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Una introducción a la Biblia

Jesús: el gran Maestro

Del número de marzo de 1997 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


El registro más antiguo que tenemos sobre Cristo Jesús se encuentra en el primer capítulo de Marcos. Nos cuenta que Jesús fue a Galilea predicando las buenas nuevas del reino de Dios, diciendo: "El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado". Dijo que la gente debía arrepentirse, dejar el mal atrás y creer en las buenas nuevas. Véase Marcos 1:14, 15. Este mensaje acerca del reino de Dios es la enseñanza principal de Jesús.

La gente vio las cosas maravillosas que dijo e hizo Jesús, y lo siguieron. Poco después de empezar a predicar, Jesús le pidió a cuatro hombres — Simón, Andrés, Jacobo y Juan — que se unieran a él mientras se preparaban para ir a otras ciudades en Galilea, y diseminaran la palabra de Dios. Véase Marcos 1:16–39,45. (Como recordarán, más tarde Jesús cambió el nombre de Simón por el de Pedro.) Estos hombres, y otra gente, fueron conocidos como discípulos, o estudiantes, de Jesús.

Jesús y estos seguidores fueron a una ciudad llamada Capernaum, que se encontraba en la costa noroeste del Mar de Galilea. Entonces, un día sábado, el día de reposo de los judíos, Jesús fue a la sinagoga. El servicio en la sinagoga comenzaba con la oración seguida de lecturas de las Escrituras. A continuación, el principal de la sinagoga invitaba a alguno a enseñar alguna lección basada en lo que se acababa de leer. Ese día, le pidieron a Jesús que hablara.

Cuando Jesús habló acerca del reino de los cielos, la gente estaba "admirada". Esta es una palabra fuerte que se usa en este pasaje de la Biblia. Quiere decir "conmover a una persona produciéndole fuertes sentimientos, tal como temor, maravilla o hasta alegría". Cuando Jesús enseñaba sus palabras llegaban profundamente al corazón de la gente porque les mostraba la presencia y el poder de Dios.

Ese mismo día, Jesús sanó a uno de ellos en la sinagoga. Él no les daba simplemente nuevas ideas en las que pensar. Su enseñanza cambiaba la vida de la gente. Sanaban de enfermedades y eran liberados del pecado. Otros hasta eran levantados de entre los muertos.

Por la noche, cuando había terminado el día de reposo, mucha gente apareció en la casa de Simón Pedro. Querían escuchar por sí mismos lo que Jesús estaba predicando, y muchos querían ser sanados. La reputación de Jesús como maestro y sanador creció, y más gente comenzó a seguirle.

El Evangelio según Marcos nos cuenta en su mayor parte lo que hizo Jesús. Los Evangelios según Mateo y Lucas fueron escritos un poco más tarde y cuentan bastante más sobre lo que Jesús dijo acerca del reino de Dios. Repiten mucha de la información que da Marcos, pero también agregan muchos detalles. La fuente para toda esa nueva información se llama el documento Q (Q representa la palabra alemana Quelle que quiere decir fuente). Nadie ha podido encontrar una copia del documento Q, pero mucha gente cree que debe de haber existido una fuente así porque Mateo y Lucas comparten mucha de la misma información.

Jesús enseñó que el reino de Dios está cerca. Cuando la Biblia habla del reino de Dios, por lo general habla acerca de la regla de la armonía de Dios, Su gobierno perfecto. Jesús comienza diciendo que el momento de que esta regla se manifestara en la tierra estaba cercano. Cuando la gente le preguntó cuando ocurriría, él respondió: "El reino de Dios no viene con manifestación exterior, ni dirán: ¡Helo aquí!, o ¡Helo allí!; porque he aquí que el reino de Dios dentro de vosotros está". Lucas 17:20,21, Versión Moderna de la Biblia. Y Jesús probó esto a través de su obra sanadora.

A menudo contaba historias o parábolas para ayudar a la gente a comprender algo. Por ejemplo, en una ocasión dijo que el reino de los cielos es como una semilla de mostaza que al principio es muy pequeña, pero que crece hasta alcanzar gran tamaño. También dijo que es como la levadura que hace que suba el pan. La levadura cambia la masa y hace que se expanda. También en otra ocasión dijo que era como una perla maravillosa tan especial que el joyero está dispuesto a vender todo lo que tiene para comprarla. Véase Mateo 13:31–33; 45, 46.

