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¿Están la abstinencia y la castidad fuera de moda?

Del número de agosto de 1999 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


"El abstenerse de tener relaciones sexuales fuera del matrimonio es una de las cosas más anti populares que pueda hacer una persona, mucho menos hablar de ello... De adulto me abstengo por las mismas razones que me abstenía cuando era adolescente — el principio no cambia, ni tampoco el sentido de respeto propio que me brinda" — A. C. Green, estrella profesional de básquetbol (U.S. News & World Report, 19 de mayo de 1997, pág. 59).

"En un vecindario de Indianápolis donde algunas jóvenes adolescentes hacen gala de sus embarazos como de sus nuevos peinados, Aisha Fields es inamovible en su decisión: Decidió abstenerse de tener relaciones hasta que se case". — primera plana (The Christian Science Monitor, 26 de agosto de 1997)

"Estoy esperando. Todavía no estoy preparada... No es que no salga con muchachos. Simplemente no tengo relaciones sexuales". — Jasmine Parkin, estudiante de secundaria superior (The Boston Globe, 25 de junio de 1997, pág. D1)

"Con base en Washington, D.C., este programa [Best Friends] promueve la abstinencia en los distritos escolares de la ciudad, promoviendo el respeto propio y una firme toma de decisiones. La falta de respeto propio a menudo contribuye a que haya promiscuidad y embarazos. Sin el respeto propio, de acuerdo con la filosofía del programa, es muy difícil decir no a alguien o a algo". — informe sobre el programa de abstinencia de Best Friends, que tiene el mérito de haber disminuido las tasas de sexualidad entre los adolescentes de un 71% a un 3,4% en las escuelas donde ha sido introducido" (Policy Review, Mayo/-Junio 1997, pág. 12)

Un jugador de básquetbol profesional, dos chicas de secundaria, un programa en Washington y en varias otras comunidades de los Estados Unidos. Según parece la abstinencia y la castidad están volviendo a ser de moda. Y hay señales de que todo esto viene acompañado de una renovada dedicación a la santidad del matrimonio como el lugar apropiado para tener relaciones sexuales amorosas y leales. Es una tendencia muy importante que merece nuestro apoyo. Demasiados sinsabores, demasiados embarazos no queridos, vidas arruinadas y enfermedades trágicas, han dominado la ola de la llamada revolución sexual de los últimos treinta años. Más gente se pregunta si la liberación que el "amor libre" prometía fue alguna vez verdadera. Es cada vez más claro que todo no ha sido más que una promesa vacía.

Una y otra vez, la cuestión del respeto propio sigue surgiendo siempre que adultos y adolescentes hablan sobre el tema. No les gusta perder el respeto de sí mismos. Por supuesto que los posibles embarazos fuera del matrimonio y las enfermedades transmitidas sexualmente siempre forman parte de la discusión. Pero la gente piensa que cuando se tiene respeto de sí mismo, se pueden tomar decisiones acertadas.

¿Dónde se encuentra la base espiritual del respeto propio, de la comprensión de nosotros mismos? En Dios. Dios es el creador perfecto, el Amor infinito, que establece y continúa Su creación sobre el fundamento de la ley divina. La ley de Dios determina que todo lo que Él crea debe expresar al creador. Y Dios nos ha creado a cada uno de nosotros. Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, lo dice de este modo: "Dios modela todas las cosas conforme a Su semejanza. La Vida se refleja en existencia, la Verdad en veracidad, Dios en bondad, las cuales imparten la paz y permanencia que les son propias... El hombre y la mujer, coexistentes y eternos con Dios, reflejan eternamente, en calidad glorificada, al infinito Padre-Madre Dios".Ciencia y Salud, pág. 516.

La pureza de pensamiento y acción cumple un papel de vital importancia en nuestro bienestar y progreso

¿Puede haber una base más sólida para el respeto propio, o para establecerlo, si sentimos que lo hemos perdido? Si sabemos que somos los hijos de Dios, Su expresión y reflejo amados, no podemos evitar sentirnos bien con nosotros mismos. ¡Dios nos hizo! No como un mortal inclinado al pecado, sino como Su imagen espiritual, sin mancha alguna. Reflejamos a Dios en pureza, amor, integridad, fidelidad, inclinados a lo espiritual, con verdadera belleza de carácter. De modo que debemos ser buenos como Él. Eso es algo muy especial.

Y al mismo tiempo que comprendemos esta verdad sobre nosotros mismos, vemos que ese carácter "especial" lo tienen todos los demás también. El Nuevo Testamento nos dice: "Todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas". 1 Tesalonicenses 5:5. Todos somos hijos de Dios. Alcanzar esta conciencia espiritual es estimulante y nos hace sentir mucha humildad. Entonces no sólo sentimos respeto por nosotros mismos como debemos, sino que sentimos respeto genuinamente por los demás también, por nuestro prójimo, nuestros vecinos, nuestros compañeros de trabajo, nuestro novio o novia. No es posible que queramos dañar el respeto propio de otra persona como el hijo de Dios, del mismo modo que no querríamos que dañaran el nuestro. De esta manera sentimos un respeto demasiado grande por los demás como para hacerlos sentir mal de alguna manera, porque nos estamos viendo los unos a los otros como el reflejo mismo de Dios. ¡Dios también los hizo a ellos! De modo que todos deben ser genuinamente buenos como Él.

Desde esta perspectiva, la abstinencia y la castidad tienen sentido. ¿Acaso podríamos pensar en abusar, corromper, comprometer o sacar ventaja del reflejo de Dios? ¿Acaso abusaríamos los unos de los otros como reflejos de Dios o permitiríamos ser corrompidos?

Este respeto propio — el conocernos a nosotros mismos como la creación y expresión misma de Dios — y esta preocupación por los demás, nos llevan naturalmente a tomar decisiones acertadas. Esto implica una verdadera pureza de pensamiento, móviles y acción. Y esta pureza, como el respeto propio, nunca pasa de moda. Es el fundamento mismo de quiénes somos todos.


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