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La ley espiritual nos defiende de todo

Entrevista

Del número de abril de 1998 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Aveces Parece como si estuviéramos más conscientes de la ley cuando escuchamos que ha sido transgredida. Hoy día, el trabajo de hacer cumplir la ley puede ser una lucha cuesta arriba. Pero, ¿existe otro modo de mirar la ley y su cumplimiento?

La revista Christian Science Sentinel exploró este tema con un Científico Cristiano que desde hace veinticuatro años es agente especial del FBI. Hillman ha sido asignado para investigar casos que van desde violaciones a los derechos civiles y federales hasta terrorismo, tráfico ilegal de drogas y corrupción política. Actualmente trabaja en un escuadrón de operaciones especiales.

¿Cuál es su opinión acerca de la ley?

La ley en su sentido más profundo es más que reglas que los individuos pueden o no transgredir. La Biblia, a menudo, habla de la ley de Dios. Por ejemplo: “Tu justicia es justicia eterna, y tu ley la verdad”. Salmo 119:142. La ley es realmente el gobierno de Dios en Su universo y es espiritual y siempre se encuentra en vigor.

Las leyes humanas son justas y eficaces en la medida en que reflejan la ley divina. Muchas se basan en la Regla de Oro, la obligación de tratar a los demás como nos gustaría que nos tratasen a nosotros.

¿Cómo puede ayudar un punto de vista espiritual a la prevención del delito?

A mí me parece que todos los delitos tienen por lo menos una cosa en común: la creencia de que Dios puede estar separado de Su creación, ya sea por un instante o permanentemente.

Trato de aferrarme a la idea de que Dios no está separado de Su creación, incluso el hombre, y que esa creación refleja a Dios, expresando todos Sus atributos, como amor, inteligencia, orden.

La creación de Dios es armoniosa, y Dios está siempre con y en control de ella. Si uno comprende esta verdad, la creencia de que alguien no pueda saber qué hacer en cierta circunstancia, es eliminada.

Denos un ejemplo de cómo esto lo ha ayudado en su trabajo

Hace unos años, yo era el agente investigador en un caso de derechos civiles y federales. El cuerpo de un hombre afro-americano, un músico de cierta reputación, había sido encontrado en un parque público. El individuo aparentemente responsable de haberlo golpeado era un hombre blanco. El caso fue tratado primero como un homicidio y procesado por las autoridades locales, y el acusado fue absuelto. Esto causó indignación entre los grupos de derechos civiles de la zona; quienes argumentaban que la golpiza había sido un deliberado acto de violencia racial. El Departamento de Justicia de los Estados Unidos decidió revisar el caso nuevamente, y yo fui asignado para investigar el caso federal.

Teníamos que determinar si la víctima había sido privada de sus derechos civiles ya que, cualquiera fuera su raza, tenía el derecho de estar en el parque público. Para presentar el caso, tendríamos que encontrar testigos que hubieran oído al agresor hacer comentarios racistas, de lo cual teníamos pocas pistas. Tuvimos que hacer muchos interrogatorios y seguir todas las pistas que se presentaban.

Tuve que escuchar con mucho detenimiento a la sabiduría divina para que me guiara. Yo estaba seguro de que la ley divina, el bien, siempre presente de Dios, establece justicia. Sabía que a través de la perseverancia e intuición que Dios me da, sería guiado a dar los pasos necesarios para que se hiciera justicia. Otro agente del FBI y yo finalmente averiguamos que había testigos. Armamos un caso que fue procesado con mucho éxito, y por el cual fuimos oficialmente elogiados.

¿Encuentra difícil enfrentar el crimen y a los criminales?

No, cuando puedo ver que básicamente el individuo no es realmente el criminal. El hombre creado por Dios es inocente; está hecho a semejanza de Dios. Por lo tanto, el hombre real no es un conjunto de impulsos, algunos ordenados y buenos, y otros no tan buenos. Él es espiritual. Trato de ver a los demás desde esa perspectiva. ¡No siempre es fácil!

Uno puede decir que el verdadero criminal es un sentido de existencia separada de Dios, lo que San Pablo llama “la mente carnal”. El malhechor ha perdido su camino: “Cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido”, Sant. 1:14. como lo describe la Biblia. La mente carnal le dice: “Tú puedes beneficiarte haciendo esto”. ¡Existen cualquier cantidad de pretextos ilógicos que serán justificados como razones para actuar incorrectamente! Cuando una persona no está alerta, ese pensamiento la conduce por un camino equivocado. Todos tenemos que estar alerta para reconocer cuando la mente carnal nos tienta.

La suposición de que hay un poder separado, una mente separada, que puede por sí misma oponerse a Dios, es lo que tiene que ser desenmascarado. Debemos reconocer que no hay mente o ley que pueda establecerse por sí misma como un poder separado de Dios.

¿Cómo ora cuando está en medio de una investigación?

