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De la medicina material a la espiritual: una travesía mental

Del número de febrero de 1999 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Debido a que el arte de sanar por medio de la homeopatía no respondía a muchas de sus expectativas, el médico homeópata Robert Ennemoser comenzó a buscar métodos curativos de mayor alcance; y al hacerlo, encontró la Christian Science. Aunque, según nos comentó, al principio no comprendía este método, lo sometió a una prueba práctica e imparcial, para determinar su eficacia. Aquí el Dr. Ennemoser, actualmente practicista de la Christian Science en Austria, trata algunos de los puntos esenciales sobre la Ciencia del Cristianismo, que se le han aclarado en su travesía espiritual.

La disponibilidad universal del Espíritu

Dios es omnipresente. Esto hace que la medicina del Espíritu esté disponible en toda época, lugar y situación. La medicina espiritual no se adquiere en la farmacia; esto me resultó muy útil cuando aprendí a orar y a sanar. Y uno va adquiriendo confianza cuando, como yo, está en medio de un bosque con una persona que, luego de sufrir múltiples picaduras de avispa, tiene una curación instantánea y completa. Tales curaciones son sencillas y naturales debido a lo que un Científico Cristiano describió como el destacado ”programa educativo” que ofrece la Iglesia de Cristo, Científico; a través de sus servicios religiosos, Escuelas Dominicales, Salas de Lectura, conferencias, Lecciones Bíblicas y la oportunidad de tomar instrucción en clase Primaria.

La acción positiva del Espíritu divino

”El Espíritu es positivo”, declara Mary Baker Eddy en Ciencia y Salud. Ciencia y Salud, pág. 173. Recibí una agradable sorpresa al descubrir que este método científico y cristiano de sanar, no tiene efectos secundarios. Para muchos médicos, los efectos secundarios perjudiciales que acompañan los métodos materiales de tratamiento, constituyen uno de los mayores problemas en la medicina convencional. En mi propia experiencia con la homeopatía tradicional, he visto que inclusive la fase llamada ”reacción inicial”, a menudo representa una gran molestia para el paciente. He experimentado exactamente lo contrario con la curación espiritual, con la que aun males no tratados específicamente, también han sanado.

La pureza de la medicina espiritual

Toda medicina verdaderamente espiritual tiene su origen en Dios, el Espíritu, y no contiene un solo elemento material. Me vi obligado a admitir, nuevamente como resultado de mi propia experiencia, que el éxito en la curación espiritual se reduce considerablemente cuando no se tiene una idea clara de ella, o se intenta mezclarla con métodos materiales. Después de estudiar mucha literatura de otros sistemas, y de poner a prueba sus enseñanzas en la práctica, tuve que reconocer que nada iguala al libro de texto Ciencia y Salud, en cuanto a precisión y eficacia. Cada declaración del mismo puede ser confirmada en nuestra propia práctica.

La infinitud del Espíritu

Una de las características más fascinantes del Espíritu divino, es su infinitud. El Espíritu no conoce la limitación. Sólo el espíritu del Cristo puede prometer: ”El que guarda mi palabra, nunca verá muerte”. Juan 8:51. La materia nunca ofrece esa posibilidad, pues es finita por su misma naturaleza. Los métodos materiales de curación, al estar basados en la materia, y en consecuencia en lo finito, constantemente imponen limitaciones al hombre. Por el contrario, el espíritu del Cristo siempre apoya la curación; y nunca abandona a nadie. Sus recursos son infinitos porque su medicina es el Espíritu.

Una noche me llamó una mujer; llorando, me dijo que su mamá estaba en la sala de urgencias de un hospital. Habían suspendido el uso de todos los aparatos y medicinas, porque no había ninguna esperanza de que viviera; ya no reaccionaba, y no esperaban que sobreviviera la noche. En esta ”emergencia”, su hija y yo recurrimos a Dios para comprender que la Vida es infinita, y oramos con fervor. Cuando llamé al hospital a la mañana siguiente, el personal, asombrado, me informó que la paciente estaba viva, consciente y sentada en la cama. Pude visitarla, y pronto se recuperó totalmente.

Una y otra vez, la Christian Science me ha dado pruebas convincentes de que la medicina del Espíritu vence los límites materiales, llevándonos más allá de la materia.

La naturaleza amplia e inagotable de la curación divina

La comprensión de la ley divina transforma todos los aspectos de nuestra vida; penetra en las creencias, convicciones, metas y en los principios éticos; guía nuestro pensamiento, nuestros sentimientos y acciones, hacia senderos más elevados y espirituales. Así, he tenido curaciones no sólo de problemas de salud, sino también de dificultades financieras, por dar sólo un ejemplo.

En la medicina tradicional, así como en otros métodos de curación alternativos, se oye una y otra vez de pacientes que son desahuciados porque se agotaron los recursos para salvarlos. La medicina del Espíritu es inagotable; siempre nos hace avanzar por el camino de la regeneración mental; siempre halla maneras nuevas y específicas de ajustar la mente humana a la Mente del Cristo. Así, la curación algunas veces ocurre espontáneamente, aun en casos donde al comienzo no parecía haber ningún progreso.

Fue cada vez más evidente para mí que Mary Baker Eddy había descubierto la clave de la curación cristiana, que magistralmente nos dio Cristo Jesús.

Las exigencias de la medicina espiritual

Cuando conocí la Christian Science, obviamente me pregunté por qué no estaba más difundida, por qué no la practicaba más gente. Después de todo, ofrece muchas ventajas.

La razón es que se requiere de un esfuerzo honesto. Es necesario un pensamiento científico e imparcial; y aun cuando sus preceptos son sencillos, es indispensable que cada individuo los ponga a prueba, para determinar su grado de veraci dad. Es necesario tener constancia, un amor profundo y la disposición de reformarse. Hay que liberarse definitivamente de la manera de pensar mundana, que actúa a través de sugestiones, para permitir que nos guíe la razón cristiana, que es práctica en la vida diaria. Aunque las curaciones algunas veces ocurren fácil y espontáneamente, hay ocasiones en las que se necesitan no sólo horas, sino días y semanas enteras de oración, para experimentar una purificación mental profunda y la curación.

Toda persona dispuesta a ser alcanzada por Dios en lo más hondo de su ser, descubrirá que el cristianismo científico es un método sanador inigualable. La experiencia personal habla por sí sola; y por eso, me parece lógico que uno opte por hacer el viaje mental desde los bajíos y la estrechez de la materia, a la amplitud y la infinitud del Espíritu.

Cristo nos prometió a todos: ”Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo”. Juan 12:32.

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