Cuando Uno es tentado a hacer algo en contra de sus principios, ¿qué es lo mejor que se puede hacer? Aprendí que lo mejor es recurrir a Dios con todo el corazón.
Fue precisamente esto lo que hice hace varios años, poco antes de los compromisos que uno hace cuando se afilia, es no beber bebidas alcohólicas. Yo no tenía un problema serio con el alcohol, pero tomaba alcohol en reuniones. Recurrí a Dios y oré sinceramente para que me mostrara cómo podía dejar de beber. Sabía que El me respondería.
Me sentí guiada a dejar de juzgar mi comportamiento, dejar de lado mi sentimiento de culpa, mis luchas y mi autocondenación. Aunque no tenía la intención de seguir bebiendo, me sorprendió mis oraciones me llevaran a cambiar mi enfoque de lo que estaba haciendo, y fuera guida a vigilar y cuestionar la razón de mis acciones. Vi que mecánicamente aceptaba un vaso de vino aunque ni siquiera me gustaba su sabor. Me di cuenta de que tomaba porque temía lo que los demás pudieran pensar de mí si me negaba. Cuando comprendí que deseo de beber no era natural en mí, me fue fácil ver que las razones para beber eran tan solo pensamientos que podía rechazar. Desde entonces me he liberado totalmente del deseo de beber.
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