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El gobierno que necesitamos y el gobierno que representamos

Del número de julio de 1996 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


¡Cuanto Más Oímos sobre los problemas que hay en el gobierno, tanto más podemos pensar que lo que menos necesitamos es un gobierno! Lamentablemente, para mucha gente la misma palabra gobierno representa poco de lo que es agradable y mucho de lo que es desagradable. Sin embargo, el gobierno tiene la función de ayudar a la sociedad de una manera organizada.

Nosotros estamos muy familiarizados con la clase de críticas y enojos dirigidos hacia el gobierno. Pero cuando se trata de encontrar soluciones, sentimos que los problemas del gobierno son realmente imposibles de solucionar. Con frecuencia la gente se siente aislada e impotente. Pero no es así.

No hay duda de que a veces nos parece que no podemos hacer nada, en especial cuando tenemos poca o ninguna influencia sobre prioridades, políticas, reglamentos y cosas semejantes. Sin embargo, el poder — es decir, el poder de pensar y actuar correctamente bajo toda circunstancia — no se trata en verdad de saber sobre quién o sobre qué tenemos influencia, sino es más bien una cuestión de lo que nosotros creemos que nos está influenciando.

Cuando Dios, la Verdad y el Amor divino, predomina por completo en nuestra vida, nunca somos impotentes. Antes bien pensamos con discernimiento, actuamos con sabiduría, somos más veraces y bondadosos, en un todo de acuerdo con la naturaleza y la voluntad de nuestro Hacedor, la única Mente divina omnisciente y omnipotente. Lo que es más, nosotros no sólo tenemos la autoridad y el poder más elevados que nos capacitan para ceder a la naturaleza y voluntad divina, sino que tenemos el mandato de hacerlo. Esto es porque nosotros en efecto, somos la verdadera imagen de Dios, la expresión de la Verdad y el Amor.

Todo esto nos muestra cual debería ser nuestro enfoque cuando queremos hacer una diferencia significativa en el gobierno. Hay muchas formas en las que podemos trabajar para mejorar las actuales obras del gobierno, pero el paso indispensable y la necesidad inmediata de hacerlo es por medio de un mejor gobierno de nosotros mismos.

Cada uno de nosotros debe examinarse para saber qué es lo que lo gobierna. ¿Es el instinto, la ira, el amor, son las reglas de un comité, es la compasión, la opinión pública, el temor, el hábito? Sea lo que fuere, la verdad es que para que un gobierno tenga un efecto en nuestra vida, primero tenemos que permitirle que nos gobierne. En este sentido el autoexamen y el gobierno de nosotros mismos cumple una función importante porque determina la calidad y la dirección de nuestra vida.

Si nos preocupamos condenando o nos encogemos de hombros con indiferencia ante los problemas del gobierno, perdemos de vista lo que transforma nuestra forma de vida, lo que constituye el gobierno perfecto del hombre y de todo el universo. Perdemos de vista el Principio divino, el Amor. Necesitamos comprender este Principio de la manera más completa y vivir de acuerdo con Él, obedeciendo así al gobierno de Dios y expresando más de Su naturaleza. Esto contribuye de forma inevitable a solucionar los problemas de gobierno. En Ciencia y Salud, Mary Baker Eddy escribe: "El hombre se gobierna a sí mismo debidamente sólo cuando está dirigido correctamente y gobernado por su Hacedor, la Verdad y el Amor divinos".Ciencia y Salud, pág. 106. Esto no sólo significa que seamos justos y guardemos la ley y que nos esforcemos a diario por purificar y espiritualizar el pensamiento, sino que también tengamos el mayor cuidado y respeto por los demás, así como quisiéramos que ellos hicieran con nosotros.

Una oración eficaz es querer profunda y persistentemente ser gobernados de este modo y desear ver por nosotros mismos lo que significa ser guiados y gobernados por lo divino. Es comprensible porqué la Sra. Eddy, la Fundadora de La Iglesia de Cristo, Científico, incluyó una oración como deber diario para los miembros de su Iglesia. El Manual de La Iglesia Madre dice en el Artículo VIII:

La oración diaria. SECCIÓN 4. Será deber de cada miembro de esta Iglesia orar diariamente: "Venga Tu reino"; haz que el reino de la Verdad, la Vida y el Amor divinos se establezca en mí, y quita de mí todo pecado; ¡y que Tu Palabra fecunde los afectos de toda la humanidad, y la gobierne!

¡Qué oración sencilla! Esto no quiere decir que elevar nuestra vida a dicho modelo sea algo simple. En realidad, esta oración hace enérgicas demandas sobre nosotros para vencer el pensamiento pecaminoso y crecer espiritualmente. Nosotros no podemos permanecer impasibles. Pero la mejor manera de que cada uno tome parte en establecer un gobierno perfecto, es hacerlo a través de la oración diaria para que los afectos — de uno mismo y de todos — sean gobernados por Dios.

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