Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

El fin de la soledad

Del número de noviembre de 1999 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Hubo una época en que ansiaba tener amigos. Pero ninguno de los que me rodeaban parecía ser mi amigo ideal. Me había ido a otra ciudad a estudiar, y me sentía sola y triste. Me parecía que la mejor solución para mí era la indiferencia. Si era indiferente, no me sentiría triste cuando estuviere sola. No sentiría dolor cuando la otra gente me defraudaba.

Esta manera de pensar no me ayudó para nada. Pero entonces me di cuenta de que no tenía que llenar un "hueco" en mi vida. Recordé estas palabras de Ciencia y Salud: "¿Sería la existencia sin amigos personales un vacío para vosotros? Llegará el tiempo, entonces, en que os encontraréis solitarios, sin que nadie se compadezca de vosotros; mas ese aparente vacío ya está colmado de Amor divino" (pág. 266).

Este pensamiento me hizo sentir feliz de inmediato. De pronto, sentí la presencia del Amor divino que no tiene límites. Me sentí satisfecha. Ya no sentía que el bien era inalcanzable y no formaba parte de mi vida. Supe que reflejaba el amor de Dios.

Iniciar sesión para ver esta página

Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / noviembre de 1999

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.