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Para niños

nuestro Heraldo

¡Aquí encontrarás algunos relatos de curación de niños como tú!

Del número de marzo de 2004 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Un día estaba jugando con mis dos hermanos con una cuerda afuera en el jardín, cuando de repente la cuerda me raspó muy duro el cuello.

Al principio me puse a llorar porque estaba sangrando y me dolía muchísimo. Me fui corriendo a ver a mi mamá. Ella me limpió la herida y me habló acerca de Dios. Me dijo que Él estaba siempre conmigo, incluso en ese momento. Y que Dios sólo tenía preparado el bien para mí. Que no importaba lo que había ocurrido, porque por ser el hijo de Dios yo era perfecto y no me había lastimado. Me tranquilicé y ya no me salía sangre.

Más tarde, ese mismo día, fui a mi clase de natación. Aunque cuando me metí en el agua la herida todavía me dolía, yo sabía que Dios me estaba protegiendo y manteniendo a salvo. Y pude nadar sin ningún problema.

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