Me preocupaba el despertar espiritual. Y en el paseo por la huerta, en busca de sosiego para escuchar a Dios, vi caer un dátil. Se desprendió de un cuajado racimo, allá en lo alto de unas palmas que abanicaban el viento. Y se hundió en la tierra suelta y acogedora del lindero.
Pensé: ¿Se atormentará también el dátil en su claustro de silencio preguntándose qué y cómo hace para acariciar el cielo?
Y entonces recordé: "Ni el que planta, ni el que riega, Dios es quien da el Crecimiento".. 1Cor. 3:7. Y la cita bíblica se encadenó con otra de aquel Pedro que aprendió a acoger sólo los pensamientos de Dios: "Jesús Nazareno, ...al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella".. Hechos 2:24.
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