No más violencia
La escuela 161 del barrio de Sayago, en Montevideo, Uruguay, fue, hasta 1999, muy problemática. Cuando Ana Araújo se hizo cargo de la dirección de ese establecimiento de enseñanza, entre las primeras medidas que tomó, estuvo la de cambiar las relaciones entre el personal y los niños.
“Los chicos nos pegaban, y no había maestra contenta de trabajar en este lugar”, comentó la secretaria de la escuela a la periodista de Señales, Stella Maris Pusino.
Pero últimamente, lo único que se destaca, es el trabajo. No hay más juegos bruscos ni violencia, sólo la satisfacción de ver crecer su huerta orgánica.
Ana Araújo recurrió a la Fundación Logros para que los ayudara en este emprendimiento. Ellos elaboraron los planes y los conectaron con distintas empresas que donaron lo necesario para llevar a cabo el proyecto.
Ese deseo ejemplar de ayudar, ha dado sus frutos. Actualmente, los niños han aprendido a utilizar la azada, cortar lechugas o frutillas y hasta combatir las hormigas sin agroquímicos.
Según expresó uno de los niños: “No es un juego estar en la huerta, allí no tenemos motivos para pelear. En la huerta parecemos santos”.
Fuente consultada: Revista Señales, Montevideo, Uruguay. Noviembre 2003.
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