Soy Adolescente y me he hecho esta pregunta muchas veces.
Es muy difícil que no te influencien todas las cosas y personas que te rodean. Todas las revistas tienen modelos hermosas en las tapas. Las propagandas, la televisión, la escuela... ¡tantas cosas! Pero he aprendido que hay una cosa respecto de mi identidad que nunca cambiará: Yo soy la hija de Dios.
Hace dos años, comencé mi segundo año de secundaria en un colegio de señoritas. Tenía cuatro amigas muy cercanas del año anterior. Cuando comenzó el año, me pegué a ellas en lugar de tratar de conocer a las estudiantes nuevas y hacerme amiga de ellas. Estas amigas y yo éramos muy unidas. Íbamos a todas partes juntas; ni siquiera hablábamos con las demás chicas. En resumen, yo formaba parte de una camarilla. Formar parte de un grupo como éste me daba mucha seguridad. Sentía que nunca iba a estar sola ni me iban a dejar de lado. No tenía que hablar con la gente de mi mismo año que me intimidaba.
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