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La curación metafísica

Siempre a salvo

Del número de noviembre de 2004 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


A le encantan los colores. No, ella no es pintora. Es una sanadora de la Christian Science a quien le gustan mucho las maravillas y bellezas del mundo cotidiano. "¡El color es una manifestación del Alma! Es expresivo. Es parte de mi individualidad", me dijo ella, después de que yo admirara los diversos elementos cromáticos que tiene en el departamento en Boston, Donde vivirá por un año, durante su nombramiento como Presidenta de La Iglesia Madre. No fue tan sólo el verde color de las uñas de sus pies lo que me llamó la atención. Fue la máscara africana pintada que estaba en la pared cerca del ventanal, y el florero rojo, el cristal violeta, y la figura en miniatura de Jerusalén en oro que estaban sobre la chimenea, para mencionar tan solo algunas de las cosas que Cindy ha coleccionado en sus viajes como conferenciante.

Más que nada uno ve color en la radiante sonrisa y cálida expresión de sus ojos, y lo escucha en su tranquila y reconfortante voz, cuando habla de su vida.

En la paciencia del amor no hay prisa, solo gracia.

Crecí en el sur de Chicago. De joven adulta dejé de asistir a la iglesia y tenía muchos problemas; también fui adicta a las drogas — marihuana — durante dos años. Tenía veintitantos años y era madre sola. Cuando sané del problema de las drogas mi vida cambió por completo, y quise hacer algo por la humanidad. Estaba libre. Había asumido un compromiso con Dios, y quería servirlo de cualquier manera posible.

Uno de los Salmos dice: "Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones". Salmo 46:1. Pienso que mucha gente se pregunta si esto es realmente así... para ellos.

Cuando sané de la adicción a las drogas, la presencia de Dios se transformó en algo muy real y vívido para mí. Ya no era un Dios distante, sino el Dios que estaba a mi alcance, que podía ayudarme de una manera muy práctica, que podía llegar a mí dondequiera que estuviera y elevarme espiritualmente.

Después de aquella primera curación, siempre supe que Él estaba allí para ayudarme. Me di cuenta de que yo tenía una relación constante con Su presencia, cosa que me ha demostrado una y otra vez.

Cualquiera que recurre a Dios en busca de ayuda comprobará que Él es su refugio, y se encontrará con una presencia dulce, el Consolador, que calma las tormentas.

Dices "Él". ¿Qué quieres decir con eso? ¿Qué es Dios para ti?

También podría decir Ella. Pienso en Dios en muchos términos diferentes. Él para mí significa Padre, y simboliza un proveedor o protector. Y el pronombre Ella para mí simboliza la presencia de consuelo, de madre, de cuidado y amor. De modo que a veces pienso que Dios es Él, como Padre. En otras ocasiones, pienso que Dios es Ella, como Madre. Pero también hay veces que pienso en Dios como Padre-Madre. Todo depende de qué necesito ese día. Si necesito consuelo, esa presencia Maternal está allí. Si necesito protección entonces esa presencia Paternal está allí. Y si necesito ambos, están allí presentes conmigo.

Mary Baker Eddy ofrece varias palabras y siete sinónimos para definir a Dios. Véase Ciencia y Salud, pág. 465. Pero según parece hay algo especial para ti en ese concepto de Padre-Madre.

Para mí Padre-Madre, en comparación con los otros nombres para Dios, tiene más color, más definición, me brinda más consuelo y me hace sentir mejor la presencia de Dios. No obstante, cada uno de Sus nombres es especial. Cuando pienso en Mente, uno de los siete sinónimos, pienso en inteligencia, en la sabiduría y dirección infalible de Dios. Cuando pienso en Alma, pienso en color, y la expresión multifacética de la creatividad, belleza y armonía divinas, que brillan en nuestra vida. Cuando fui conferenciante, el Amor se transformó en algo muy especial para mí porque quería expresar el amor de Dios en cada conferencia. Me di cuenta de que es Su amor el que produce la curación, así que me esforzaba por ser una clara transparencia del Amor.

Creo que siempre hay ocasiones en que todos tenemos un concepto de Dios que queremos adoptar, profundizar y definir, y luego vivirlo. Como si uno quisiera revestirse de él. Por ejemplo, si te preguntas ¿Qué significa "estar revestida de Amor"? Para mí quiere decir que yo debo perdonar, ser paciente, y comportarme con gracia. Considero que esas tres palabras son muy poderosas. Piensa en la gracia del Amor — no hay ofensa, sólo perdón. Piensa en la paciencia del Amor — no hay prisa, sólo gracia. De modo que cuando estás "revestido del amor", y alguien que está luchando con algún problema te llama, realmente puedes escucharlo. Aunque ya hubieras hecho tus planes, los dejas de lado para escuchar a esa persona. Realmente pones de lado tu propio yo, y dices: "Soy todo oídos, cuéntame. Estoy aquí para ayudarte". Para mí eso es tener paciencia y gracia.

Para poder sanar a alguien necesito tener esa conexión con el Amor, de manera que cuando atienda el teléfono y diga "Hola", esa persona sienta mi afecto. Es el amor el que lo liberará. No es un sentido humano de amor, sino un sentido espiritual del amor imparcial de Dios por la humanidad, por Sus hijos.

Comprendí que yo necesitaba verlo a él de manera diferente.

¿Puedes darme algún ejemplo de esas ocasiones en que alguien llama y tú respondes con esa expectativa del Amor divino que sana?

En una oportunidad estaba en Trinidad, en la playa, de pie sobre la arena, y una señora me llamó por teléfono. Ella tenía seis o siete meses de embarazo, y me dijo: "Me siento muy enferma". Yo le dije que oraría, y así lo hice. Quince minutos después me volvió a llamar y me dijo: "Ya estoy bien".

