Cada Uno De nosotros, tarde o temprano, probablemente se haya hecho preguntas como éstas: "¿Cómo será mi futuro en este país?" "¿Será necesario ir a otro país para mejorar mi situación?" "¿Cómo voy a progresar si en este país no hay campo para lo que estoy estudiando?" Uno podría continuar con una interminable lista de preguntas similares.
Como jóvenes que somos, nos preocupa nuestro futuro, y es normal que tengamos metas que nos gustaría alcanzar. Yo las tengo; todo el mundo las tiene. Si todo esto que queremos lograr es tan bueno, productivo y nos beneficia, estas metas deberían ser de gozo y alegría en nuestra vida. ¿Por qué es, entonces, que en los jóvenes se ve tanto desaliento y disconformidad con todo lo que hacen?
Evidentemente aquí hay algo que se está contradiciendo, porque el hacer algo bueno jamás puede producir resultados negativos. Quizás tengamos que ver cuales son nuestros motivos y preguntarnos en qué estamos confiando para lograr esos objetivos.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!