Un domingo por la noche estaba lavando los platos, y me empezó a doler la garganta. El dolor era tan intenso que me resultaba difícil sentir cualquier otra cosa. Pensé en la clase de la Escuela Dominical de esa mañana. Me había gustado mucho porque habíamos hablado de Dios, los Diez Mandamientos y que el hombre es la imagen de Dios.
Le conté a mi mamá cómo me sentía, y me dijo:
Si dibujas un muñeco en un pedazo de papel, ¿puede desprenderse y salir corriendo?
—¿Por qué no llamas a tu abuela? Y así lo hice.
Después que le conté lo que ocurría, le pregunté:
— Abuelita, ¿puedes orar por mí?
— Por supuesto que lo haré — me contestó—. Luego me preguntó: — Si dibujas un muñeco en un pedazo de papel, ¿puede desprenderse del papel y salir corriendo? ¿Puede jugar, cantar o cambiar de algún modo?
— No — le dije.
— Tú sabes que eres la imagen de Dios, una idea espiritual creada por Dios — dijo mi abuelita —. Y Dios es el único poder que existe. Como la idea espiritual de Dios, ¿puedes acaso expresar una imagen de enfermedad, que Dios nunca creó, y hacer que sea real?
— No — contesté, pensando en lo que mi abuelita estaba diciendo.
— Claro que no, porque existe un solo poder, Dios, no dos poderes, Dios y algo malo llamado enfermedad. Dios es bueno y te quiere mucho y sólo te trae el bien.
Luego hablamos acerca del sol.
— Durante el día, el sol nos da mucha luz — dijo mi abuelita —. También nos da calor. Pero, ¿pierde el sol su poder de brillar por la noche?
— No, abuelita. Lo que ocurre es que no lo podemos ver.
— Correcto. Es que la Tierra ha girado.
Luego mi abuelita me explicó que no es que por la noche el sol haya desaparecido o haya dejado de brillar. Porque nunca deja de brillar. Y me contó que durante la noche la luna nos recuerda que el sol sigue brillando allí arriba. La luna refleja la luz del sol de día y de noche.
— Mami tiene una luz de noche encendida para que los pequeños vean que no hay nada extraño en el cuarto — continuó mi abuelita —. Del mismo modo, la bondad de Dios siempre te pertenece porque Dios es reflejado en lo que Él hace. Tú no fuiste hecho para estar enfermo o tener miedo. No puedes ser diferente de la manera perfecta en que Dios te hizo.
Después que terminamos de hablar, me metí en la cama. Puse los "cassettes de Dios". Mi mamá entró y se sentó en la cama y me habló sobre lo poderoso que es el amor de Dios, y que no hay lugar para el error. Cerré los ojos y cuando los volví a abrir, era de mañana.
Mi abuelita me llamó. Le dije que me sentía muy bien, y que nevaba tanto que no tenía que ir a la escuela. Iba a salir a jugar con la nieve.
Nota de la abuela:
Después de hablar con Joshua tomé mi Biblia. El primer capítulo en Génesis, dice: "Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó". Génesis 1:27. Declaré y comprendí que esto era verdad sobre Joshua en ese mismo momento.
También oré con esta cita de Ciencia y Salud: "Sólo hay una única causa primordial. Por lo tanto, no puede haber efecto de ninguna otra causa, y no puede haber realidad en nada que no proceda de esa causa grande y única".Ciencia y Salud, pág. 207.
Esa noche hablé con la mamá de Joshua y me dijo que estaba durmiendo plácidamente. Cuando llamé a la mañana siguiente, todo estaba bien.