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“... el crecimiento espiritual es lo más importante”

Del número de febrero de 1999 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


No Siempre Es Fácil explicar las convicciones que uno tiene y que difieren del pensamiento convencional. Y cuando se trata de convicciones sobre cosas del Espíritu, sobre una realidad que no se puede percibir con los sentidos físicos, el desafío es aún más grande. Lo bueno es que cuando tenemos que explicar algo así, nos vemos obligados a ponernos a la altura de nuestras convicciones con el ejemplo más que con palabras.

Aprendí algo sobre esto de Edith, quien en una época era miembro de la iglesia a la que yo pertenecía. Edith (no es su nombre verdadero) tenía una manera de hablar muy afectuosa y pausada cuando hablaba acerca de la fe y el poder de Dios, que yo admiraba mucho. En una ocasión me contó que había tenido que explicar su confianza en la curación cristiana a su hijo ya adulto. Edith es Científica Cristiana y por muchos años se ha apoyado únicamente en la oración cuando necesita curación física.

Entonces cuando comenzó a tener problemas en la rodilla, oró. Pero pasó un tiempo y la situación no mejoraba, y tenía dificultad para caminar. Su hijo quería que fuera al médico. Por un tiempo, ella rechazó esa idea, pero él seguía muy preocupado y ella comprendió que tenía que enfrentar esa preocupación de alguna manera. Casi puedo escucharla diciéndole con la misma calma con que relató esto a la congregación de nuestra iglesia: "No, no voy a ir al médico, porque para mí el crecimiento espiritual es lo más importante".

Después de dos semanas de orar con persistencia, su rodilla sanó. Desde entonces, he pensado a menudo en su declaración, y por qué me impresionó tanto. Antes de entrar en el tema, es bueno aclarar que todos tenemos el derecho de ir al médico si así lo deseamos. Y no es normal que un Científico Cristiano critique a quien opta por recibir atención médica. La Descubridora de la Christian Science hace referencia a lo inapropiado de esa crítica, cuando escribe: "Si bien un curso de estudios médicos es a veces severamente condenado por algunos Científicos, ella [la Sra. Eddy] estima, como siempre lo ha hecho, que todos tienen el privilegio de ocuparse en su salvación como mejor les parezca y que nuestro lema debiera ser el consejo del Maestro: No juzguéis, para que no seáis jugados". Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, pág. 443.

Mucha gente se pregunta por qué alguien tomaría la decisión de Edith. Algunos puede que digan: "Ella podría al menos tener un diagnóstico. ¿Qué pasaría si fuera algo serio que se podría beneficiar de un tratamiento médico anterior? Mucha gente combina la oración con el tratamiento médico".

Lo que ocurre es que para la gente como Edith hay en juego cuestiones mucho más fundamentales. Cuando se trata de algo tan importante como la salud y la vida, se plantean otro tipo de preguntas. ¿Es acaso la salud un estado físico o una manifestación del pensamiento? ¿Acaso la vida está confinada al cuerpo material, y si no lo está, cómo puede una comprensión de la vida desde un punto de vista metafísico cuidar y sanar el cuerpo? Las respuestas a estas preguntas son muy importantes para determinar lo que estamos tratando de mejorar o preservar, y la mejor manera de hacerlo.

Digamos que usted se está entrenando para una carrera de larga distancia. Un día está corriendo, y se le acerca un amigo en auto y le ofrece llevarlo. La intención de su amigo es buena y quiere hacerle un favor porque piensa que simplemente está tratando de llegar a cierto destino. Usted desea llegar allí, y puede que le resulte tentador aceptar, especialmente si se siente cansado. Pero desde su punto de vista, esa oferta no lo va a ayudar, porque su meta va mucho más allá de llegar de un lugar a otro. Usted está desarrollando su resistencia para la carrera.

Hay personas que están cada vez más convencidas de que todos los días tienen la oportunidad de acercarse a una meta puramente espiritual, a una unidad consciente con algo separado de la materia, una unidad con Dios, quien es la Vida misma. La simple percepción de que la Vida es eterna y del valor infinito que tiene cada uno individualmente dentro de un universo del todo amoroso, les trae la más maravillosa sensación de propósito y paz que jamás hayan sentido. Esto de ningún modo quiere decir que no les importa su bienestar, libertad y funcionamiento físico. Probablemente les interese esto tanto como a los demás. Pero están obteniendo una idea diferente sobre cómo lograr estas cosas y de lo que es realmente importante. La libertad que desean es un cambio de conciencia, una comprensión de que la vida es mucho más que un cuerpo físico. Que existimos realmente como preciosas ideas espirituales en la Mente infinita, antes, durante y después de lo que parece ser la existencia en un cuerpo físico. Y por experiencia también han aprendido que a medida que tratan de obtener esa comprensión con toda sinceridad, tienen como resultado salud y libertad. De hecho, muchas veces las curaciones por medios espirituales son notablemente rápidas.

