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Protegido en un accidente de automóvil

Del número de agosto de 1999 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Conocí la Christian Science gracias al deseo que tuvo la madre de un querido amigo de compartir el libro Ciencia y Salud con mi madre. Al empezar a estudiar este maravilloso libro en mi adolescencia pronto percibí que el Amor divino abraza a toda la creación. Las verdades enunciadas en este libro de a poco me permitieron comprender que para Dios nada es imposible. La noción de una vida llena de limitaciones cedió a la maravillosa percepción de que Dios nos da la posibilidad de lograr todo lo bueno. Sentí que finalmente había hallado la Verdad.

En aquel entonces estaba finalizando la escuela secundaria, y la Christian Science me fue de gran ayuda, pues había aceptado tomar algunas drogas, sin percibir las graves consecuencias que eso tenía, simplemente porque algunos amigos también lo hacían. Pronoto me sentí mal, y al recurrir a la oración pude restablecer mi bienestar al comprender que todos estamos bajo el gobierno de la ley divina, la ley del Amor, que endereza nuestras veredas.

Después de casarnos mi esposa y yo decidimos ir a vivir a otra localidad en busca de un mayor contacto con la naturaleza, en medio de tranquilas montañas y de una vida sencilla, pues habíamos vivido desde que nacimos en una populosa ciudad.

En una oportunidad pude entender lo que quiso decir la Sra. Eddy cuando escribe en Ciencia y Salud: "Los accidentes son desconocidos para Dios, o Mente inmortal, y tenemos que abandonar la base mortal de la creencia y unirnos con la Mente única, a fin de cambiar la noción de la casualidad por el concepto correcto de la infalible dirección de Dios y así sacar a luz la armonía" (pág. 424). Mi auto se deslizó por el hielo y cayó en una cuneta pegando contra un terraplén. En ningún momento perdí el conocimiento aunque estuve en un estado de shock. Pero, aún en ese estado pude sentir que el amor de Dios estaba incondicionalmente siempre a mi lado. Pude salir del auto y llamar a mi madre, quien pidió ayuda mediante la oración a una practicista de la Christian Science.

Si bien tenía la cabeza aturdida, recordé lo que me había dicho la practicista: que la creación de Dios está por siempre intacta y protegida por Dios, quien es la Mente única que vela por esta creación. Durante esa larga noche comencé a sentir los efectos de la curación por medios espirituales.

Al día siguiente tuvimos que ir con mi esposa a la ciudad, que está a unos 20 km, para comprar alimentos para nuestra familia. Durante el viaje sentí en el autobús que mis costillas, con el zarandeo, me molestaban bastante, sin embargo no recurrí a medicina material alguna en ningún momento. A los 2 ó 3 días pude comenzar a trabajar con alguna molestia, y aproximadamente al mes ya estaba restablecido por completo.

Quisiera agregar que fue de mucha ayuda lo que estudiamos con mi esposa en la página 475 de Ciencia y Salud sobre el hombre que Dios ha creado. Especialmente donde dice: "El hombre es idea, la imagen, del Amor; no es físico".

Ya han pasado cerca de 8 años de este incidente y no han quedado secuelas de esto. Hoy puedo hacer todo lo que hice siempre, incluso manejar sobre gruesas capas de hielo, y constantemente me siento guiado por el Amor infinito, que no conoce mal ni limitación para Su creación.


Deseo confirmar el testimonio de mi esposo, lo que ha sucedido tal como se relató. Agradecemos a la Christian Science por todas sus enseñanzas las que a lo largo de estos años nos han ayudado a criar a nuestros hijos y con las que hemos aprendido las verdades espirituales que nos sostienen.


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