Siempre Nos Están viniendo al pensamiento sugestiones para que las aceptemos o las rechacemos. Algunas nos gustan y otras no. El pensamiento de que un buen amigo nos invite a cenar es la clase de sugestión agradable que probablemente nos guste. Pero una sugestión de que debemos pasar en medio de un enjambre de avispas furiosas obviamente no nos gusta. Sin embargo, la mayoría de las sugestiones son sutiles y a menudo no es fácil identificarlas como verdaderas o falsas, tal es el caso de las sugestiones de que el polen de ciertas plantas puede ser irritante o que tomar bebidas alcohólicas en reuniones sociales está bien siempre y cuando se haga con moderación.
Es vital para nuestra salud y bienestar que estemos alertas a este tipo de sugestiones. Entre las más antiguas e insidiosas de todas las sugestiones está la proposición que la serpiente le hizo a Eva de que comer del árbol del conocimiento del bien y del mal los haría, a ella y a Adán, como dioses. La serpiente no usó fuerza, pero Eva, y después Adán, cedieron a la promesa engañosa de obtener poder y sabiduría separados de Dios. La alegoría de Adán y Eva revela el triste resultado de dejarnos engañar por la mentira de que tanto el bien como el mal son reales. Esta sugestión mentirosa oscurecería en nuestra vida la gran verdad de que Dios hizo al hombre espiritual y completamente bueno, a Su imagen y semejanza.
Fue este hecho eterno de la filiación del hombre con Dios que Cristo Jesús entendió sin reservas. Sabiendo esto, él rechazó la sugestión de que la vida, la inteligencia y el poder, pudieran existir separados de Dios y demostró que la voluntad de Dios para el hombre es libertad absoluta.
Una clave del éxito de Jesús en la curación fue su habilidad para reconocer y rechazar instantáneamente las sugestiones mentales falsas. La Biblia ilustra esto en el relato de la tentación que enfrentó al principio de su ministerio. Véase Mateo 4:1–11. Primero, le vino la sugestión de que convirtiera piedras en pan para satisfacer su hambre y, segundo, que saltara del pináculo del templo para probar que Dios lo salvaría. De inmediato rechazó la primera sugestión del mal diciendo: “Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. Y a la segunda respondió: “Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios”. Jesús sabía que su protección y sustento reales y el de todos los demás, se encuentra en Dios. Ni el hambre aguda ni el orgullo personal pudieron tentarlo a cambiar de parecer.
Por último, el tentador sugirió que Jesús podría adquirir poder personal para gobernar el mundo si tan solo se postrara ante él, es decir, que cediera al pensamiento de que el poder y el prestigio podrían venir por un medio no dirigido por Dios. La respuesta de Jesús fue inmediata y clara: “Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás”. La Biblia indica que las tentaciones terminaron por un tiempo y que Jesús inició su ministerio de curación y enseñanza.
En cada caso, Jesús rechazó las sugestiones falsas en obediencia al Primer Mandamiento: “No tendrás dioses ajenos delante de mí”. Éx. 20:3. Podemos aprender del ejemplo de Jesús y tener un Dios, una fuente de inteligencia y poder, podemos discernir que la Verdad, no la sugestión errónea, es el poder.
Otro nombre para las sugestiones mentales erróneas es malapráctica mental.
En un artículo que trata sobre detectar y destruir esta influencia falsa, Mary Baker Eddy escribe: “A menos que nuestros ojos estén abiertos a la manera de actuar de la malapráctica mental, trabajando con tanta sutileza que equivocadamente tomamos sus sugestiones como los impulsos de nuestro propio pensamiento, la víctima se permitirá ir a la deriva en la dirección equivocada sin saberlo. Estad siempre en guardia contra este enemigo. Vigilad vuestros pensamientos y ved si ellos conducen a Dios y a la armonía con Sus verdaderos seguidores”.The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany, pág. 213.
Una curación
Una noche, una organista, inmediatamente después de finalizar el preludio de una reunión de testimonios de los miércoles en una iglesia filial de la Christian Science, de pronto sintió los síntomas de un fuerte resfrío. No creyó poder continuar con el servicio. Entonces recordó que un par de noches antes había mirado un episodio de una serie en la televisión (popular a fines de los años sesenta) que se llamaba Los Vengadores.
En él, los agentes del gobierno británico vengaban los crímenes contra la gente y el estado. En el episodio que esta señora había mirado, localizaron a los villanos que estaban causando la muerte de personas muy importantes dándoles algo que ocasionaba los síntomas de un resfrío fatal a las cuarenta y ocho horas. “Me empecé a reír”, me dijo después. “Me di cuenta de que había sido víctima de la sugestión mental de que la enfermedad es real y que exactamente cuarenta y ocho horas después de haber mirado ese programa me estaba agarrando un severo resfrío. Pensé: ‘Esto es ridículo’. Los síntomas simplemente se desvanecieron. Aparecieron por un momento y desaparecieron completamente al momento siguiente”.
Si bien los acontecimientos que rodean esta experiencia suenan un poco cómicos, todos los días, sugestiones mentales alegando la realidad de la enfermedad y que somos vulnerables a ella están atacando a la humanidad, induciendo la enfermedad y aun la muerte.
Entre las muchas sugestiones de las que hay que protegerse están las que crean temor a enfermedades específicas o trastornos corporales mientras que promueven el uso de ciertos medicamentos y procedimientos médicos. Ciencia y Salud explica: “La prensa, sin saberlo, propaga muchas penas y enfermedades entre la familia humana. Eso lo hace al dar nombres a las enfermedades y al publicar largas descripciones que proyectan vivamente imágenes de enfermedad al pensamiento”.Ciencia y Salud, págs. 196–197.
“Yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, Pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis”.
Jeremías 29:11
La mejor manera de ponerse en guardia contra tales imágenes falsas es someter nuestros pensamientos a la prueba del Primer Mandamiento. Por ejemplo, preguntándonos: “¿Este pensamiento me viene de Dios, la Mente para que lo acepte? ¿Me acerca al único Dios y a Su presencia omnipotente y amor eterno?” Si no es así, no es nada más que una sugestión mental falsa de que Dios no es omnipotente y la sugestión puede y debe ser rechazada por no tener poder.