No obstante, muchos preguntan ¿acaso quienes están recibiendo tratamiento médico no pueden crecer espiritualmente? La verdad es que no hay ocasión o experiencia que no se pueda utilizar para aprender lecciones espirituales y progresar. Podemos consultar las Bienaventuranzas que Jesús dio en el Sermón del Monte y ver cuáles son las condiciones para el crecimiento espiritual. Jesús habla acerca de las cualidades del pensamiento, humildad, anhelo de conocer la verdad, pureza, misericordia. Todo aquél que se esfuerza honestamente por vivir estas cualidades no puede evitar progresar hacia la comprensión de que la vida y la sustancia están compuestas únicamente de pensamientos y cualidades divinas. Como consecuencia, se reconocerá cada vez más que Dios mantiene nuestra vida, puesto que Dios, el Espíritu, es la única Vida.

Del mismo modo que el corredor de larga distancia está dispuesto a esforzarse más como atleta que otras personas, algunos buscadores de la Verdad desean esforzarse más directa y persistentemente por alcanzar la meta de comprender y experimentar la vida en el Espíritu. Para lograr esto ellos optan por enfrentar al enemigo más específico del progreso espiritual, la creencia de que la vida está en la materia y sujeta a ella. Esto es un aspecto muy importante en la práctica de la Christian Science. La curación definitiva de la enfermedad o lesión física únicamente mediante la oración, mediante la espiritualización del pensamiento, es prueba convincente de que la materia no tiene verdadera sustancia ni inteligencia que nos pueda dominar. En otras palabras, la materia no es una realidad objetiva, sino un punto de vista equivocado de sustancia. La verdadera sustancia es enteramente espiritual, indestructible y perfecta. El Amor es sustancia. La Verdad es sustancia.

Gente como Edith han descubierto que cuando se aferran de todo corazón a estas verdades espirituales, con humildad y amor, su conciencia cambia, tal vez primero de temor a esperanza, y luego de un sentido de enfermedad a libertad. Están sanos. Y lo que es aún más importante, sienten que han progresado hacia su meta de comprender la vida en el Espíritu de una manera que ellos no habrían sentido si se hubieran apoyado para la curación en las creencias materiales mismas que ellos estaban tratando de superar.

La materia no es una realidad objetiva, sino un punto de vista equivocado de sustancia.

Ciencia y Salud declara: "Admitid la existencia de la materia y admitís que la mortalidad (y por consiguiente la enfermedad) tiene una base en la realidad. Negad la existencia de la materia y podréis destruir la creencia en condiciones materiales". Ibid., pág. 368.

¿Acaso quiere decir todo esto que aquél que se ha esforzado por obtener curación por medios espirituales y aún no lo ha logrado se debe sentir culpable si recurre a medios materiales? No, de ningún modo. Lo importante es seguir teniendo el deseo sincero de crecer espiritualmente, y escuchar con humildad la dirección de Dios de cómo alcanzar esa meta. El amor y aprobación que Dios siente por nosotros como Su idea espiritual y perfecta, nunca cambia. Su amor sigue brindando todo el apoyo y guía que necesitamos en todo momento. Siempre podemos orar y estudiar las Escrituras en busca de mayor percepción espiritual o para encontrar inspiración y armonía en la iglesia. No hay condición mental que no pueda mejorar. Los desengaños a menudo nos obligan a reflexionar más profundamente que antes, y como resultado somos impulsados a vivir más a la altura de nuestras convicciones y demostrarlas.

Si llegamos a lo que parece un callejón sin salida, es muy útil apartar el pensamiento de la situación inmediata y reflexionar sobre la victoria inevitable de la Verdad sobre el error. Jesús probó que nuestra vida en Dios es indestructible, que el poder del Espíritu, la Verdad, el Amor, infinitos, prevalece sobre las creencias falsas de la sustancia y la conciencia materiales. Al sanar a los demás y con su propia resurrección, probó que la resistencia del mundo a la verdad de que Dios, la Vida divina, es Espíritu y que la vida del hombre es espiritual, no podía impedir que esa verdad fuera demostrada. La Christian Science aclara maravillosamente sus palabras, "Subo a mi Padre y a vuestro Padre", Juan 20:17. cuando explica que Dios es la única Mente. No podemos evitar elevarnos hacia la comprensión divina que impulsó a Jesús más allá de las creencias de la materia. Somos herederos de la misma Mente y el mismo poder.

En realidad, el crecimiento espiritual es lo más importante para todos nosotros, porque somos espirituales por naturaleza. El amor infinito de Dios nos sostiene en nuestro crecimiento, cuando nos apartamos nos ayuda a volver al camino correcto, e inevitablemente nos lleva por él hasta que comprendemos la Verdad, y la salud y libertad que la acompañan.


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