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Reformadora y fundadora de una iglesia

Del número de enero de 2000 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

The Christian Science Journal


Esfuerzos heroicos,
ofrendas heroicas

La Vida De Casi todo gran reformador religioso sigue un camino normalmente conocido en mitología como la travesía del héroe. El héroe abandona la comodidad y seguridad de su hogar y se embarca en una aventura hacia un territorio desconocido. Durante ese período en el “desierto”, enfrenta pruebas que requieren de un dominio que va más allá de lo aprendido hasta entonces. Al tomar conciencia de una fuente más elevada de sabiduría, que los cristianos conocen como Dios, obtiene la victoria, logra iluminarse, y el héroe regresa al mundo, transformado, con algo valioso para dar a los demás.

La vida de Mary Baker Eddy sigue este camino en cierta forma. Además se convence de que las curaciones bíblicas logradas por el poder de Dios, curaciones que desafían toda ley de la física o la medicina, tienen una explicación científica. Descubrió esta explicación por medio de la oración y el estudio de la Biblia, lo que no sólo restableció su salud, sino la de muchos que solicitaron su ayuda.

Así, después de años de luchas en el “desierto”, finalmente derrotó al dragón de la enfermedad crónica y obtuvo una percepción más profunda de la naturaleza de Dios y el universo. Es lo que ella decide hacer con el conocimiento obtenido, lo que la pone en el mapa como figura pública. En su autobiografía, Retrospección e Introspección, escribe: “El móvil de mis primeros esfuerzos jamás ha cambiado. Era aliviar los sufrimientos de la humanidad mediante un sistema sanitario que incluyera toda reforma moral y religiosa”.Ret., pág. 30.

No obstante, el mundo no aceptó de inmediato lo que ella tenía para ofrecer. El patriarcado religioso establecido no estaba dispuesto a creer que Dios revelaría algo de tanta importancia por medio de una mujer. Un incidente ocurrido cuando dio conferencias en Rhode Island muestra su labor sanadora y la recepción que tuvo. Estando allí, visitó a una mujer embarazada que sufría a causa de una lesión producida durante una operación quirúrgica que tuvo cuando nació su último hijo. Le habían dicho que no podría tener más hijos. Los médicos se habían dado por vencidos, y ella estaba tan cerca de morir que ya habían preparado la ropa para su entierro. La Sra. Eddy se acercó a su cama y oró. En unos quince minutos la enferma se levantó de la cama y se vistió. Estaba sana. Su hijo nació más adelante sin ningún problema, pesando doce libras. La madre le escribió a la Sra. Eddy: “Nunca antes había sufrido tan poco al dar a luz”. En lugar de regocijarse por la recuperación de esta mujer, los médicos y miembros del clero de esa ciudad, hicieron que se quitaran los anuncios de la próxima conferencia que iba a dar la Sra. Eddy y se negaron a permitirle hablar en sus salones e iglesias.Ibid., pág. 40.

Ella descubre que las curaciones bíblicas logradas por el poder de Dios, tienen una explicación científica.

Ella esperaba que su descubrimiento sería bien recibido por las iglesias ya establecidas. Pero fue muy claro que para lograr su propósito de aliviar el sufrimiento del mundo, iba a tener que comenzar su propia iglesia. Según ella: fundó “una iglesia destinada a conmemorar la palabra y las obras de nuestro Maestro [Cristo Jesús], la cual habría de restablecer el cristianismo primitivo y su perdido elemento de curación”.Manual de la Iglesia, pág. 17.

(Extracto del artículo publicado en The Christian Science Journal .

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