Cuando era estudiante de la escuela secundaria, llevé a casa a Toby para que viviera conmigo; era tan sólo un pequeño cachorro, por lo que me sentía responsable de él. Yo vivía con otra familia, lejos de mi hogar, y cuando regresaba de la escuela allí cuidaba a una niña pequeña.
Un día decidí bañar al cachorro. Las personas para quien trabajaba pensaron que no sería una buena idea bañar a un cachorro tan pequeño, pero no les hice caso. Poco después del baño, Toby no se comportaba normalmente y lloraba sin cesar. Lamenté mucho lo que había hecho.
Era alumna de la Escuela Dominical de la Christian Science, y había aprendido que las verdades de la Biblia y de Ciencia y Salud, me podían ayudar a saber cómo sanar a otros. Había aprendido que Dios cuida a todos, incluso a los cachorros; así que la mayor parte de la noche estuve sentada en la cama con Toby, orando por él.
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