Vuelvo a nacer,
vuelvo a vivir,
vuelvo a reír.
Dormida yo estaba;
mi mente vacía,
dolor me traía,
hasta que no pude más,
y a los brazos del Amor
me volví.
Aquel día sentí que nacía,
que vivía, que reía,
rodeada de amor y alegría
me vi.
Con gratitud, hoy puedo decir:
“Gracias Dios mío”
por tu amor inefable.
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