Hace Dos Años cuando iba a buscar a mi nietita a la clase de gimnasia, me atropelló una moto que circulaba a mucha velocidad. Instintivamente recurrí a Dios.
En seguida me llevaron al Centro Médico de la Sociedad de Gimnasia, y luego me trasladaron en una ambulancia a la Sala de Emergencias de un hospital. Yo estaba en estado de shock y tenía heridas graves. Entonces me hicieron muchos exámenes médicos como nunca hubiera imaginado.
A la noche, yo ya me sentía más consciente y me pusieron en una habitación donde en una de sus paredes había un cuadro de Nuestro Señor Jesucristo. Mirando el cuadro le pedí a mis familiares que salieran de la habitación. Yo recordaba que Jesús sanaba porque él ejemplificaba al Cristo. Luego a solas, yo sentí la dulce presencia de Dios. "Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres" (Juan 8:32). A pesar de los fuertes dolores y de las dificultades que tenía para moverme, yo oraba como había aprendido en la Ciencia Cristiana, afirmando las verdades sobre el ser espiritual y perfecto, sobre el hombre a imagen y semejanza de Dios. En mi interior yo tenía aquella confianza irrevocable en el Amor divino siempre presente.
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