¿Has tratado alguna vez de contar a tus amigos una experiencia magnífica que hayas tenido? Puede que sea difícil contarla de una manera que les haga sentir lo maravillosa que fue. A veces las palabras parecen no tener el poder o la amplitud necesarias para expresar algo así. Imagínate el desafío que enfrentó Juan, quien tuvo la gran visión espiritual de que el bien triunfa sobre el mal, además de la responsabilidad de compartir esta visión con el mundo.
El libro del Apocalipsis en la Biblia fue escrito por Juan, quien, según muchos creen, fue el apóstol amado de Jesús. Apocalipsis significa “revelación”. Proviene de la palabra griega apokalypsis. Un apocalipsis, o revelación, es poner al descubierto algo que estaba cubierto u oculto. Juan y algunos otros escritores de la Biblia por lo general describían visiones o sueños.
En sus últimos años, los enemigos de Juan lo enviaron a Patmos, una pequeña isla rocosa frente a la costa de Turquía. Allí Juan fue encarcelado por predicar la palabra de Cristo Jesús. En esa época aun admitir ser cristiano era muy peligroso. El Imperio Romano estaba en el apogeo de su gloria, y se suponía que la gente debía adorar al emperador y no a Dios. Sin embargo, en Patmos, Juan no estaba disgustado ni amargado. Por el contrario, allí creció su determinación de compartir con los demás el mensaje de Cristo Jesús.
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