Los Festejos navideños suelen ser muy gratos para todos, cuando estamos con familiares y amigos, especialmente si hay regalos. Y además pueden ser de gran provecho espiritual, si nos disponemos a recibir en nuestro corazón el mensaje de la Navidad. el verdadero regalo. Dios es la fuente de todo el bien, y como es Amor, sabe qué necesita cada uno de Sus hijos, y nos tiene preparado a cada uno el regalo más maravilloso. La sustancia de este regalo es la comprensión espiritual.
Siempre me gustó pensar que los regalos navideños son un símbolo de las ideas que Dios nos da para enriquecernos y comenzar un nuevo año con inspiración y alegría. Pero los anuncios publicitarios y los arduos preparativos para las reuniones familiares a veces pueden dirigir nuestra atención hacia el aspecto material de los regalos y los festejos navideños. En un artículo titulado “Qué significa para mí la Navidad”, Mary Baker Eddy nos alerta: “Los regalos y diversiones materiales tienden a borrar la idea espiritual en la consciencia, dejándolo a uno solo y sin Su gloria”.The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany, pág. 262.
Reflexionando sobre estas palabras, pude ver que esto no significa que debemos dejar de expresar gozo y amor hacia nuestros familiares y amigos que gustan reunirse, o no disfrutar de una cena amena con ellos, sino que no debemos permitir que nuestro pensamiento se inquiete y pierda así el dominio que Dios nos ha otorgado. Podemos hacer todos los preparativos necesarios al tiempo que nuestro pensamiento se eleva para recrearse en ideas espirituales.
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