Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

La amistad mundial y los Juegos Olímpicos

Del número de julio de 1996 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Los Juegos Olímpicos en Atlanta, son el acontecimiento internacional más grande de naturaleza pacífica que tiene lugar en el mundo; 197 naciones, la mayor cantidad en la historia olímpica, fueron invitadas a participar y, por primera vez, todas han aceptado la invitación. El interés que se tiene en todas partes es enorme, especialmente si se tiene en cuenta el público que los ve por televisión.

Los encargados de su organización han pedido una tregua en todo el mundo para suspender todas las hostilidades 30 días antes y después de los juegos, así como durante los mismos.

Yo resido en la ciudad donde se celebran los juegos, y he podido observar la cobertura en secciones especiales que hacen los diarios todos los días. Junto con la enorme preparación de las instalaciones para los variados deportes, y la abultada lista de voluntarios, también se está haciendo todo lo posible para garantizar que haya seguridad y armonía durante los juegos. La organización del trabajo para dar la bienvenida y demostrar que hay comprensión y buena voluntad, para asegurar de que no se utilicen drogas que según se cree aumenta el rendimiento, y brindar comodidad y seguridad a todos, también forman parte de los preparativos.

Esta es verdaderamente una buena oportunidad para apoyar las Olimpiadas con sus oraciones. Aunque las competiciones deportivas tal vez no parezcan tener igual importancia para ayudar a resolver los conflictos mundiales, si se las evalúa con más cuidado vemos que tienen grandes posibilidades. Pocos acontecimientos a nivel mundial incluyen la paz y buena voluntad entre las naciones como parte oficial de la agenda. Estas competencias están especialmente adaptadas para manifestar amistad internacional. Nos invitan a todos a tener en cuenta la gran verdad que está en la Biblia: "¿No tenemos todos un mismo padre? ¿No nos ha creado un mismo Dios?" Mal. 2:10.

Ninguna hostilidad, enemistad ni competencia de personalidades es apropiada para el "espíritu olímpico" de la verdadera amistad.

El fundamento de la amistad y de la buena voluntad entre hombres y mujeres se encuentra en la autoridad de un solo Padre, Dios. El Maestro, Cristo Jesús, sabía que Dios es el Principio divino de todo, el Principio que es también Amor. Él entendía que Dios ama a todo Su linaje, y que el hombre, como Dios lo hizo, es totalmente bueno. Su nacimiento fue anunciado con "¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!" Lucas 2:14. Jesús oró, enseñó y sanó sobre esta base, influyendo de ese modo la vida de quienes lo rodeaban.

Mary Baker Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana, volviendo la atención de la humanidad al ejemplo de Jesús, escribe: "¿Existe acaso hombre alguno que pueda definir mejor la ética, elucidar mejor el Principio del ser, que aquel que habló como 'jamás hombre alguno ha hablado', y cuyos preceptos y ejemplo tienen una perpetua actualidad en relación con los acontecimientos humanos?"Escritos Misceláneos, pág. 269.

La frescura perpetua que el ministerio de Jesús trae a un acontecimiento como los Juegos Olímpicos, es la luz del Cristo, la Verdad eterna e inmutable de Dios. Por ejemplo, Jesús enfrentaba la competencia personal que había entre sus discípulos haciendo que cada uno de ellos recurriera a Dios y cumpliera Sus exigencias (véase Marcos 10:35—45). Él enseñó la manera sanadora de tratar con los enemigos (véase Mateo 5:21—26, 43—48). Se escapó del intento de los malignos que trataron de arrojarlo por un acantilado (véase Lucas 4:28—30).

Nuestras oraciones por los Juegos Olímpicos naturalmente recurren a nuestro único Padre, Dios. Confiando en Su poder, podemos percibir a nuestro prójimo, hombres y mujeres, desde un punto de vista cristiano. Afirmamos todo lo que es divina y eternamente verdad en la realidad espiritual que nos une, y rechazamos toda posibilidad de que exista discordancia mortal. Somos testigos de que ese amor entre el linaje de Dios, se manifiesta humanamente como amistad mundial.

En las Olimpiadas no hay ninguna agenda nacionalista ni política. Tampoco hay una agenda racial, étnica ni religiosa. Ninguna hostilidad, enemistad ni competencia de personalidades es apropiada para el "espíritu olímpico" de la verdadera amistad. Los Juegos Olímpicos consisten realmente en demostrar excelencia en la competición deportiva, reuniéndose en la escena mundial para fomentar la buena voluntad y el entendimiento mutuo.

Como lo explica la Sra. Eddy en Ciencia y Salud: "Debiera entenderse a fondo que todos los hombres tienen una sola Mente, un solo Dios y Padre, una sola Vida, Verdad y Amor. El género humano se perfeccionará en la medida en que se evidencie ese hecho, cesarán las guerras y se establecerá la verdadera hermandad del hombre".Ciencia y Salud, pág. 467.

La oración hace que los hechos espirituales se manifiesten mejor en el pensamiento humano, ayudando así a dispersar los puntos de vista materialistas. La oración trae sabiduría y armonía a todos los preparativos y ayuda a que se logren mejores soluciones. Ayuda a eliminar la posibilidad del azar, de que haya exigencias mayores de las que uno puede soportar, o accidentes. Una comprensión de Dios, el Principio divino, el Amor, disuelve las divisiones, los conflictos de personalidad, la competencia que no es sana, y hasta los elementos de enemistad que la humanidad ha tenido desde hace siglos.

El esperar que haya resultados útiles y prácticos cuando uno recurre a Dios, es ser realista. La oración puede abrazar las Olimpiadas como el derecho que tiene la humanidad de participar en un acontecimiento mundial sano y armonioso, que contribuye a que haya más unidad entre las naciones. Toda oportunidad de manifestar buena voluntad, indica que la armonía y la ayuda mutua son la única norma aceptable y necesaria entre las naciones. Ese tipo de oración es la expresión más elevada de amistad mundial que se pueda alcanzar.

Los que esperan a Jehová
tendrán nuevas fuerzas;
levantarán alas como las águilas;
correrán, y no se cansarán;
caminarán, y no se fatigarán.

Isaías 40:30, 31

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / julio de 1996

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.