En la primera parte, percibimos algo de lo que significaba para una mujer vivir en una sociedad patriarcal. Nuestro próximo relato contrasta notablemente con ello. Porque si hubo alguna vez una historia acerca de una mujer en un mundo de hombres, es la historia de Rut. Comienza con "...un varón de Belén de Judá..." Rut 1:1
Y luego nos cuenta que Elimelec y Noemí, junto con sus dos hijos, habían partido de Judá hacia Moab a causa del hambre. Ahora bien, Noemí es realmente una mujer afortunada. Tiene marido y dos hijos casados que prometen darle muchos nietos. Pero muere su esposo y luego también sus dos hijos, sin dejar descendencia, y Noemí se queda sola. Ya no posee lo que antes le daba valor como mujer. Todo lo que le queda son sus dos nueras, Rut y Orfa, viudas como ella. Consciente de la situación en que se encontraban estas mujeres, Noemí les ruega que vuelvan a la casa de sus respectivas madres, ruego que resulta extraño en una sociedad patriarcal. Tres veces Noemí ordena a sus nueras que se vuelvan a sus hogares para encontrar maridos, su única posibilidad de realizarse.
Historia de una mujer en un mundo que era regido por el hombre.
Recuerden que dije que ésta es la historia de una mujer en un mundo de hombres. Y ahora vemos a cada una de estas mujeres decidiendo su propio destino. Orfa vuelve a la casa de su madre. Rut, desobedeciendo la orden de Noemí, insiste en ir con ella y ser una extraña en tierra extranjera. Resulta notable que sea la propia desobediencia de Rut a la orden de Noemí lo que las une. Como algo totalmente inusual, Rut se ha aliado a una mujer mayor, viuda, en lugar de buscar marido. Aún con la increíble compañía de Rut, Noemí insiste en que se siente vacía debido a la pérdida de los hombres de su familia. Al parecer, en ningún momento reconoce la presencia de Rut.
Cuando Rut y Noemí llegan a Belén, es la época de la siega de la cebada. Rápidamente aparece en escena Booz, pariente de Elimelec. Pero es Rut quien toma la delantera y le dice a Noemí que va a ir a recoger espigas al campo de aquel "a cuyos ojos hallare gracia". Rut 2:2. (Recuerde esta frase: "hallare gracia"). Por primera vez desde que Rut desobedece a Noemí, vemos el afecto de ésta por su nuera, cuando le dice: "Ve, hija mía".
Cuando Rut llega al campo de Booz, éste pregunta al estilo verdaderamente patriarcal: "¿De quién es esta joven?" Según las costumbres de esa época, ella debe ser la posesión de alguien, no es una persona. Un sirviente la identifica, no con su nombre, sino como extranjera y como acompañante de Noemí, otra mujer. Booz lleva a Rut a sus campos. Rut se muestra discretamente amable y deferente, pero toma la iniciativa y pregunta: "¿Por qué he hallado gracia en tus ojos para que me reconozcas, siendo yo extranjera?" Rut 2.10.
Rut se dispuso a hallar gracia y la ha hallado ante los ojos de Booz. Él reconoce lo que ella ha hecho por Noemí, y agrega una bendición: "Jehová recompense tu obra, y tu remuneración sea cumplida de parte de Jehová Dios de Israel, bajo cuyas alas has venido a refugiarte". Rut 2: 12. Rut almuerza con la gente de Booz. Booz da órdenes a los criados de que dejen caer para ella algo de los manojos, y ella espiga en el campo hasta caer la tarde. Rut ha logrado lo que se había propuesto.
Cuando Rut vuelve a su casa y le cuenta a Noemí cómo ha sido su día, Noemí le responde con una bendición para Jehová: "Pues que no ha rehusado a los vivos la benevolencia que tuvo para con los que han muerto". Rut 2:20. La tristeza de Noemí, debido a que el Todopoderoso la había "afligido", comienza a mitigarse. Le informa a Rut que Booz es pariente suyo, "y uno de los que pueden redimirnos". Rut está ahora incluida en la familia de Noemí. Es sorprendente que Noemí no hubiese solicitado la ayuda de Booz. ¿Será porque ella es producto de su cultura y está esperando que sea el hombre quien tome la iniciativa? No lo sabemos.
