En Esta Entrevista para la edición radial de El Heraldo de la Christian Science, que de Caracas, Venezuela, se ve cómo lo que resultó en beneficio para la subsidiaria donde él trabajaba, trajo beneficios para las subsidiarias en otros países. La oración cumplió un papel de vital importancia en la búsqueda de soluciones. Esto ocurrió en una época en que Jorge trabajaba en Madrid.
Enrique: La empresa donde tú te desempeñas encontró hace un tiempo una salida gracias a tu participación en momentos en que la opción era la de cerrar la fábrica. ¿Quisieras relatar los detalles de esta experiencia?
Jorge: Sí, con mucho gusto. Esta es una situación que se plantea muchas veces en la vida de algunas empresas, en las cuales no parece haber ninguna salida viable, y para mí fue una gran lección ver que, incluso, cuando no se vislumbra una clara solución, uno siempre puede saber que el bien proviene de una sola fuente, Dios, y realmente esperar un desenlace positivo.
En esos momentos España decidió entrar en el Mercado Común y abrirse, después de muchos años de ser una economía completamente cerrada, que no permitía ningún tipo de importación, y exportaba solo algunas cosas. Entonces, la empresa mía vio que el producto que fabricábamos tenía que estar a la altura de los productos que ya se producían en otras partes y realmente pusieron mucho empeño en mejorar el producto. Pero cuando hicimos los cálculos económicos nos dimos cuenta de que también había que vender fuera de España para que la producción fuera rentable, y ahí surgió un problema. Como la compañía tenía subsidiarias en otros países fabricando el mismo producto, no parecía conveniente hacernos competencia a nosotros mismos.
Enrique: ¿Tenía la empresa la capacidad como para poder incrementar su producción?
Jorge: Sí, la tenía, pero no parecía haber un mercado que fuera a absorber todas estas cantidades que tenían que producirse sin hacernos competencia a nosotros mismos. Era una situación donde mucha gente dijo que lo que había que hacer era cerrar la fabricación española. Sin embargo, a mí me dieron la tarea de hacer un plan de marketing para ver si se podía vender el producto español fuera de España. Y me dieron diez días.
Enrique: ¿Es diez días para una tarea de esa naturaleza el tiempo normal que se le da a una persona encargada de Marketing?
Jorge: Diez días es sumamente poco, porque para preparar bien una cosa así se necesitan varios meses, y hay que ir a los diferentes mercados y hacer estudios en esos mismos mercados. Pero aquí había que tomar una decisión muy rápida porque, o se seguía adelante con todo el proyecto, o se paraba. Entonces, me dijeron que hiciera en diez días el trabajo como podía. Era una situación bastante difícil pero ya había tenido otras experiencias en las que busqué por medio de la oración comprender que somos el reflejo de una sola Mente divina que tiene todo el conocimiento, que es omnipresente, omnisapiente. Yo sabía que si me dejaba guiar por esta Mente divina podría haber perfectamente una solución para ello. Estuve orando mucho y también trabajando mucho esos diez días; y en la medida en que dejaba de lado los temores de que no iba a encontrar lo que buscaba, y el sentimiento de que me faltaba información, o que me podían faltar las fuentes adecuadas para llegar a la información, en esa medida abría mi pensamiento a Dios, y me llegaban las ideas. También me fue posible encontrar muchas fuentes de información y poder presentar un plan que al final se aceptó y que fue el inicio de nuestras exportaciones. Esto amplió la oferta a nivel mundial y nos permitió mantener la producción en España.
Enrique: ¿Qué recepción tuvo esta medida en las demás subsidiarias de la compañía?
Jorge: Al principio hubo mucho escepticismo, pero ahora están muy contentos con este otro producto, porque les amplía la oferta que ellos pueden ofrecer a sus propios clientes. Esto ha beneficiado a todos.
Enrique: Cuando estabas tratando de solucionar este problema a través de la oración, ¿en dónde encontraste inspiración?
Jorge: Bueno, hay varias partes de la Biblia que me inspiraron mucho. En su Epístola a los Corintios, Pablo dice: “Estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano” (1 Cor. 15:58).
