Los rayos del sol empezaban a filtrarse por entre las viejas cortinas de la casa. Ésa sería una mañana maravillosa, ya que cambiaría rotundamente la vida de una mujer llamada Helen Martins. Entonces sólo puede haber sido una mañana de cambio, una mañana de decisiones importantes, es decir, una mañana de sol.
Helen nació en 1897, en Nieu-Bethesda, Sudáfrica. Después de terminar la secundaria estudió para ser maestra. En 1920 contrajo matrimonio pero se divorció poco después. Ella continuó enseñando en el Transvaal (hoy provincia de Gauteng). Años después, fallecieron sus padres con pocos años de diferencia uno del otro, dejando a Helen sola en el mundo.
Entonces una noche se encuentra Helen sentada en su cama, y se da cuenta cuán aburrida y gris se ha vuelto su vida. Y en ese momento, cuando ella ya tenía unos 50 años, decide cambiar todo eso, y esforzarse por traer luz y color a su vida. Esa simple decisión de cambiar el ambiente en el que vive, llega a transformarse en un deseo obsesivo de expresar sus sentimientos y sueños más profundos.
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