Rut anuncia que continuará segando en el campo de Booz durante la siega de la cebada. Ella es capaz de proporcionar el alimento necesario para ambas; no está buscando marido.
En la escena siguiente, Noemí le pregunta a Rut: "Hija mía, ¿no he de buscar hogar para ti, para que te vaya bien?" Rut 3:1. El plan de Noemí, de que Rut vuelva a la era tarde en la noche y se acueste a los pies de Booz, es osado y en cierta forma sorprendente, pero Rut lo sigue.
Noemí ha dicho que Booz le dirá a Rut lo que debe hacer. La verdad es que es Rut quien toma la iniciativa. Booz, estremecido, le pregunta: "¿Quién eres?" En este segundo encuentro, él pregunta acerca de la identidad de Rut, no a quién le pertenece. Ella le dice: "Yo soy Rut tu sierva", y continúa: "extiende el borde de tu capa sobre tu sierva, por cuanto eres pariente cercano". Rut 3:9. Rut le dice a Booz lo que debe hacer y lo insta a que le otorgue la bendición divina que él había pedido antes para ella, utilizando las mismas palabras que él al referirse a "Jehová Dios de Israel, bajo cuyas alas has venido a refugiarte".
La historia continúa. Noemí es dueña de una parcela de tierra y el pariente más próximo de Elimelec tiene la posibilidad de redimir la línea familiar comprando la tierra, casándose con Rut y teniendo un heredero que continúe la familia de Elimelec. Lo que ha sucedido es que las mujeres lo han forzado a tomar una decisión. Por lo que Booz debe actuar. Finalmente, Booz compra la tierra, se casa con Rut y ambos tienen un hijo.
En la última escena, solo están presentes las mujeres de Belén. El niño es llamado hijo de Noemí en lugar de hijo de Elimelec; él restaura la vida a los vivos, en lugar de un nombre a los muertos. Nombran a Rut como la que da a luz, en lugar de referirse a Booz, el progenitor. Se refieren a Rut como "tu nuera, que te ama", y que es "de más valor para ti que siete hijos". Rut 4:15. ¿Creen ustedes que la historia de Rut hubiese sido incluida si ella no fuera la bisabuela del Rey David?
Estoy en deuda con Phyllis Trible, que me ha ayudado a llegar a algunas de estas conclusiones, y hay muchas más. Aquí está el comentario de la Dra. Trible sobre Rut: "Esta historia, en su totalidad, ... sugiere una interpretación teológica del feminismo: mujeres ocupándose de su propia salvación con temor y temblor, porque es Dios quien obra en ellas. Noemí actúa como un puente entre la tradición y la innovación. Rut y las mujeres de Belén actúan como paradigmas del radicalismo. Todas ellas son mujeres de y en contra de una cultura, cultura que terminan por transformar. Son reflejos de esa cultura y la desafían. Y ese desafío es un legado de fe para estos tiempos, para todos los que tienen oídos para oír historias de mujeres en un mundo de hombres".
Es el espíritu de sus vidas el que da forma a esta historia.
Madeleine Albright entra al Salón Nacional de la Fama de la Mujer
A continuación presentamos un extracto del discurso que dio la Secretaria de Estado de los Estados Unidos, Madeleine Albright, al ser admitida en el Salón Nacional de la Fama de la Mujer, el año pasado.
"...Queridos amigos, la invitación presentada por el Salón de la Fama es para que 'Me halle entre grandes mujeres'. En los últimos años, he tenido muchas veces este honor; no en fastuosos salones de reuniones, ni en importantes consejos de estado, sino en campos de refugiados, en pueblitos construidos de barro y lata... en áridos páramos donde no crece nada, excepto el apetito de niños pequeños...
"Los sentimientos que contiene la Declaración de Seneca Falls han perdurado, no simplemente porque son lógicos y elocuentes, sino debido al poder de su premisa principal: cada uno ocupa un lugar importante...
"Se dice que todo trabajo que vale algo se hace con fe... Comprometámonos entonces a mantener la fe de que nuestra perseverancia y dedicación harán una diferencia; que cada puerta abierta por nuestras luchas, cada vida enriquecida por nuestro dar, cada alma inspirada por nuestra dedicación y cada obstáculo a la justicia demolido por nuestra determinación, enoblezca nuestras vidas, inspire a los demás, y aumente el alcance de lo que podemos lograr en esta Tierra".