Descubro que lo que es necesario es una oración devota. Esto significa no sólo orar acerca de una situación; significa continuar con la oración que es la vida de cada uno. Uno puede encontrarse a sí mismo, como yo estuve en un caso, en un tiroteo debajo del motor de un auto. No sólo necesitaba estar seguro, sino también quería ser testigo de la protección del Principio sobre las personas inocentes que pasaban por ahí.

Esto ocurrió a mediados de los setenta. Habíamos estado investigando el secuestro de una mujer por parte de un grupo, cuyos integrantes se consideraban a sí mismos revolucionarios. Una tarde, avanzada la hora, las cosas se desencadenaron rápidamente en una confrontación en la que podría haber habido muchos heridos y pérdida de vidas. El grupo fue localizado en una casa en un barrio residencial. Yo era uno de los que rodeamos el área. Un oficial de la policía informó al grupo por medio de un megáfono que tenían cinco minutos para rendirse. En respuesta, uno de ellos abrió la puerta y comenzó a disparar con un arma automática.

¡Es difícil mantenerse totalmente confiado frente a un intenso tiroteo de armas automáticas! Pero yo tampoco estaba paralizado por el miedo. Esta fue una ocasión en que tuve que recordar que no eran realmente esos individuos que nos disparaban desde la casa los que cometían el crimen, sino la mentalidad que es opuesta a Dios, o sea, la mente carnal. No había tiempo para una larga reflexión. Habíamos cerrado las calles, y yo había estacionado mi auto en ese lugar. Tenía que pensar en la seguridad de los transeúntes que fueron atraídos por los disparos, y más tarde por el incendio de la casa. Una ametralladora dispara rápidamente pero no tiene mucha precisión; muchos vecinos y policías podrían haber sido heridos. Pero continué afirmando mentalmente que Dios, el bien, tenía todo bajo control.

Resultó que los oficiales dispararon pocas veces. El dueño de la casa donde el grupo se encontraba, salió de ella sin lesiones cuando el intercambio de disparos era muy intenso y fue rescatado. Para forzar al grupo a rendirse, lanzamos latas de gas lacrimógeno adentro de la casa, las que evidentemente comenzaron a quemar cortinas y muebles. Esto causó un incendio, pero los miembros del grupo no trataron de salir. Fue claro por la evidencia, que esto fue su propia decisión. Ningún transeúnte fue herido. La víctima del secuestro fue encontrada más tarde en otra localidad.

La protección proviene de Dios.

¿Puede contarnos cómo se defiende a sí mismo?

Mi sentido de protección se basa en mi disposición de escuchar a Dios, un sincero apego a la verdad del ser del hombre. La única cosa que se opondría a la ley —la ley humana— de la cual soy un representante y a la ley divina, de la cual a mí me gusta pensar de mí mismo mucho más que como un representante, es la mente carnal. Y nosotros podemos negar los efectos de esta supuesta mente, dirigiendo nuestro pensamiento y vida de acuerdo con la Mente divina, que es omnipotente.

Hay ocasiones en que tenemos la obligación de usar chalecos a prueba de balas como en allanamientos o arrestos, y me entreno en el uso de armas de fuego. Éstos son requisitos necesarios en mi trabajo, pero ninguno de ellos es tan eficaz como reconocer que nuestra protección proviene de la Mente omnipotente y amorosa.

¿Se ha sentido alguna vez en peligro?

Cualquier ocupación en la que uno lleva consigo una insignia y un revólver incluye elementos de peligro. Nunca me he sentido realmente en inminente peligro de perder la vida, pero he sentido a menudo la necesidad de escuchar en silencio la voz humana y espiritual para estar alerta y preparado. No puedo afirmar que tengo más valor que otra persona. Pero yo sé de dónde viene la protección, y en esto es en lo que trato de confiar. El hecho espiritual es que Dios sostiene a Su creación, y nosotros podemos demostrar este hecho al someter nuestros pensamientos y acciones a la bondad que se origina en Dios.

El uso de armas para arrestar a los que cometen delitos es a veces necesario, ya que este agente persuasivo parece hablarle a muchas personas. No tengo miedo de usar un arma, pero nunca he tenido que tirar un tiro ni en la línea del deber ni en defensa propia. Lo que me parece un evidente testimonio de una elevada forma de protección. Es la evidencia de la ley de Dios que se cumple por sí misma.

¿Cómo podemos ayudar a la sociedad para que sea más respetuosa de la ley, si no estamos directamente involucrados en la tarea de hacer cumplir la ley?

Mi familia al principio no se enteró de que yo estaba participando en aquel tiroteo que mencioné. Alguien en casa encendió por casualidad la televisión. Cuando un comentarista dijo lo que estaba ocurriendo, inmediatamente miembros de mi familia comenzaron a orar. Siento que sus oraciones, junto con las oraciones de otras personas, ciertamente contribuyeron para que no me pasara nada a mí ni a los demás. Este es un buen ejemplo de lo que podemos hacer todos.

¿Quiénes están mejor preparados para percibir la ilegalidad de la criminalidad que aquellos que entienden la universalidad de la ley de Dios? Algunos de nosotros podemos llevar una insignia. Pero todos los que aman la ley de Dios y la viven están ayudando a controlar el crimen.

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