traveller, 23 de junio de 1888.

También hubo curaciones de reumatismo, parálisis y diabetes. Una en especial no pasó desapercibida para varias personas. Una mujer sentada en la primera fila había llegado allí con gran dificultad utilizando muletas. Al final del discurso, se levantó y habló con la Sra. Eddy, la que se inclinó sobre el estrado para responder. Inmediatamente la mujer dejó caer sus muletas y salió caminando recta y erguidamente. Recuerdos de Emilie B. Hulin, Historia de la Iglesia. Como consecuencia de haber sido testigo de esta curación, la Sra. Hulin se interesó en la Ciencia Cristiana y la Sra. Eddy la aceptó en su clase Primaria de noviembre de 1888.

La Sra. Eddy esperaba que sus estudiantes sanaran como lo hacía ella. Le escribió a una alumna que le había contado una curación rápida: "Su consciencia de la Verdad sanó instantáneamente. Como ve, es nuestra culpa si no estamos más llenos de la comprensión de Dios, el bien y así reflejamos esta consciencia verdadera. Sus casos de curación son tan satisfactorios que deseo publicarlos en el número de junio de nuestro Journal". Documento de la Historia de la Iglesia: L12804. Carta a Caroline Frame, Journal, Julio de 1888, pág. 201.

La Sra. Eddy tenía normas muy altas. Cuando sus alumnos no las alcanzaban, ella no era tímida para corregirlos. Antes de salir para Chicago le había pedido a la asociación de sus alumnos que mantuviera una reunión en su ausencia para resolver un desacuerdo que se había suscitado en la reunión anterior. En esta reunión especial, algunos de los estudiantes que no tenían pelos en la lengua y estaban en contra de los métodos y acciones de su maestra, se retiraron de la asociación e influyeron para que otros hicieran lo mismo. Aun así, la Sra. Eddy continuó amándolos. Al cabo de varias semanas ella tiernamente invitó a dos de estas personas que habían influido a otros en su contra para que fueran a escucharla predicar el domingo siguiente. El amor era el único medio que ella conocía para resolver desavenencias. Unos cuantos años después de esto ella escribió un poema titulado "Amor". Es una hermosa lección para sanar disputas. Lo primero que señala es que: "La flecha que nos da dolor/ no parte del devoto amor", y concluye:

... Vida es sólo Amor;
muy dulce vida si al hablar
lo hacemos siempre con bondad.Esc. Mis., pág. 387.

En el otoño de 1888, la Sra. Eddy expresó mucho de su amor al enseñar a otros la forma de sanar por medios espirituales únicamente. A mitad de una clase que enseñó en septiembre, un día después de finalizar una lección, sanó a una mujer demente a quien había traído su hermano. La mujer se había caído al suelo y gritaba porque creía que una serpiente gigantesca la estaba aplastando. Clara Shannon, una integrante de la clase, presenció esta curación. Más adelante la contó: "Nuestra Guía levantó su mirada, como si hubiera visto el rostro de un ángel en su comunión con Dios... Observé los cambios que sobrevinieron en la expresión de la cara [de la mujer], el temor fue suplantado por paz y gozo. Y el amor que expresaba el semblante de nuestra Guía al bajar la vista y extenderle ambos brazos para levantarla, diciendo: '¡Póngase de pie, querida!'" La mujer fue sanada. Recuerdos de Clara Shannon, Historia de la Iglesia. En noviembre, la Sra. Eddy le escribió a un estudiante: "Nuestro avance es lento pero seguro, a través de las nubes del egoísmo hacia la luz del amor universal. Dios acelera el amanecer. Nuestra causa ha tenido un gran impulso después que enseñé mis últimas y concurridas clases". Documento de la Historia de la Iglesia: L04491.

La Sra. Eddy enseñaría solo una clase más en Boston. Pocos días después de terminar de dar su clase de marzo de 1889, le escribió a una amiga que no deseaba enseñar más, sino que quería que la Biblia y su libro de texto, Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, sirvieran de maestro. Documento de la Historia de la Iglesia: L12782. Véase Robert Peel, Mary Baker Eddy: The Years of Trial (Boston: The Christian Science Publishing Society, publicado originalmente por Holt, Rinehart y Winston, 1971), pág 252. Justo antes de esta clase, se había reunido con la asociación de sus alumnos y les había inculcado "la gran necesidad de estudiar constante y cuidadosamente las Escrituras junto con Ciencia y Salud para poder seguir a nuestro Maestro [Cristo Jesús]". Acta de la Asociación de Científicos Cristianos, Historia de la Iglesia. Estos dos libros formaban los cimientos sobre los que se apoya la demostración de la curación cristianamente científica.

