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Nací Y Me Crié en un...

Del número de octubre de 1997 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Nací Y Me Crié en un pueblo rural de Kenia, era el tercer hijo después de dos mujeres. Mis padres y mis abuelos estaban encantados de tener su primer hijo y nieto varón.

La felicidad de mi llegada duró poco, ya que descubrieron que tenía un “problema extraño”, dificultad para respirar, particularmente por las noches, y una gripe constante.

En mi comunidad se creía en la hechicería, y aún creen, y mi enfermedad fue atribuida a la brujería. El método tradicional de curación nunca me ayudó. Más tarde mis padres decidieron consultar a un médico, quien diagnosticó que tenía asma crónico. El examen médico reveló que mis pulmones estaban demasiado débiles e inmediatamente me dieron medicamentos. El médico dijo que la enfermedad era hereditaria y que no se podía sanar con ninguna medicina conocida, y que la droga antihistamínica que prescribió reducía muy poco las posibilidades de un ataque. De modo que me dijeron que tenía que aprender a vivir con la enfermedad.

Para cuando llegó el momento de ir a la universidad ya tenía un historial de lo que podía hacer y de lo que no podía hacer para tratar el asma, y seguía al pie de la letra todas las indicaciones. Sin embargo, no había ninguna mejoría, al contrario el tratamiento médico se tornaba cada vez más complicado.

Un primo mío, enterado de mi situación, me invitó a ir a un servicio dominical de una iglesia filial de la Ciencia Cristiana en Nairobi. Los servicios fueron muy inspiradores para mí, y más tarde empecé a ir a los servicios de testimonios de los miércoles, que cambiaron mi vida por completo. Me enteré de varias curaciones que se habían producido como resultado de la oración de la persona. Esto junto con mi renovado entendimiento de Dios, me alentó a buscar mi propia curación por la Ciencia Cristiana.

Mi primo y yo estuvimos orando y hablando acerca de la idea de que la creación es perfecta y que el hombre es la imagen y semejanza de Dios y lo refleja. El hombre como idea espiritual de la Mente divina, es perfecto, libre de enfermedad, pecado y muerte. Exaltamos el poder de la Palabra de Dios, que es la única causa. Por lo tanto, vimos el error de la enfermedad y la creencia mortal en ella. Dios, el bien, siempre da la salud a Su creación. Continuamos afirmando la verdad espiritual de la nada de la materia y del temor a que las alergias, el polvo, o el cabello puedan provocar asma. Pusimos atención en lo que la Sra. Eddy dice en Ciencia y Salud: “Solo hay una única causa primordial. Por tanto, no puede haber efecto de ninguna otra causa, y no puede haber realidad en nada que no proceda de esa causa grande y única” (pág, 207).

El médico dijo que la enfermedad era hereditaria...

Durante el tiempo que oré de esa manera, deseché mis medicinas y confié solamente en el poder del Principio divino siempre en operación. Muy pronto perdí el temor a los ataques de asma, y nunca tuve otro. Ahora ni siquiera pienso en ellos.

Es una alegría para mí compartir esta experiencia, que considero fue la curación de un problema físico a través del poder transformador de la Palabra, actuando en mi consciencia a través de la oración y del entendimiento espiritual de mi verdadera identidad.

Estoy inmensamente agradecido a la Ciencia Cristiana por poner al alcance de todos el elemento sanador del cristianismo.




La Iglesia Madre
es La Primera Iglesia de Cristo, Científico,
en Boston, Massachusetts.
Sus filiales se denominan Iglesias de Cristo,
Científico, y Sociedades de la Ciencia Cristiana.

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