Este informe ha sido enviado por el bibliotecario de una Sala de Lectura de la Christian Science en Canadá.
Nuestra Sala de Lectura está próxima a un café muy bien concurrido y a una librería muy grande y conocida. Cuando la librería abrió sus puertas, yo solía enviarle clientes que buscaban libros que nosotros no teníamos.
Un día vino un hombre que buscaba libros sobre vegetarianismo. Me dijo que se sentía mal, que quería sanarse por medios naturales y que estaba convencido de que necesitaba incluir aceite en su dieta. Le leí la definición de “aceite” del glosario de Ciencia y Salud, y se calmó mientras se lo leía. Le hablé de la curación que había tenido Mary Baker Eddy, que ella había escrito Ciencia y Salud, y que este libro habla acerca de quién es Dios, quiénes somos nosotros, y cómo podemos sanarnos.
Tomando Ciencia y Salud se dirigió a la sala de estudio y me preguntó por dónde comenzar. Le dije que el Prefacio es hermoso, pero que podía empezar por cualquier parte. Estuvo leyendo por unos veinte minutos, y mientras leía pensé que iba a necesitar un ejemplar en su propio idioma. Finalmente me preguntó si teníamos un libro en español. Me contuve para no correr y alcanzarle el ejemplar en español, y fui caminando para traérselo.
Cuando salio con su Ciencia y Salud era un hombre diferente. Me reí cuando me vino este pensamiento: “Yo [Dios] te he estado enviando honestos buscadores de la Verdad, ¡y tú los has estado enviando a la librería de al lado!”
Otra persona vino buscando una Biblia de letra grande. Le mostré una lista con diferentes tamaños de letras, pero sin darme cuenta le enseñé los tipos de letras de Ciencia y Salud. “Oh, no”, dijo, “estoy buscando la Biblia”. “Lo siento”, contesté. “Usted quiere la Biblia solamente. Sin querer le estaba mostrando nuestra Clave de las Escrituras porque viene en letra grande”.
Ella repitió, sorprendida: “¿Tiene una clave de las Escrituras, la tiene de veras, de veras? He leído la Biblia cinco veces y aún no la comprendo. ¡Me encantaría tener una clave de las Escrituras!’
Compró un ejemplar de Ciencia y Salud y se quedó de pie, leyéndolo con sumo interés durante un largo rato, indiferente al mundo que la rodeaba, y luego se fue dando las gracias.