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Un libro "sorprendente"

Del número de noviembre de 2003 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Durante mis años en la escuela primaria y secundaria, no me lucí mucho en clase. Tuve que repetir 5º, 6º y 9º grados, y en dos ocasiones no aprobé los exámenes finales de mi segundo año de secundaria. Finalmente, al no aprobarlos por segunda vez en junio, me pidieron que me fuera de la escuela. Esto ocurrió durante el año escolar 1999-2000.

Fue entonces cuando comencé a estudiar Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, un libro que hacía poco un amigo le había regalado a mi padre, quien es musulmán. El libro cambió su vida profundamente.

En lo que a mí respecta, estudiar Ciencia y Salud me ayudó a comprender más claramente que fui creada a imagen y semejanza de Dios, y eso quería decir que no estaba limitada intelectualmente. En muchos lugares el libro pone énfasis en el hecho de que reflejamos el potencial infinito de Dios porque Él es Mente, y cada uno de nosotros tiene esta mente. Me di cuenta de que yo no necesitaba ser víctima de rótulos como “Su inteligencia es limitada”, “No tiene capacidad para asistir a la escuela” o “Ella nunca podrá salir bien en sus estudios”. Todo lo contrario.

El hecho es que cuanto más comprendemos y confiamos en Dios, más podemos esperar que sean mejores nuestros estudios en la escuela. “Las capacidades humanas se amplían y perfeccionan a medida que la humanidad obtiene el concepto verdadero del hombre y de Dios”, dice la autora del libro, Mary Baker Eddy (pág. 258).

Jesús ya había impartido este mismo mensaje cuando les dijo a sus discípulos: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer”. (Juan 15:5)

Estas ideas comenzaron a darme confianza, y durante las vacaciones de verano mi papá me inscribió en una escuela secundaria superior vocacional privada. Cuando comenzaron las clases en septiembre descubrí que comprendía todos los cursos muchísimo mejor. ¡Qué sorpresa para mí! Me sentía realmente alerta e increíblemente perspicaz. Y cuando terminaron las clases estaba ubicada en la posición 17 de un total de 74 alumnos.

A Aminata Koné le pidieron que se fuera de la escuela secundaria porque tenía muy malas calificaciones. Luego, ella encontró un libro que le permitió lograr que su vida académica cambiara por completo.

No obstante, lo más importante es que en 2001 me preparé tan sólo en un mes para dar los exámenes finales nuevamente, como estudiante independiente. Aprobé el examen la primera vez.

Hoy me sigue yendo muy bien en la escuela.

Como resultado de esto, decidí ser Científica Cristiana. Y estoy por siempre agradecida a Mary Baker Eddy, la autora de este libro increíble.

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