Enrique: Esa parte nos habla mucho sobre los motivos de nuestro trabajo, los motivos de nuestra oración.
Jorge: Exacto, porque los motivos son muy importantes. Cuando nosotros queremos ver en nuestra experiencia el bien, no lo buscamos para nosotros o para nuestros amigos o nuestros familiares o para nuestra empresa, sino para que se manifieste la realidad de la salvación de Dios. Es por la gloria de Dios que lo buscamos, y esto da resultados seguros. Y también hay un versículo de Santiago que me gusta. ¿Sabes?, Santiago estuvo en España, así al menos dice la historia. Él dice; “La oración eficaz del justo puede mucho” (Sant. 5:16).
Enrique: Cuando miras en retrospectiva. ¿Qué lección te ha dejado esta experiencia?
Jorge: Ha sido para mí una lección muy importante porque he visto con mucha claridad cuán a menudo nos imponemos a nosotros mismos limitaciones. Y cuando elevamos un poco la perspectiva, cuando se hace más espiritual, entonces estas limitaciones desaparecen y se hacen evidentes las maravillas que en realidad Dios ha puesto ahí para todos nosotros. En Ciencia y Salud, hay algo muy parecido a esto que hemos dicho y dice: “Cuando el hombre es gobernado por Dios, la Mente siempre presente que comprende todas las cosas, el hombre sabe que para Dios todas las cosas son posibles” (180:27).
Enrique: Realmente, cuando ponemos las cosas en las manos de Dios se nos abren nuevos horizontes, también.
Jorge: Claro. Y al ver en la Biblia personajes que estaban en posiciones de autoridad que, en la medida en que buscaron una perspectiva espiritual, tuvieron éxito. Por ejemplo Nehemías, que reconstruyó el muro destruido de Jerusalén, o José, que tuvo que organizar a todo un país para que sobrellevara siete años de carestía, o Moisés, que sacó a todo un pueblo de la esclavitud a través de un desierto, o David, que organizó después el reino del pueblo de Israel con su hijo Salomón.
Enrique: El caso en particular de José me gusta, porque a través de su vida vemos cómo se mantuvo dentro de una línea de conducta moral, sin desviarse ni para un lado ni para el otro, a pesar de las tentaciones que se le pusieron en el camino.
Jorge: Y la integridad da mucha fuerza también en el plano comercial. El hombre de negocios que tiene integridad tiene el éxito asegurado.
Enrique: Cuando mencionas que recurriste a Dios, esto no es algo nuevo en tu vida, esto lo has venido haciendo desde hace tiempo, ¿no es así? Cuéntanos cómo conociste la Christian Science.
Jorge: Fue a través de mis padres, que la conocieron cuando yo tenía 11 ó 12 años. Un domingo me llevaron a la Escuela Dominical, y a partir de allí, según recuerdo, fuimos en forma regular a la iglesia. Pero la decisión de hacerme Científico Cristiano la tomé en realidad bastante después, cuando tenía unos 20 años. Yo ya había tenido algunas experiencias y creo que eso es realmente lo importante, que uno mismo tome la decisión, no que siga un curso porque se lo han enseñado, sino que uno ore, piense y tome la decisión. Que diga: “Esto es la verdad para mí, esto es lo que quiero seguir”.
Yo sabía que si me dejaba guiar por esta Mente divina podría haber perfectamente una solución...
El hombre de negocios que tiene integridad tiene el éxito asegurado.
Enrique: Tú te has referido a tu fuente como Dios, dijiste que la verdadera Mente de cada uno es la Mente divina. Estos conocimientos los obtuviste en la Escuela Dominical evidentemente. ¿No es cierto?
Jorge: Sí, desde el comienzo, con el estudio que tenemos de la Biblia, que es nuestra fuente de inspiración, y del libro de texto de la Sra. Eddy, que es como una clave que en realidad nos ilumina y nos amplía el contenido de los mensajes bíblicos, ayudándonos a adaptarlos a los problemas que se nos presentan.
Enrique: Y seguramente sigues poniendo en práctica estos estudios todos los días en tu trabajo o en tu hogar o a donde vayas.
Jorge: Y por ello estoy muy, muy agradecido.