Cuando Era muy joven, decidí casarme simplemente porque quería tener un hijo; por tanto, no es de sorprenderse que una vez que me casé, no fui feliz. Oré sobre esta situación, sin embargo no encontré mucha paz. Cuando llegó mi hermoso hijo, comenzó a tener problemas de salud que ponían en riesgo su vida. Sintiéndome insatisfecha con el matrimonio y desanimada por los problemas de salud de mi hijo, finalmente recurrí a Dios sin reservas. Me di cuenta de que necesitaba cambiar y elevar los motivos egoístas que había tenido para casarme, así que por medio de la oración me esforcé por cambiar mi concepto del matrimonio. En lugar de criticar mentalmente a mi pareja, empecé a vigilar mis pensamientos y a orar con las verdades que estaba aprendiendo en la Christian Science. También me esforcé por expresar diariamente en mayor medida las cualidades de Dios, y demonstrar mejor mi relación con Él.
A menudo acudía a esta declaración de la Biblia: "Porque tu marido es tu Hacedor; Jehová de los ejércitos es su nombre; y tu Redentor, el Santo de Israel; Dios de toda la tierra será llamado" (Isaías 54:5). Ahora mi matrimonio es feliz y sólido, y tiene como centro a Dios.
Por medio de las enseñanzas de la Christian Science, que mi esposo y yo tanto amamos, se restauró la salud de mi hijo. Tiempo después, cuando él tenía unos doce años, se puso a trabajar repartiendo diarios. Una noche, unos muchachos bien conocidos por ser buscapleitos en su escuela, lo atacaron, y lo amenzaron con hacerlo de nuevo cuando se presente la oportunidad. Esa noche, después de atender a mi hijo, de inmediato recurrí a mi Biblia y a Ciencia y Salud. Sentía que, más que ninguna otra cosa, necesitaba sentir la protección de Dios. Me vino a la mente el Salmo noventa y uno: "El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; mi Dios, en quien confiaré" (versículos 1, 2).
Mi hijo deseaba continuar con su trabajo, y no quería dejarse intimidar por las amenazas de los muchachos, que los ataques continuarían y que serían peores si se lo contaba al director de la escuela. Decidimos apoyarnos completamente en las verdades reveladas en ese Salmo, sabiendo que su seguridad no estaba en la materia y que el hombre nunca es vulnerable al mal, sino que siempre está "al abrigo del Altísimo". Nuestro hijo continuó repartiendo diarios, y fue totalmente protegido de cualquier otro ataque.
Aunque no informamos de inmediato este incidente al director, en los días siguientes, él se enteró del problema y el cabecilla del grupo de revoltosos, después de consultar con sus padres, fue enviado a un correccional de menores. Después de esto cesaron los ataques a los muchachos repartidores de diarios, y el comportamiento del resto de los muchachos del grupo mejoró. Con el tiempo esos jóvenes y mi hijo se hicieron amigos.
A fines de los años ochenta, mi esposo que era copropietario de un negocio, se dio cuenta de que debido al mal manejo y a otros problemas fuera de su control, el negocio había incurrido en muchas deudas. Tuvimos que orar diariamente y con determinación para ver cuál era la verdadera fuente de nuestra provisión. Como resultado, tuvimos suficientes ingresos para satisfacer nuestras necesidades personales y pagar las deudas pendientes. Por haber aprendido a poner primero a Dios y a confiar en Él para que se hiciera cargo de todas las necesidades familiares, obtuve una percepción de la omnipresencia de la sustancia divina. Esta comprensión ha satisfecho las enormes exigencias económicas que hemos tenido, y durante muchos años hemos disfrutado de la provisión necesaria.
Hace poco me inquietó enterarme de que mi hija adolescente tenía un tumor. Oré mucho. Mi hija oraba y estudiaba conmigo todos los días. Las dos habíamos tenido curaciones tan maravillosas, que no íbamos a darnos por vencidas ante esta situación. Encontré un testimonio en un número del Christian Science Sentinel, que nos ayudó mucho. Una mujer con un tumor considerable, oró con esta declaración de la Sra. Eddy en Ciencia y Salud: "El amor propio es más opaco que un cuerpo sólido. En paciente obediencia a un Dios paciente, laboremos por disolver con el solvente universal del Amor la dureza adamantina del error — la obstinación, la justificación propia y el amor propio — que lucha contra la espiritualidad y es la ley del pecado y la muerte" (pág. 242).
Esta curación llevó un tiempo, y vi que tenía que disolver en mi pensamiento la sugestión agresiva de que la Christian Science no podía sanar este caso en particular. Tuve que abandonar la sensación de que yo era personalmente responsable del bienestar de mi hija. Yo sabía que, en realidad, el hombre sólo tiene una Madre y un Padre, que es Dios, la única Mente. Después de un tiempo, nos pusimos en contacto con un practicista de la Christian Science para que nos diera tratamiento.
Luego, mi hija también engripó. Nuevamente afirmé que su herencia sólo provenía de Dios, y que era totalmente buena. Empecé a sentir realmente la presencia del Cristo, la Verdad. Mientras oraba, se me hizo claro que no somos vulnerables a la enfermedad sólo porque, aparentemente, alguien la haya padecido. La enfermedad no es ni una causa ni una realidad. Dios es la única causa. Ciencia y Salud dice: "La causalidad espiritual es la única cuestión a considerar, pues, más que ninguna otra, la causalidad espiritual se relaciona con el progreso humano" (pág. 170).
Estaba convencida de que ninguna aparente condición física podría amenazar la verdadera vida de mi hija; por lo tanto, tal condición realmente no se podía desarrollar en ella. Por primera vez estuve convencida de que no podía ser intimidada ni angustiada por este problema. Sólo hay una Madre, Dios, y esta Madre tiene un dominio total. Cuando llegué a casa ese día, no me sorprendió ver que mi hija se hubiera levantado y estuviera comiendo normalmente. La gripe se había sanado, y después de unos pocos días, con gran gozo me dijo que también el tumor había desaparecido.
Decir que estoy agradecida por estas maravillosas curaciones, sería decir poco; pero saber que uno ha encontrado la verdad del ser para toda la eternidad, es lo mejor de todo. También estoy agradecida por la oportunidad que tengo todos los días de ayudar a otros a descubrir esta verdad.
North Sydney,
Nueva Gales del Sur, Australia