El Mundo Necesita de la curación, en cada hogar, vecindario, escuela, comercio o empresa, en cada aspecto de la vida. Se necesita allí mismo donde estamos usted y yo.
La gente desea una curación que llegue a lo profundo de su corazón y restablezca su sentido de valía y dignidad, a la vez que sane sus heridas físicas, mentales y morales. Esto exige curación cristiana, la curación a través del Cristo, la manifestación de la Verdad y el Amor divinos. Y además exige sanadores cristianos.
No se requiere de un talento especial que otras personas no tengan, pero sí se necesita pureza de pensamiento y estar dispuesto humildemente a confiar en Dios. Cristo Jesús, el Hijo de Dios, se apoyó totalmente en Dios durante su ministerio sanador. Lo mismo hizo su seguidora, Mary Baker Eddy, quien descubrió la Ciencia de la curación cristiana y probó su eficacia en su propia práctica sanadora. En una oportunidad escribió lo siguiente: “El mejor sanador es aquel que menos se hace sentir, y viene así a ser una transparencia para la Mente divina, la cual es el único médico; la Mente divina es el sanador científico”.Escritos Misceláneos, pág. 59.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!