La Biblia Es Una Rica fuente de inspiración sobre el tema de la curación espiritual para personas de todas las edades; y en ella incluso encontramos una guía para la curación de niños y jóvenes.
En una de las primeras curaciones que se relatan con detalle en la Biblia, el profeta Elías devuelve la vida al pequeño hijo de la viuda de Sarepta. Véase 1 Reyes 17:17-24. Por medio de una profunda confianza en Dios y de esta sincera oración: "...te ruego que hagas volver el alma de este niño", Elías fue testigo del completo restablecimiento de la salud del niño. Cuando el profeta se lo devolvió a su madre, ella reconoció que el poder de Dios había actuado. El profeta Eliseo, en un incidente similar, restauró la vida al hijo de una mujer que vivía en Sunem. Véase 2 Reyes 4:8-37. En este relato de la demostración del amor y el poder de Dios, uno se admira de la confianza que mostró la madre, a pesar de que la evidencia indicaba que su hijo estaba muerto.
Esas experiencias bíblicas, especialmente las narraciones de las curaciones de niños que efectuó Cristo Jesús, contienen grandes enseñanzas. Muestran las cualidades mentales que Dios nos otorga, y que son esenciales en el trabajo de la curación espiritual, especialmente cuando el paciente es un niño.
Un buen ejemplo de curación espiritual, es la resurrección de la hija de Jairo. Jesús fue demorado cuando iba a ayudar a la niña, y al padre se le informó que ya era demasiado tarde. Cuando Jesús oyó que la niña había muerto, le dijo al padre y a los que estaban cerca: "No temas; cree solamente, y será salva". Lucas 8:50. Esta simple, pero poderosa declaración, contiene elementos fundamentales que demuestran el poder de Dios para sanar. Este mandato muestra que es necesario superar el temor, afirmar con confianza la verdadera naturaleza espiritual del hombre, y esperar buenos resultados por haberse apoyado en Dios.
Era necesario eliminar la ansiedad y la incertidumbre del padre para que desapareciera el comprensible, pero a menudo equivocado y excesivo sentido de responsabilidad personal, que un padre humano puede sentir en relación al bienestar de su hijo. Cuando desapareció el temor, el padre pudo reconocer la verdadera naturaleza de la niña, su perfección, real y espiritual, como linaje de Dios.
La vida, las enseñanzas y la obra sanadora de Jesús, revelaron que Dios es un creador amoroso y solícito, que no hizo a Su creación vulnerable al mal de ninguna clase, la enfermedad y la muerte incluidos. En una ocasión Jesús le dijo a un grupo de personas: "No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino". Lucas 12:32.
Después de analizar la práctica científica de la curación cristiana, Mary Baker Eddy destacó lo que enseña la Biblia respecto a la necesidad de eliminar el temor. Ella escribió en Ciencia y Salud: "El temor, el cual es un elemento de toda enfermedad, tiene que ser expulsado para reajustar la balanza a favor de Dios. La expulsión del mal y del temor capacita a la verdad a preponderar sobre el error. El único camino a seguir es tomar una actitud antagónica contra todo lo que se oponga a la salud, la santidad y la armonía del hombre, la imagen de Dios".Ciencia y Salud, pág. 392. Y ella agregó una guía específica en cuanto al cuidado de los pensamientos de los padres, en el capítulo "La práctica de la Christian Science": "Si se trata de un niño pequeño o una criatura, es necesario atender el caso principalmente por medio del pensamiento de la madre o del padre, ya sea silenciosa o audiblemente, sobre la base antes mencionada de la Christian Science".Ibid., pág. 412. Para aquel padre que estaba tan preocupado por su hija, las palabras de Jesús fueron tiernas y reconfortantes: "Cree solamente".
Jesús insistió en que Dios es nuestro verdadero Padre. Una vez dijo: "No llaméis padre vuestro a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos". Mateo 23:9. Se puede confiar en que el Padre, el Amor divino, cuidará del bienestar de Sus hijos.
La Christian Science muestra que el creer como Jesús pidió, no es fe ciega, sino que entraña una confianza firme en la presencia y el poder sanador de Dios. Es una fe que percibe más claramente la totalidad de Dios y la irrealidad de la enfermedad. Esta fe, a su vez, debe elevarse a la comprensión espiritual de que la relación de Dios y el hombre, descansa sobre un fundamento científico inconmovible. En la Ciencia divina, el hombre es la imagen y semejanza de Dios, gobernado por la ley divina, y no es un ser corpóreo sujeto a las leyes de la materia. El hombre es espiritual y eterno, y nunca es tocado por el malestar o la enfermedad.
Jesús le prometió a Jairo: "Será salva". Esta declaración de Jesús mostró profunda confianza y una gran convicción de que la destrucción del temor y el estar conscientes del ser espiritual del hombre, darían sus frutos. Él contaba con la ley omnipresente y omnipotente de Dios para borrar todo lo que se opusiera a la dignidad e integridad del hombre. Y el espíritu de la niña "volvió, e inmediatamente se levantó". Lucas 8:55.
Esperar el bien es un elemento clave en el tratamiento de la Christian Science. Es un estado del pensamiento que permite comprender la omnipresencia de Dios, la cual revela la nada del mal. Esta expectativa divinamente inspirada, mantiene indefectible la perfecta naturaleza espiritual de la creación y la inseparabilidad de Dios y Su hijo.
La Biblia, guía fiel para la curación, nos habla de impresionantes victorias sobre todo tipo de enfermedades, y nos anima con el repetido mensaje de Dios: "No temas", "No tengas miedo"; fortalece nuestra convicción de que siempre moramos con seguridad en el reino de Dios. Y en él, están incluidos también nuestros hijos, como este alentador pasaje da a entender: "Y las calles de la ciudad estarán llenas de muchachos y muchachas que jugarán en ellas". Zacarías 8:55. Las verdades sanadoras de la Biblia se nos hacen más vívidas y prácticas conforme entendemos que su base científica está en las leyes del creador del hombre y el universo: el Dios todopoderoso y siempre presente, que sostiene todo.
