Después Que Mary Baker Eddy descubrió la Ciencia Cristiana en 1866, ella trabajó durante muchos años para explicar las reglas espirituales de la curación inherentes a su teología. A lo largo del camino, sus estudiantes fueron los que recibieron los puntos de vista más claros, y escribieron muchos e importantes relatos de lo que ella les enseñó.
En 1898, la Sra. Eddy condujo su última clase de Ciencia Cristiana; fue una clase especial por invitación. Sesenta y ocho estudiantes asistieron, todos con una sólida base en la Ciencia Cristiana.
Uno de los estudiantes escribió lo siguiente acerca de lo que aprendió la clase, "primero y último": "Había un solo Dios, y en consecuencia, sólo podía haber un solo reflejo completo, que por supuesto era la idea compuesta, el hombre. Ella habló bastante sobre el hecho de que sólo podía haber un reflejo total o completo de un solo Dios, y que ese hecho debe ser la base de toda deducción científica. Ella dijo que sólo a medida que sus estudiantes percibieran el hecho fundamental de que el único Dios sólo podía tener un reflejo completo, captarían el sentido básico correcto de la Ciencia Cristiana, y sabrían que no había ningún otro punto de partida". Lyman P. Powell, Mary Baker Eddy: A Life Size Portrait (Boston: The Christian Science Publishing Society, 1991), pág. 195.
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