Siempre Nos Están viniendo al pensamiento sugestiones para que las aceptemos o las rechacemos. Algunas nos gustan y otras no. El pensamiento de que un buen amigo nos invite a cenar es la clase de sugestión agradable que probablemente nos guste. Pero una sugestión de que debemos pasar en medio de un enjambre de avispas furiosas obviamente no nos gusta. Sin embargo, la mayoría de las sugestiones son sutiles y a menudo no es fácil identificarlas como verdaderas o falsas, tal es el caso de las sugestiones de que el polen de ciertas plantas puede ser irritante o que tomar bebidas alcohólicas en reuniones sociales está bien siempre y cuando se haga con moderación.
Es vital para nuestra salud y bienestar que estemos alertas a este tipo de sugestiones. Entre las más antiguas e insidiosas de todas las sugestiones está la proposición que la serpiente le hizo a Eva de que comer del árbol del conocimiento del bien y del mal los haría, a ella y a Adán, como dioses. La serpiente no usó fuerza, pero Eva, y después Adán, cedieron a la promesa engañosa de obtener poder y sabiduría separados de Dios. La alegoría de Adán y Eva revela el triste resultado de dejarnos engañar por la mentira de que tanto el bien como el mal son reales. Esta sugestión mentirosa oscurecería en nuestra vida la gran verdad de que Dios hizo al hombre espiritual y completamente bueno, a Su imagen y semejanza.
Fue este hecho eterno de la filiación del hombre con Dios que Cristo Jesús entendió sin reservas. Sabiendo esto, él rechazó la sugestión de que la vida, la inteligencia y el poder, pudieran existir separados de Dios y demostró que la voluntad de Dios para el hombre es libertad absoluta.
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