Tuve la inmensa fortuna de asistir a una Escuela Dominical de la Christian Science. Allí me enseñaron a conocer el amor y la omnipresencia de mi Padre-Madre Dios.
Al concluir mis años en la escuela y mi educación profesional, comenzaron lo que yo denominé los años de vagar sin rumbo. Pasé mucho tiempo en el exterior, incluyendo casi dos años en Asia, oportunidad en la que tuve contacto con muchos sistemas de creencias. Repentinamente me vi rodeada de millones de personas que pensaban de una forma diferente a la mía.
Durante ese período mis convicciones fueron sacudidas violentamente. ¿Cuál es el camino correcto?, me preguntaba a mí misma. Desafortunadamente estaba muy ocupada como para llegar al fondo de este tipo de pregunta.
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