"La música, el bien más grande que conocen los mortales, y todo el cielo que tenemos debajo". (Joseph Addison. "Una canción para el Día de Santa Cecilia")
Pienso que la música es uno de los más grandes regalos de Dios. Trasciende fronteras y tiene la capacidad de unir a la gente de diferentes razas, culturas y lenguas.
Siendo que he tocado un instrumento musical durante ocho años y que he sido miembro de una orquesta, descubrí que muchas de las obras musicales están llenas de un mensaje espiritual que tiene el increíble poder de dar esperanza y, en cierto grado, aliviar el sufrimiento y el dolor. Siempre he encontrado alivio y tranquilidad, por ejemplo, en las primeras palabras de un himno del Himnario de la Ciencia Cristiana: "Gentil presencia, gozo, paz, poder" (Himno 207). Casi de inmediato, este himno me da consuelo y seguridad. Me hace pensar que Dios es una presencia omnipotente y reconfortante, que está siempre con nosotros.
Una de las cosas que más disfruto de tocar en una orquesta es el estímulo de que todos los músicos trabajan juntos para producir un sonido hermoso y conmovedor. Todos son iguales. Todos están dispuestos a cooperar. Y cada uno tiene un papel importante. En cierta forma es como el reino de Dios, donde todos estamos unidos como hijos del único Dios, trabajando juntos para expresar algo magnífico.
Fui criada en una comunidad dividida, y he visto gente de ambas facciones unidas por el poder de la música. En lrlanda del Norte, protestantes y católicos pueden superar sus diferencias y reunirse en una causa común para componer música. Tal vez, me sentí especialmente realizada como músico cuando participé en la producción de "Amor sin barreras", que reunió a gente de ambos bandos de la comunidad.
El show fue muy publicitado y tuvo un éxito bárbaro. Sirvió para recordarnos a todos que cuando trabajamos juntos, unidos por nuestro amor por la música, no existen diferencias ni odios. El mensaje que transmite "Amor sin barreras" se puede relacionar directamente con nuestra situación aquí en Belfast. Y todo aquél que vio el show comprendió más claramente qué infructuoso es el conflicto que tenemos aquí.
La música es mucho más que sonido. Es expresión y sentimiento. Wallace Stevens lo describe de manera muy apropiada en su novela "Peter Quince al Teclado": "Tal como mis dedos en un teclado ejecutan música,/ así, estos sonidos en mi espíritu/ también ejecutan música./ Así la música es sentimiento, no sonido".
La música es un medio para transmitir un mensaje. Y muchas composiciones, especialmente las clásicas, expresan la belleza del reino de Dios a través de la belleza y la gracia de la música. La música inspira a una persona y eleva su corazón de tal manera, que debería ser más parte de todos y compartida con todo el mundo. Es una lengua que todos podemos comprender. Y la música destaca el hecho de que ante los ojos de Dios todos somos hermanos y hermanas. Somos creaciones perfectas, y podemos vivir conforme a eso.
Belfast, lrlanda del Norte