Yo oré por el temor que esa mamá sentía, no por la gravedad del problema. Creo que como ella estaba embarazada, no sólo estaba preocupada por su vida, sino por la del bebé.

Así que yo estaba pensando en la madre y en el niño juntos, y en el temor que ella tenía por los dos. Pero no lo acepté, sino que permití que Dios lo echara fuera. La Biblia dice: "En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor". 1 Juan 4:18. Yo sabía que Dios es Todo, que el Amor es Todo, de manera que lo que esta madre temía no podía estar ocurriendo en realidad. Yo estaba tan convencida de esa verdad como nunca antes lo había estado. La clave es tener esa percepción inmediata de que Dios es Todo; y eso es suficiente. Así que cuando ella me volvió a llamar no me sorprendió para nada su respuesta.

Pasemos ahora a una pregunta muy apremiante en el mundo de hoy si lo relacionamos con el terrorismo. ¿Acaso Dios es "nuestro pronto auxilio" ante las tribulaciones?

Nos podemos sentir aterrorizados de muchas maneras y por muchas personas diferentes. Puede ser el temor actual por Osama bin Laden. Podría ser el temor a un jefe en el trabajo o a tu cónyuge en tu propia casa. Puede provenir de cualquiera de esas perspectivas. Todo es lo mismo, un temor extremo que no nos permite ver que Dios es "nuestro amparo y fortaleza en las tribulaciones". No obstante, cuando comenzamos a avanzar en esa dirección y empezamos a conocer a Dios aunque sea un poquito mejor, entonces el temor comienza a disminuir, y podemos percibir que en Sus brazos hay seguridad y protección.

Yo estuve casada, luchando contra el abuso. Y siempre me había preguntado qué ocurriría si viera a mi ex marido caminando por la calle, ¿me sentiría segura? Un día, tomé un autobús en el centro de Chicago, y unas diez cuadras más adelante él subió, pero no me vio, aunque pasó a mi lado. Para mí, Dios me estaba demostrando que Él era mi escudo y fortaleza.

Cuando me bajé del autobús sonreí y suspiré nuevamente sintiendo con toda certeza que Dios, esa presencia divina, estaba allí conmigo, para protegerme. Y eso me demostró que dondequiera que estuviera mi ex marido, yo siempre estaría a salvo.

Pero esto también me hizo comprender que necesitaba verlo a él de manera diferente. Cuando nos sentimos aterrorizados, el cambio tiene que provenir de la manera en que vemos a aquellos que pensamos que son los abusadores o los villanos. Cuando cambiamos nuestro punto de vista sobre los demás, también cambiamos la manera de vernos a nosotros mismos. Desde ese entonces, mi relación con mi ex marido cambió totalmente. Si él subiera al autobús hoy yo le diría: "Hola, ¿cómo estás?" Y él respondería a mi saludo.

Cuando hablas de cambiar nuestro punto de vista sobre los demás, ¿a qué te refieres?

Por ejemplo, yo veía a mi ex marido como alguien que quería y podía hacerme daño; o era incapaz de controlar su ira, su temperamento. Y me veía a mí misma como una mujer débil y frágil. Tuve que cambiar esas dos imágenes. Entonces comencé a verlo como mi hermano, y a mí misma como su hermana. Y un día se lo dije.

Ustedes tienen el mismo Madre-Padre.

Sí. Y también le manifesté eso un día, y me respondió: "Yo sé que así es como me ves". Y le pregunté: "¿No es así como tú me ves a mí?" Y me contestó: "No, pero no puedo dejar de reconocer la forma en que tú lo haces". De modo que él percibió que yo lo estaba viendo espiritualmente, y en cambio él me veía materialmente. Y eso fue lo que me dijo: "Yo te veo como una mujer, te veo como mi ex esposa. Pero tú tienes un concepto más elevado de mí". De manera que lo reconoció. Y yo supe que ésa era mi protección. Pero, ¿no es acaso ésa la protección de todos?

Para mí, fue una lección de humildad, de ceder a Dios, y confiar en el Padre-Madre en busca de ayuda y seguridad. Y ése es siempre el conflicto; podemos ver la vida como mi voluntad, mi manera de ver las cosas, o bien podemos verlo como la voluntad de Dios y Su modo de ver las cosas. Y cuando uno lo aprecia así, surge una solución que bendice a todos.

Para mí, bendecir y respetar son la misma cosa, porque uno está realmente manteniendo en alto la integridad y dignidad de las personas. A veces no lo logras porque no lo has podido hacer por ti mismo. Pero cuando comienzas a ver el bien que está dentro de ti, y comienzas a respetar esa revelación, entonces podrás hacerlo por alguien más. Y cuando lo haces por alguien más, aunque esa persona no lo reconozca, lo comprenda o tenga conciencia de ello, produce un impacto en su vida.

Con esto quieres decir que ver la bondad de la gente, su semejanza con Dios, es un poder sanador que termina con todo tipo de guerras, domésticas, físicas, incluso con las internacionales. Así que todos podemos contribuir a reducir el terrorismo en nuestra vida diaria, porque Dios es nuestra fortaleza, nuestro "pronto auxilio en las tribulaciones".

Así es. Termina con las guerras, tiene que hacerlo. No es un sentido personal de seguridad. Nunca vamos a estar a salvo si todos tenemos nuestras propias zonas de seguridad, o redes de seguridad personales. Estamos a salvo cuando comprendemos que estamos juntos en todo esto. Un Padre. Una Madre.

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