No Siempre Es Fácil explicar las convicciones que uno tiene y que difieren del pensamiento convencional. Y cuando se trata de convicciones sobre cosas del Espíritu, sobre una realidad que no se puede percibir con los sentidos físicos, el desafío es aún más grande. Lo bueno es que cuando tenemos que explicar algo así, nos vemos obligados a ponernos a la altura de nuestras convicciones con el ejemplo más que con palabras.
Aprendí algo sobre esto de Edith, quien en una época era miembro de la iglesia a la que yo pertenecía. Edith (no es su nombre verdadero) tenía una manera de hablar muy afectuosa y pausada cuando hablaba acerca de la fe y el poder de Dios, que yo admiraba mucho. En una ocasión me contó que había tenido que explicar su confianza en la curación cristiana a su hijo ya adulto. Edith es Científica Cristiana y por muchos años se ha apoyado únicamente en la oración cuando necesita curación física.
Entonces cuando comenzó a tener problemas en la rodilla, oró. Pero pasó un tiempo y la situación no mejoraba, y tenía dificultad para caminar. Su hijo quería que fuera al médico. Por un tiempo, ella rechazó esa idea, pero él seguía muy preocupado y ella comprendió que tenía que enfrentar esa preocupación de alguna manera. Casi puedo escucharla diciéndole con la misma calma con que relató esto a la congregación de nuestra iglesia: "No, no voy a ir al médico, porque para mí el crecimiento espiritual es lo más importante".
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