Eencuentro mucho consuelo en los programas [radiales del Heraldo]. Me ayudan a comprender lo que Dios quiere que haga para glorificarlo.
Quiero agradecerles a ustedes, y también a Dios por todo lo que hace por mí. Soy estudiante de la escuela secundaria superior. Ustedes saben lo que los jóvenes tienen que enfrentar hoy en día. Es maravilloso vivir con Dios cuando uno es joven, pero si uno no tiene la ayuda de las Escrituras es muy fácil ceder a las cosas que no son tan buenas.
Un domingo por la mañana escuché en su programa la historia del hijo pródigo. Me ayudó mucho, porque sin humildad es difícil comprender cuál es la voluntad que Dios tiene en nuestra vida. También recibí el libro Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy que me enviaron. Lo leo todo el tiempo.
Queridos hermanos, reciban mis más cordiales saludos.
De Mora, Norte de Camerún, África
Querido Heraldo, Siempre que me siento enfermo o los síntomas de enfermedad tratan de apoderarse de mí, pienso esto: Cuando una persona totalmente limpia se pone frente a un espejo completamente limpio, su reflejo no puede menos que ser limpio.
Lo mismo ocurre cuando piensas en Dios. Dios está libre de enfermedades y problemas. Es perfecto y armonioso. Por lo tanto, yo, y todos nosotros —por ser Su reflejo —somos perfectos y armoniosos. Dirigimos la mirada hacia Dios para ver nuestro verdadero ser. Y ninguna otra cosa se puede manifestar en nosotros.
Espero que este pensamiento ayude a algunos lectores del Heraldo. Yo he aplicado a menudo esta verdad y he sanado de resfríos y dolores de cabeza. La oración también me ha ayudado cuando me sentí herido e insultado por ciertos comentarios. Me aferré al pensamiento de que soy la imagen y semejanza de Dios. De manera que ningún otro concepto sobre mí u otra persona pueda tener efecto alguno. Esto significa que tú y yo podemos ser alegres y ver el bien en todas partes.
Wúlfrath, Alemania
Amados hermanos de El Heraldo de la Christian Science. Que Dios los bendiga.
Soy un joven cristiano a quien le encanta leer, escribir y escuchar la radio. Me da mucho gusto contarles que el programa que producen ha sido una bendición en mi vida. Muchas gracias por el maravilloso trabajo que están haciendo. En este momento es muy necesario que la humanidad recurra a Dios para que haya paz en la tierra.
De Cuba
Querido Heraldo, Para poder enseñar clases de natación, tuve que aprobar una prueba de natación. Parte de la prueba requería sumergirme a 20 metros de profundidad. Sólo lo había podido hacer unas pocas veces. aunque había tratado mucho de dominar la técnica.
Tenía miedo de fallar la prueba por este requisito. Cuando llegó el momento de la prueba, me fui a un lugar tranquilo en una esquina de la piscina. Oré con todo el corazón. Quería probar que no existen las limitaciones para mí ni para ningún hijo de Dios. Oré mi parte favorita del Padre Nuestro que dice: "Porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos". Para mí ésa era la solución.
Me invadió una profunda paz. Y especialmente un pensamiento brilló en mi mente. Fue la frase que dice: "Porque TUYO es el poder". Pensé: "Si la fuerza pertenece a Dios y yo soy el reflejo de Dios, entonces yo reflejo esa fuerza sin esfuerzo alguno".
Me paré en el bloque de salida, respiré profundo y salté. Me sumergí en el agua. Con cada brazada me decía: "Porque Tuya es la fuerza. Porque Tuya es la fuerza". Y cada patada de mis piernas así lo confirmaba. Ya no tenía miedo de los 20 metros que tenía que hundirme. De pronto, vi la marca en el fondo de la piscina. Pero todavía tenía suficiente aire como para ir aún más profundo. De modo que para glorificar a Dios, me sumergí sin esfuerzo hasta el fondo.
Estoy tan agradecida. A través de esta experiencia aprendí que cuando comienzo desde la base correcta —desde una base espiritual— puedo ver las cosas desde una perspectiva totalmente correcta.
Wilen, Suiza
Quiero felicitarlos a todos ustedes por el excelente programa [El Heraldo de la Christian Science]. Me gusta mucho y lo escucho con regularidad. Durante los dos últimos años, me alejé de toda actividad cristiana, pero ahora me gustaría encontrar una manera de llenar el vacío que siento en mi vida.
Tengo diecinueve años y quiero estudiar derecho. Me gusta leer todo tipo de libros, especialmente los científicos. Y me encanta escuchar hablar sobre la relación que existe entre la Biblia y la Ciencia en su programa.
De Lobito, Angola
Querido Heraldo, Hace dos años perdí mi billetera mientras andaba en trineo. Me la enviaron de vuelta y no le faltaba nada. Este verano olvidé mi billetera en un baño en el lago Zurich. En ella tenía mi pase de tren, mis documentos y mi tarjeta de crédito.
La chica que encontró mi billetera vio que mi nombre le resultaba conocido. Se acordó que habíamos ido juntas al jardín de infantes. Llamó a mi mamá, que enseña en un jardín, y le devolvió la billetera ese mismo día. La billetera llegó a casa antes que yo.
Cada vez que he perdido algo, siempre he pensado que si Dios sólo conoce el bien y sólo ve el bien, nada bueno puede desaparecer, porque eso no sería bueno.
Dios lo sabe todo, y Él me va a decir lo que debo hacer. Siempre voy a orar de este modo porque me ayuda mucho.
Esslinge, Suiza