MI PADRE era agricultor y tenía una viña. En una oportunidad, hace unos años, utilizó un producto para fumigar las hojas. Quizá por exceso o por haberlo empleado fuera de tiempo, cuando llegó la época de la cosecha las uvas presentaban manchas que formaban como una costra. Esto hacía a las uvas impresentables ante el mercado puesto que les quitaba calidad.
Viendo a mi padre muy disgustado, le pregunté si quería que orase para encontrar una solución espiritual a esta situación y me respondió que sí. Yo tenía a mi disposición la Biblia y el libro Ciencia y Salud para encarar el problema, y el estudio de ambos me impulsó a poner toda mi confianza en la Verdad, Dios.
De la Biblia, recuerdo concretamente el pasaje de Juan, donde se menciona la vid y el pámpano. Allí Jesucristo dice: “Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador... Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto... Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho" (Juan 15:1, 5, 7).
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