Durante este período, la Sra. Eddy también estaba dando pasos para fomentar su Causa, este movimiento cristiano de curación espiritual, fuera de Boston. Escribió a sus estudiantes para que promovieran su libro, Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, en Europa, especialmente en Inglaterra. Además solicitó a sus seguidores que empezaran a organizar iglesias en las ciudades en que se estaba practicando públicamente la curación por la Ciencia Cristiana. No obstante Boston iba a permanecer siendo el centro de operaciones. Le escribió al Redactor del Journal: "Según lo he dicho antes, Boston va a ser la sede de la Ciencia Cristiana. Dios lo ha hecho así". Documento de la Historia de la Iglesia: L10677.

Por varias razones, la Sra. Eddy estaba complacida con el progreso que estaba realizando su Causa. En mayo de 1889, le escribió a un amigo: "Mis alumnos están haciendo curaciones maravillosas. Me sorprende lo que me cuentan en sus cartas". Documento de la Historia de la Iglesia: L11172. Al poco tiempo de esto, la Sra. Eddy sintió que debía redirigir sus propios esfuerzos. Quería tener tiempo sin interrupciones para revisar su libro de texto, Ciencia y Salud. Se había enterado de que algunos Científicos Cristianos estaban usando fórmulas escritas en su obra de curación. Hizo una severa advertencia en contra de ello, le escribió a uno de sus alumnos:

Dígale a todos los que conoce que hacen esto, que eso está tan lejos de ser científico como lo estaría el dar o prescribir medicamentos. El poner instrucciones por escrito, más allá de la regla general científica para la práctica que ya está dada en Ciencia y Salud, confina la práctica a la mente mortal y no son más que instrucciones humanas, curas por la mente, y sólo producirán el efecto del magnetismo animal.15

La Sra. Eddy definió el magnetismo animal como "la creencia errónea de que la mente está dentro de la materia y que es mala y buena la vez; que el mal es tan real como el bien y más poderoso. Esa creencia no tiene ni una sola cualidad de la Verdad". Documento de la Historia de la Iglesia: L03502.

Para dedicar todo su tiempo a hacer una revisión de Ciencia y Salud, la Sra. Eddy renunció a ser Pastora, cerró el Colegio y disolvió la asociación de sus alumnos. También quitó de las manos de la congregación el gobierno de la Iglesia de Boston, si bien les pidió a sus alumnos que continuaran manteniendo los servicios de la iglesia. La afiliación sería voluntaria y estaría guiada por el mandato de amarse unos a otros, y no por el gobierno de la congregación.Ciencia y Salud, pág. 103. Anunció su alejamiento del Movimiento La Sra. Eddy aclaró que esto sólo se aplicaba a la Iglesia de Boston. Ella esperaba que las iglesias en el Movimiento continuaran estando organizadas formalmente. y se mudó nuevamente a su casa de New Hampshire. Además de trabajar mucho en su libro de texto, estaba orando y escuchando la dirección de Dios sobre la forma definitiva que debía tomar la Iglesia de Cristo, Científico, para que el Amor divino y la curación cristiana la llenaran excluyendo todo lo demás.

A fin de año envió un mensaje al Movimiento de la Ciencia Cristiana, describiendo que las buenas curaciones eran "curaciones instantáneas". La "manera" de lograrlas, les dijo, estaba marcada por tres hitos, el tercero y mayor de los cuales es el "amor".Journal, Enero de 1890, págs. 477—478: "La verdad es que me alejo en medio de una gran prosperidad y nunca estuve más satisfecha con mi propia demostración de la Ciencia Cristiana. Mis queridos alumnos jamás expresaron un mayor sentido de gratitud por lo que he hecho por ellos como lo hacen ahora, y jamás fueron más capaces de relevar mis tareas como en la actualidad".

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