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Vivir sin temor

Del número de octubre de 1997 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

The Christian Science Monitor


¡Temor! Todos Lo Hemos Sentido. Yo tenía mucho temor cuando era adolescente y joven adulta. Tenía temor a los accidentes, a sufrir alguna pérdida, a que me rechazaran, a la soledad, a hablar en público, a que no aprobaran mi comportamiento, a ofender a la gente. Vivía con temor. El Apóstol Juan resumió el sentimiento que produce este monstruo de la siguiente manera: “El temor lleva en sí castigo”.Ciencia Cristiana

No obstante, otro escritor de los primeros cristianos les dio esperanza. Les dijo: “No nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio”. 1 Juan 4:18. De modo que con la esperanza de superar mis temores, exploré Ciencia y Salud. El libro exhorta a los lectores a que no tengan temor y explica porqué razón no deben tener temor. Muestra el verdadero universo, creado por Dios, el mismo que es descrito en el primer capítulo del Génesis en la Biblia. Éste es un universo del Espíritu, no de la materia. Sus habitantes son espirituales, no materiales. Nosotros somos esos habitantes. En ninguno de esos libros se menciona que Dios haya creado algo que pudiera darnos temor, abrumarnos o vencernos. (¡Léalos y confírmelo usted mismo!)

Comprendo cada vez más que Dios nos dio poder, autoridad, supremacía absoluta sobre toda la tierra. Y tenemos dominio sobre todo lo que es mortal. Sobre todo lo que sea malo o letal, tal como circunstancias nocivas o mortales. La Sra. Eddy, después de descubrir la verdad sanadora que llamó Christian Science 2 Tim. 1:7., llegó a decir lo siguiente: “No existe poder aparte de Dios. La omnipotencia tiene todo el poder, y reconocer cualquier otro poder es deshonrar a Dios”.Ciencia y Salud, pág. 228.

Si vivimos con temor, no estamos comprendiendo que somos espirituales y perfectos.

Entonces, todo este temor, ¿de dónde viene? Ciencia y Salud revela que surge de un sentido falso de lo que es real y verdadero. Un sentido falso, nada más. El temor surge de malentender lo que Dios es y hace por nosotros. Si vivimos con temor, no estamos comprendiendo que somos espirituales y perfectos, hechos a imagen de Dios, el Espíritu. No sabemos que Dios está siempre con nosotros. No sabemos que Dios es Amor, y que el gran amor que Él siente por nosotros sana el temor. No sabemos que Él nunca nos abandonaría ni nos dejaría desamparados.

El estudio exhaustivo que hizo la Sra. Eddy de la Biblia y de las enseñanzas de Cristo Jesús, le reveló que Dios es Todo-en-todo. De manera que Dios puede ser absolutamente todo para nosotros, y podemos dejar de vivir con temor. Para lograrlo tenemos que conocer la verdad y actuar como que la conocemos. Esto sería tener ese “dominio propio” sobre el cual se habla en el Nuevo Testamento.

¿Qué significa esto? Bueno, nosotros tenemos “dominio propio”. Dios es nuestra Mente. Nosotros somos la expresión de esa Mente. Usted es la expresión de esa Mente. Por lo tanto, usted tiene toda la sabiduría, la comprensión, la inteligencia, la inspiración, que necesita en cualquier situación, no solo para combatir el temor, sino para destruirlo.

Sané de mi temor a hablar en público.

Usted puede dejar de tener temor hoy mismo. Todo lo que produce temor se puede superar. Usted tiene el derecho de oponerse al mal. Usted tiene la autoridad que Dios le dio para hacerlo. La verdad sobre el mal es que no es poder, porque Dios tiene todo el poder, y Él es el opuesto mismo del mal. Por más agresivo que parezca, usted puede negarse a aceptar la propuesta del mal. Usted puede declarar que Dios es el bien, que es todo el poder y el único poder; que Dios está con usted aquí, ahora y siempre; que Dios lo ama a usted y a todos Sus hijos. Muchas veces leemos en la Biblia que no debemos tener temor. Por lo tanto, niegue el temor. Opóngase a él basándose en el hecho de que no tiene derecho de existir porque Dios no lo conoce. Haga esto como enseña Ciencia y Salud, y usted estará orando.

Algo que me daba terror era hablar en público. Me hice miembro de un club de gente que habla en público con la esperanza de superar esta limitación. Entonces ocurrió lo inevitable: Tuve que improvisar y el temor me ató la lengua.

Oré, y recordé un pasaje de Ciencia y Salud que dice que la Mente “... posee de por sí toda belleza y poesía y el poder de expresarlas. El Espíritu, Dios, se oye cuando los sentidos guardan silencio”.Ibid., pág. 89. Cuando me dieron el tema, recurrí a Dios y me puse a escuchar lo que la Mente divina decía dentro de mí. Instantáneamente percibí las ideas y palabras apropiadas, una detrás de la otra. Hablé con todo éxito. Y a partir de entonces, sané de mi temor a hablar en público.

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