Un domingo por la noche estaba lavando los platos, y me empezó a doler la garganta. El dolor era tan intenso que me resultaba difícil sentir cualquier otra cosa. Pensé en la clase de la Escuela Dominical de esa mañana. Me había gustado mucho porque habíamos hablado de Dios, los Diez Mandamientos y que el hombre es la imagen de Dios.
Le conté a mi mamá cómo me sentía, y me dijo:
Si dibujas un muñeco en un pedazo de papel, ¿puede desprenderse y salir corriendo?
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