En 1970 yo trabajaba como Ingeniero de Tráfico aéreo en un aeropuerto local. Debido a la naturaleza de mi empleo hacía distintos turnos y eso me permitía tener cierto tiempo libre. En aquella época, el terrorismo que sufría irlanda del norte había comenzado a aumentar considerablemente. A consecuencia de los bombardeos y disparos que se producían, el gobierno creó una Policía de Reserva de Medio tiempo, para ayudar a la Policía Real del Ulster. Aunque estaba muy consciente del peligro, puesto que uno de mis vecinos que era oficial de policía había sido asesinado por el IRA, sentí que era mi obligación ofrecer parte de mi tiempo libre en servicio del país y ful aceptado en la Reserva.
Me asignaron a una estación de policía cercana a mi casa en una parte de Belfast relativamente pacífica, aunque ya había sufrido varios incidentes con bombas. No obstante, no estaba demasiado preocupado por mi seguridad. Siempre me había gustado el Salmo 91, versículo 3, que dice: "Él te librará del lazo del cazador, de la peste destructora", y luego dice en el versículo 10: "No te sobrevendrá mal, ni plaga tocará tu morada". También tenía la certeza de que el mal no es el amo del bien y que, como Mary Baker Eddy escribe en Ciencia y Salud, "Si estás revestido de la panoplia del Amor, el odio humano no puede tocarte" (pág. 571). Después me enteré de que las oraciones de mi esposa eran aún más intensas. Cada vez que me ponía el uniforme y salía rumbo al trabajo, ella se esforzaba por conocer la Verdad para protegerme. Siempre oramos por nosotros teniendo en cuenta a la comunidad y a las demás personas.
En una ocasión, terminé mi turno a las 11 de la noche y me relevó un colega, quien me acompañó y cerró la puerta de la estación de policía cuando salí. Me quedé por algún tiempo charlando con él a través de la barrera de seguridad, parado directamente entre él y la calle. De pronto se escucharon los disparos de un arma automática, me di vuelta y vi los fogonazos de los disparos que venían hacia mí desde un automóvil en la carretera, a menos de 6 metros de distancia. Estaba atrapado, no podía volver a entrar a la Estación de Policía, sólo podía avanzar hacia los atacantes. El auto aceleró y se alejó del lugar. De pronto me di cuenta de que mi colega estaba en el suelo herido, ya que había recibido varios disparos. Lo inexplicable fue que aunque mi cuerpo lo estaba protegiendo de las balas que provenían de la calle, pasándome a pocos centímetros, al ponerme de costado para ver lo que ocurría, ninguna de ellas me había tocado afortunadamente, el otro oficial se recuperó totalmente de las heridas recibidas.
Algo que me sorprendió e inspiró mucho de este incidente, aparte de sentirme agradecido por la protección que tuve en el momento, fue que aunque estaba armado no tuve el instinto de responder a los terroristas ni de hacerles daño.
En otra ocasión, estaba de guardia afuera de la estación cuando un francotirador nos atacó. Nadie salió herido.
Los terroristas me habían puesto en la lista negra.
Semanas después, por alguna razón un día me retrasé en casa, antes de comenzar mi turno a las 7 de la noche. Cuando llegué a la estación de policía había mucho revuelo. Ocurrió que minutos antes había sido atacada por un lanzacohetes del IRA. Trágicamente, durante mi servicio en la Estación de Policía algunos oficiales fueron asesinados o heridos por grupos terroristas, y en el tiempo que duró esa guerra tan prolongada, cientos de oficiales de policía y personal del ejército perdieron la vida, estando en funciones o no, por toda la provincia. Al verlo en retrospectiva comprendo que la Verdad y el Amor, y nuestra percepción de ellos en nuestras oraciones, me brindaron protección durante un período peligroso en la historia de nuestro país. También, al mismo tiempo, varias sucursales del negocio de nuestra familia sufrieron tan sólo pequeños daños, durante la intensa campaña de bombardeos contra el sector comercial de Irlanda del Norte.
Años después de dejar la Reserva de la Policía y cuando estaba jubilado de mi carrera de aviador nos visitó un funcionario de la base policial local y nos aconsejó que nos mudáramos de inmediato. Una fuente de inteligencia les había informado que mi nombre estaba en la "Lista negra" de una organización terrorista que había iniciado una campaña en contra de los Carceleros de la Prisión una de ellos ya había sido asesinado en la puerta misma de su casa. Aparentemente yo estaba en la lista como carcelero, aunque nunca había trabajado de eso. Muchas veces tenían la dirección y la persona equivocada, y se cometían muchos asesinatos debido a la información errada que tenían los terroristas. Entonces mi familia y yo nos fuimos y nos quedamos por un tiempo en casa de unos amigos.
Poco después, nuestra familia fue reubicada en las afueras de Belfast, a una zona semirrural, justo a donde habíamos estado haciendo planes de mudarnos desde mi jubilación. También conseguimos una hermosa y espaciosa casa, resultado de las oraciones que hicimos con diligencia durante el período que sufrimos de amenazas y tuvimos que desaparecer, oraciones en las que afirmábamos que el Señor (el Amor), el Altísimo era nuestra habitación (véase Salmo 91:1).
Mi esposa y yo hemos probado a lo largo de muchos años de adherirnos con lealtad y firmeza a las enseñanzas de la Christian Science, que podemos experimentar el Amor infinito, el único poder, el cual puede superar cualquier desafío que tengamos a diario, ya sea un peligro que atente contra nuestra vida, o problemas de salud o provisión.
Hoy estamos muy agradecidos de vivir en el campo y poder despertarnos todas las mañanas con el alegre canto de los pájaros.