Era un día hermoso de otoño cuando iba yo caminando por una calle cerca de la estación central de Ámsterdam. Estaba regresando a Indonesia, después de pasar un mes maravilloso de visita en casa de mi hermana en Suiza. Estaba muy agradecida de poder visitar esta ciudad con sus hermosos edificios antiguos y pintorescos canales.
En ese momento me pregunté porqué esa calle por la que estaba caminando estaba tan desolada. Me sentí contenta cuando un amigable caballero me saludó. Me dio el valor para preguntarle si estaba en la calle correcta para ira a la estación. Me dijo que sí, pero que lamentablemente no había elegido el camino más seguro. Me dijo que agradecía que nada malo me hubiese ocurrido, y se ofreció a indicarme otra calle que era mucho más segura.
Al aceptar con mucha gratitud si ayuda, en silencio le agradecí a Dios por haberme protegido de cualquier peligro del que yo no estuviera consciente.
Cada vez que recuerdo esta experiencia agradezco a Dios por rodear a todos Sus hijos en Su amoroso cuidado protector.
Mediante mi estudio de la Christian Science, he aprendido que el amor de Dios es imparcial y universal. Nadie está excluido de él. Incluso si cometemos equivocaciones, Dios gentilmente nos dirige y nos guía hacia el camino correcto. Ninguno de nosotros puede estar fuera del amor de Dios.
En este contexto, me encanta leer una historia de la Biblia en particular, que se encuentra en 2 de Reyes 6:8-23.
En una época, el rey de Siria planeó una guerra en contra de los israelitas. Sin embargo, su plan no tuvo éxito porque Eliseo, el profeta, sabía lo que el rey decía incluso en sus aposentos privados. Entonces el rey buscó a Eliseo con el fin de matralo. Pero nuevamente falló en su intento porque Eliseo guió al ejército sirio a Samaria después de haberlos cegado. No obstante, ninguno de ellos fue muerto. Después de que su vista les fue restaurada los soldados fueron bien atendidos y recibieron suficiente comida y bebida, y finalmente regresaron a su patria. La Biblia concluye el relato diciendo: "Y nunca más vinieron bandas armadas de Siria a la tierra de Israel".
Lo que se consideraba una guerra terminó en paz sin que se derramara sangre en ninguno de los lados. Todos ellos fueron protegidos, sin importar si se consideraban amigos o enemigos.
El Amor: un refugio protector.
Puesto que el amor y la protección de Dios es infinita y eterna, podemos experimentarla en cualquier momento allí mismo donde nos encontramos.
En el año 2001, las amenazas de bombas produjeron mucho miedo en Bandung, capital de Java, una de las principales islas de Indonesia. Casi todas las semanas mi esposo y yo manejamos una gran distancia para asistir a los servicios religiosos de la pequeña sociedad de la Christian Science que hay allí. En nuestro camino de ida y de vuelta pasamos por una calle de dos carriles a través de una linda zona urbanizada. Me gusta esta área porque tiene una atmósfera muy agradable. Los vendedores de comida van con sus carritos de casa en casa, mientras los niños juegan a salvo en las aceras.
No obstante, un domingo por la mañana tuvimos que ir a visitar a unos parientes después de la iglesia. Esa noche una amiga de la iglesia nos vino a ver y nos preguntó a qué hora habíamos regresado a casa. Cuando le dijimos la hora, nos dijo que realmente habíamos sido muy protegidos, porque cerca de una hora después una bomba había explotado en una de las casas que está en la calle por la que siempre pasamos.
La case de esta amiga está bastante cerca del lugar donde explotó la bomba. La explosión hizo entrar en pánico a todo el vecindario, y la gente salió corriendo de sus casas. Sin embargo, nadie fue herido en el incidente. La casa donde explotó la casa estaba vacía. Como resultado de las investigaciones de la policía, se descubrieron varias bombas sin explotar allí. Ningún automóvil ni otro vehículo estaba pasando por el lugar en el momento de la explosión. Ningún vendedor estaba en las cercanías y ningún niño estaba jugando afuera.
La policía actuó con mucha prontitud y dio los pasos necesarios para proteger la zona. Hasta el día de hoy, esa área sigue siendo muy segura.
La Fundadora de la Christian Science, Mary Baker Eddy, habla del amor y la protección de Dios, en un hermoso poema titulado "La oración vespertina de la madre":
"Amor, refugio nuestro, no he de creer
el lazo que nos pueda hacer caer;
habita con nosotros el Señor,
Su brazo nos rodea con amor".
(Véase Escritos Misceláneos, pág. 389.)
Éste es el Amor que nos rodea y que todos podemos experimentar.