La verdad es que no podemos comprar el reino de los cielos. Jesús enseña que es la cosa más importante de todas. Jesús también dijo que debemos arrepentirnos. Aquí arrepentirse significa cambiar nuestra manera de pensar. También sugiere que debemos eliminar las cosas malas que hemos hecho, y dar los pasos necesarios para corregirlas. En los Evangelios el significado más importante del arrepentimiento es un cambio de pensamiento. La gente experimenta este tipo de cambio cuando cree en las buenas nuevas que Jesús enseñó de que Dios gobierna en la tierra ahora. Los Evangelios según Mateo y Lucas nos cuentan mucho de lo que dijo Jesús acerca del arrepentimiento.

Jesús sanó a muchos que estaban enfermos, ciegos o cojos. También enseñó que era el poder de Dios investido en él lo que realizaba esas curaciones, que no era su propio poder personal. Véase Juan 14:10. Con mucho cuidado enseñó a la gente cómo debían vivir si querían sentir la presencia de Dios.

Lo más destacado de las enseñanzas y predicación de Jesús se encuentra registrado tanto en Lucas como en Mateo. Lucas escribe acerca de lo que Jesús dijo en una planicie cerca de Capernaum. Véase Lucas 6:12–49. Una planicie es un área muy grande y plana de tierra. De acuerdo con Mateo, Jesús también destacó estos puntos cuando estaba en una montaña cerca de Capernaum. Hoy en día este discurso generalmente se conoce como el Sermón del Monte. Véase Mateo, caps. 5–7. Jesús probablemente hizo hincapié en estos puntos muchas veces.

Lucas y Mateo hablan de las Bienaventuranzas, que son las instrucciones que nos dio Jesús para ser felices. Jesús también habló acerca de la importancia de cuidar nuestro pensamiento, nunca enojarse y amar a nuestros enemigos. Muchas personas han oído hablar de la Regla de Oro: Haz con los demás como quisieres que ellos hicieren contigo. Esto también es parte del Sermón del Monte.

El Sermón del Monte también incluye el Padre Nuestro y lo que Jesús enseñó acerca de los Diez Mandamientos. El sermón termina cuando Jesús dice que quienes escuchan sus palabras y las hacen son como aquellos que construyen sus casas sobre la roca en lugar de sobre la arena. Entonces cuando llegan las fuertes lluvias, sus casa no son arrastradas.

Jesús nos mostró lo que debemos hacer. Hoy en día mucha gente conoce el proverbio que dice que los hechos hablan más fuerte que las palabras. En una ocasión Jesús hasta le dijo a la gente: Si no pueden creer lo que les digo, crean en mis obras; entonces sabrán que vengo de Dios. Véase Juan 10:37, 38.

Aunque los seguidores de Jesús trataban de creer lo que él les enseñaba, a veces no podían comprender el verdadero significado de lo que decía. Esto ocurrió en el caso de María y de Marta. Véase Juan 11:1–45. Su hermano Lázaro había muerto. Ellas tenían dificultad para comprender lo que Jesús quiso decir cuando les dijo que él era la resurrección y la vida. Pero cuando Jesús resucitó a Lázaro de los muertos, ellos comprendieron. Esta curación realmente los dejó "admirados" a todos. Sólo el poder de Dios podría haber hecho algo tan maravilloso.

Jesús también pasó mucho tiempo enseñando a sus discípulos. Les enseñó que podían hacer el mismo trabajo que él había hecho. Véase Juan 14:12. Realmente esto no lo entendieron hasta que Jesús se los demostró a través de su experiencia en la cruz. Cuando se levantó después de haber estado sepultado tres días, vieron que el poder y el amor de Dios no tenían límites.

Otra cosa que Jesús enseñó a sus discípulos era que las Escrituras hebreas incluyen profecías acerca de él. Véase Lucas 24:27. También les dijo que cuando él ya no estuviera con ellos, Dios les enviaría un Consolador que recordaría a la gente todas sus obras y todo lo que les había enseñado. Véase Juan 14:26.

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