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EN BUSCA DE TRABAJO

Del número de marzo de 1997 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

The Christian Science Monitor


¿Está Buscando Trabajo y no lo encuentra? Quizás tenga un trabajo pero no se siente satisfecho. Hay una solución para las dos situaciones, una solución espiritual. En otras palabras, se encuentra más allá de lo que podemos ver con nuestros ojos, se encuentra en lo que Dios revela en nuestros corazones. El libro de los Salmos dice: "Bendito el Señor; cada día nos colma de beneficios". Salmo 68:19. Ésta es una declaración de la ley espiritual que es real y que gobierna nuestra vida. Cristo Jesús, fundador del cristianismo, mostró constantemente a la gente el bien que recibían de parte de Dios. Jesús sanó la enfermedad y también resucitó a varios de la muerte. Alimentó a miles cuando sólo había un poco de comida. Quienes lo seguían y lo escuchaban, tuvieron un gran progreso en sus vidas. Aquellos que no quisieron oírlo ni seguirlo no tuvieron esa ventaja, aunque pudieron haberla tenido. Lo mismo sucede hoy en día.

Además, hoy disponemos de algo que las personas de los tiempos de Jesús no tenían, la explicación de sus enseñanzas con el descubrimiento de las leyes de Dios que se llama Ciencia Cristiana. Mary Baker Eddy, descubrió esas leyes hace más de cien años. En la Biblia hay muchas manifestaciones de las leyes de Dios, y ellas son siempre buenas, siempre nos benefician y ayudan. Las leyes de Dios nos ayudan cuando reconocemos que ellas existen, son reales y están en operación en nuestra vida.

Por ejemplo, Jesús enunció algo que puede ser muy útil para encontrar trabajo. Dijo: "Dad, y se os dará". Lucas 6:38. Detrás de esto está la ley espiritual que nos dice que somos completos y que tenemos todo el bien, porque Dios creó todo y lo creó espiritual y bueno.

Ahora bien, considerar las cosas desde este punto de vista es completamente diferente de pensar en ellas desde una perspectiva material. El hijo de Dios no está maldecido, ni carece de control, ni está gobernado por la suerte, el azar o las circunstancias, ni es abandonado para que solucione solo sus problemas. ¡No estamos solos! Tenemos toda la ayuda y los beneficios que necesitamos de parte de Dios, quien nos ama sin medida. Para practicar las leyes de Dios, necesitamos entenderlas, y lo podemos lograr.

En una ocasión yo estaba buscando trabajo, y no podía encontrar nada, por más esfuerzo que hacía. Se estaba acercando la fecha en que necesitaba contar con cierto dinero. Desesperado, oré a Dios, preguntándole qué necesitaba hacer. Oí una voz fuerte y clara que me dijo: "Da". Pensé que no tenía que dar nada, que yo era a quién se le tenía que dar.

Pero éste era un mensaje celestial, recordándome la ley divina que dice que Dios me hizo tan bueno como Él es, y que yo ya tenía todas las cosas buenas que necesitaba. La verdad era que yo ya tenía abundancia de bien. Lo que necesitaba hacer era compartirlo. Jesús, demostró esa verdad al multiplicar los panes y los peces y alimentar a cinco mil personas. Véase Mateo 14:15-21. A sus discípulos les parecía que lo que tenían no era suficiente, pero él sabía que como Dios es la fuente del bien y siempre bendice a Sus hijos, habría más que suficiente. Como resultado tuvieron que llenar muchas cestas con la comida que sobró después de que todos comieron.

Entonces, pensé que tenía que dar. Comprendí que yo había querido pintar la casa de mis primos porque me habían permitido vivir con ellos sin pagar alquiler. Pero pensaba que no tendría suficiente tiempo para pintar y también buscar un trabajo. Sin embargo, decidí pintar su casa.

Después, alguien me contrató para hacer un pequeño trabajo de pintura. Luego otra persona me contrató. En poco tiempo, ya tenía más que suficiente dinero para satisfacer mis necesidades. También pude ayudar a un amigo que tenía necesidad de trabajar al ofrecerle que trabajara conmigo. La lección que aprendí continúa siendo muy útil para mí.

En Ciencia y Salud leemos: "No nos empobrecemos al dar en servicio de nuestro Hacedor ni nos enriquecemos al retener".Ciencia y Salud, pág. 79. Esto describe la ley de Dios que me ayudó.

El buscar maneras de dar en vez de simplemente tratar de recibir, brinda recompensas inmediatas. Todos tenemos algo que dar porque todos somos los hijos de Dios. Aunque sea un tenue reconocimiento de este hecho, y el deseo de llevarlo a cabo resulta en un empleo lucrativo y satisfactorio.

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