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Nuestro regalo de Navidad

Del número de diciembre de 2000 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Los Festejos navideños suelen ser muy gratos para todos, cuando estamos con familiares y amigos, especialmente si hay regalos. Y además pueden ser de gran provecho espiritual, si nos disponemos a recibir en nuestro corazón el mensaje de la Navidad. el verdadero regalo. Dios es la fuente de todo el bien, y como es Amor, sabe qué necesita cada uno de Sus hijos, y nos tiene preparado a cada uno el regalo más maravilloso. La sustancia de este regalo es la comprensión espiritual.

Siempre me gustó pensar que los regalos navideños son un símbolo de las ideas que Dios nos da para enriquecernos y comenzar un nuevo año con inspiración y alegría. Pero los anuncios publicitarios y los arduos preparativos para las reuniones familiares a veces pueden dirigir nuestra atención hacia el aspecto material de los regalos y los festejos navideños. En un artículo titulado “Qué significa para mí la Navidad”, Mary Baker Eddy nos alerta: “Los regalos y diversiones materiales tienden a borrar la idea espiritual en la consciencia, dejándolo a uno solo y sin Su gloria”.The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany, pág. 262.

Reflexionando sobre estas palabras, pude ver que esto no significa que debemos dejar de expresar gozo y amor hacia nuestros familiares y amigos que gustan reunirse, o no disfrutar de una cena amena con ellos, sino que no debemos permitir que nuestro pensamiento se inquiete y pierda así el dominio que Dios nos ha otorgado. Podemos hacer todos los preparativos necesarios al tiempo que nuestro pensamiento se eleva para recrearse en ideas espirituales.

El mantenerse alerta puede ser una clave para evitar que los preparativos materiales acaparen toda nuestra atención, usurpando así el lugar que siempre debe tener Dios en el pensamiento. Es preciso volver con frecuencia nuestra atención a Dios y sus ideas espirituales para evitar ser hipnotizados por los mensajes multicolores de los anuncios, y los afanes que pretenderían materializar el festejo de la Navidad, dándole un carácter meramente social.

Además, podemos asegurarnos de que un regalo o diversión no sea meramente material, revisando los móviles. Un regalo o diversión es meramente material cuando el móvil es sólo el grado de placer que obtenemos de ello. Pero si el móvil es expresar mejor las cualidades espirituales de Dios, tales como gozo, amor, benevolencia, generosidad, entonces son verdaderos regalos espirituales que bendicen a quien los da y a quien los recibe.

El verdadero regalo, y el más valioso, es siempre una mayor comprensión espiritual de Dios y Su creación. Pero ¿cómo podemos hacer para recibir más comprensión espiritual durante esos días tan activos? La Sra. Eddy nos cuenta el modo en que ella elegía pasar esa fecha: “Me gusta observar la Navidad en quietud, humildad, benevolencia, amor, dejando que la buena voluntad para con los hombres, el silencio elocuente, la oración y la alabanza expresen mi concepto del aparecimiento de la Verdad”. Ibid., pág. 262.

En una ocasión pude comprobar en mi propia experiencia lo práctica que es la oración. Comprendí que el poner a Dios primero en mi pensamiento y estar atento a recibir las dádivas divinas, produjo los ajustes necesarios en mi vida para que una situación que me preocupaba se resolviera.

Estaba próxima la fiesta de Navidad y nos avisaron que debíamos irnos de la casa que alquilábamos con mi esposa, pues sus dueños deseaban tenerla disponible para el turismo. Era lo que pasaba con la mayoría de las viviendas de alquiler. Parecía que no tendríamos lugar para vivir los próximos meses. Hacía muy poco que nos habíamos mudado a esa localidad cordillerana, y estábamos a casi 2000 km de nuestra ciudad natal y por ende de nuestros familiares y amigos.

Cuando faltaban quince días para mudarnos comencé a sentirme realmente inquieto y angustiado. No teníamos a dónde ir. Pero un mensaje angelical vino a mi pensamiento y me trajo alivio, y luego la solución. Supe que debía dejar por un momento de intentar resolver el problema desde el punto de vista meramente material, y pensar en Dios. Como al día siguiente era Navidad, qué mejor que pensar en su significado espiritual. Y así lo hice. Las ideas espirituales que mantuve en mi pensamiento sobre la importancia del advenimiento de Cristo Jesús, me llenaron de paz.

Una señora a la cual conocíamos desde hacía poco tiempo nos había invitado a pasar la Nochebuena con ella. Nos dijo: “Yo sé que para ustedes, al igual que para mí, es muy importante el significado espiritual de esta festividad y que prefieren disfrutar de ella en forma sencilla e inspirada, así que me gustaría que la disfrutáramos juntos”. Las ideas renovadoras, el amor práctico y la sencillez de esa velada, nos trajeron claridad y nuevas expectativas del bien. Pero esto no quedó allí. Al día siguiente le contamos a nuestra nueva amiga lo que nos estaba ocurriendo con la vivienda. De inmediato nos ofreció prestarnos una casita sin que tuviéramos que pagar renta por ella. Dijo que estaría feliz de que viviéramos allí. La espiritualización de la conciencia mostró ser una acción concreta y práctica y trajo soluciones a nuestra situación.

Esa experiencia fue para nosotros un verdadero regalo de Navidad, que nos demostró que Dios está siempre cuidando de Su creación y que siempre nos va dando todo lo que necesitamos, mientras avanzamos en nuestro camino, cambiando la visión material del mundo por las ideas inspiradas de la verdadera creación espiritual.

A partir de esa mudanza, que no fue sólo física, sino también mental, se abrieron nuevas posibilidades laborales para mi esposa y para mí. Pronto pude comenzar a estudiar una nueva carrera. Pero estamos seguros de que lo más importante fue la expansión de nuestro pensamiento al disponernos a recibir humildemente las ideas de Dios, que cual estrella en la noche nos indican el camino y nos dan inspiración.

El mayor de los obsequios es siempre la comprensión espiritual que Dios nos da gratuita y generosamente. Como dice Santiago en su epístola: “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación”. Santiago 1:17. Ya que Dios es Espíritu, de Dios sólo pueden descender regalos espirituales de bien infinito. Podemos estar seguros de que todos y cada uno de nosotros recibiremos nuestro verdadero regalo de Navidad.

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